Capítulo 1 - El viaje

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Apuesto lo que sea a que no existe nadie con tan mala suerte como yo. Lo que me ha pasado en la vida era inexplicable, aunque a veces pienso que solo estoy reciclando el mal karma de mi madre. Puede que las malas opciones que haya elegido en su vida son la razón de mis desgracias, pues ella había sido la afortunada de no pagar con nada de esto. En cambio, a mí, demasiadas cosas desagradables me habían pasado en un corto periodo de tiempo, y, lo peor de todo, es que no he hecho nada para que todo aquello suceda.

Yo solo he vivido mi vida cómo mis padres querían, obedeciendo hasta cuándo mi padre me echó de casa, varios días después de la muerte de mi madre. Mi vida había cambiado, e iba a cambiar, y no había manera alguna de solucionarlo o prevenirlo. No me generaba drama alguno, y solo lo iba a asumir, o al menos eso quería creer. Igualmente, como dije, mi vida tenía que cambiar, empezando por mi lugar de residencia.

Era un día 29 de septiembre. Un domingo a las siete de la mañana, porque los trenes a mi lugar de destino solo pasaban a esa hora si quería llegar antes de comer. Aunque no os estoy contando lo más gracioso. Yo me dirigía a Stardust, un pueblecito costero de no muchos habitantes, en donde vivía mi querido abuelo materno Bruce. Suelo llamarle el "Abuelo Bruce", ya que así lo llamaba mi madre, y todo el pueblo. Ese hombre es el único que había decidido acogerme, ya que toda la familia de mi padre me repudió, y mi madre no tenía hermanos.

La cosa es que Stardust era un lugar peculiar, ya que para llegar tenías que hacer casi un camino santo porque la estación estaba en el pueblo al lado, Sunville, que tenía muchos más habitantes y por lo cual podrían permitirse tener una parada útil tres veces al día. La cosa es que de Sunville a Stardust había alrededor de diez a quince minutos en coche. Recalco, en coche, algo que no voy a tener.

El coche de mi abuelo se había estropeado, por lo cual no tenía a nadie que pudiera llevarme a Stardust desde allí. Lo peor de todo es que llevaba una maleta tan grande como yo, y una mochila de deporte también llena de cosas. Si no llevaba como cincuenta kilos de equipaje, no llevaba nada. Aún así, había dejado algunas cosas en casa de mi padre, el cual dijo "ya te las enviaré". Seguro que las quema. Por eso, procuré en llevarme todo lo que consideraba importante, y algunas cosas que no son tan importantes, pero que mi orgullo no quería permitir que ese hombre siguiera teniéndolas. Aún así, fue imposible cargar con todo.

Por lo cual, volvemos al problema de no tener coche. Un problema bien gordo, ya que llevar los kilos que llevaba en caminos de tierra por a saber cuántos kilómetros pues no lo veía factible. Pensé en que podría pedir un taxi. El dinero que tenía guardado era para pagar a mi abuelo por las molestias que le voy a causar, pero tendría que explicarle por qué es menos de lo que debía.

Luego, estaba el problema general de que ya estaba en el tren, con todo el equipaje ocupando cuatro asientos, pensando en cómo narices iba a presentarme en casa y a explicarle bien todo lo sucedido a mi abuelo. Le expliqué solo que mi padre me echaba de casa, por lo que tendría que contarle toda la historia cuando llegase. No sabía si empezar con un "Hola abuelo, qué tal. Me quedo a vivir contigo porque mi vida es una mierda. Saludos". Posiblemente me repudie también cuando se entere de todo.

Miré por la ventana. Hacía ya media hora que solo veía campo, y campo, y más campo. Estos trenes regionales que daban un montón de vueltas por los pueblecitos me fascinaban de lo aburridos que eran. Soy un chico que llevo 17 años criándome en la ciudad. Ver un pueblo para mí es hasta gracioso. No necesitan buses, van a todos los lados caminando, las clases son de poca gente o bien juntan cursos... Fascinante. Me pregunto si en Stardust habrá mercado, o bares, o cosas así.

Nunca había ido antes a mi pueblo. Si supierais la cantidad de años que llevaba sin ver a mi abuelo, os quedaríais impresionados. Ni en el entierro de mamá le vi, ya que no fui a despedirme de ella.

Phoenix SmileDonde viven las historias. Descúbrelo ahora