Capítulo 8

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^^/ Finalmente conseguí terminr este capítulo, carajo. 

Ojala les guste ^n.n^

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Kyouya tuvo esta sensación de que debía poner una mano sobre el hombro de Ginga, o en su espalda, cuando esas palabras lo tomaron visiblemente con la guardia baja. Incluso el puma se revolvió, inquieto — ¡¿Ah?! ¿Es enserio? ¿No estarás hablando de...?

Los ojos cerúleos de Hyoma habían pasado de amables y picarescos, a decididos y desafiantes —sí, habló enserio. Al Green Hades.

Ginga no tardó más de dos segundos en responder — ¿Así que eso quieres? Interesante, acepto el reto.


Y eso dejó a todos preguntándose ¿Qué rayos es el Green Hades?

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— ¡¿Qué es esta cosa?! ¡Es un hoyo enorme! —el grito de Benkei hizo que las aves cerca del lugar salieran volando a prisa, así como puso a correr a algunos otros animalitos que estaban en las cercanías. Incluso el pequeño puma en brazos de Ginga gruñó, ya que el pelirrojo estaba a tan solo pasos de Hanawa, y sus sensibles orejitas no apreciaron el ruido.

Habían caminado tan solo unos minutos a una zona más alta, afortunadamente, pues el silencio que se quedó después del desafío lanzado por el peli-celeste era tenso.
Kyouya había ido todo el rato hasta el final, con Ginga, y su mano en la espalda baja del oji-dorado, pues podía sentir la forma en que el espíritu blader de su compañero empezaba a bullir, y sabía que lo siguiente sería importante para él.

Ahora estaban frente a un enorme agujero de color verde, reluciente, casi parecía jade en donde daba la luz y en las sombras, rivalizaba con el tono del cabello de Tategami. Era una circulo perfecto, hundido en la roca de la zona montañosa.

Madoka estaba hincada en una rodilla, en medio de Benkei y Ginga, observando la inmensidad verde frente a ella —parece que fuera a tragarnos —mencionó, asombrada.

Kenta estaba también de rodillas, al otro lado del pelirrojo, todos en la orilla elevada de la circunferencia extraña —Ginga, dime ¿qué es este lugar?

—El Green Hades —suplió el aludido —un beystadium especial que solo existe en la aldea de Koma —añadió, con una sonrisa hacia él.

El niño le regresó la mirada — ¿El Green Hades? —repitió —de lujo —Kenta bajó su mano para rozar tímidamente la superficie verde —que suave.

Kyouya, que se había quedado un poco más atrás, también miraba con asombro —casi se ve como cristal.

Madoka no perdió tiempo en sacar su computadora e investigar —miren, es moldavita.

— ¿Es di-dinamita? —malentendió Benkei, tartamudeando con nerviosismo.

—No, tonto. Es Moldavita —repitió más claramente, atrayendo la atención de todos —una roca que se forma cuando un meteorito cae en la Tierra.

— ¿Un meteorito? Así que este lugar realmente es... —reflexionó Kyouya, antes de dirigir sus ojos de vuelta a su pelirrojo.

—Un cráter meteórico —confirmó la mecánica.

Ginga seguía mirando al material verde, sonriendo, con el puma ronroneando por lo bajo en sus brazos, y muy consciente de la mirada de Hyoma en su espalda —aquí una estrella cayó a la Tierra —empezó, obteniendo murmullos curiosos o sorprendidos de sus amigos —y al parecer, sucedió mucho antes de que la aldea de Koma existiera —cerró un momento los ojos, sabiendo que tenía la atención de todos, y continuó narrando una de las leyendas de su aldea, que se sabía a la perfección —un día, hace muchos siglos, un meteorito cayó desde el espacio y se estrelló contra la tierra formando este cráter.

Entre Colmillos de León y Cuernos de CarneroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora