Despedidas y confesiones.

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Charlie miró en silencio a Alastor, quien le miraba con aquella sonrisa que no le permitía descifrar que era lo que el sentía en esos momentos.
-Al.. quiero ser tuya en todos los aspectos, pero lo que dices es verdad.. No puedo fallarle a mi padre.-Suspiró pesado desviando la mirada lejos de la de el mestizo.

-Charlotte tu sola pones tu límites. Ven conmigo, huye de tu propia jaula querida.-Alastor chasqueo los dedos, apareciendo la ropa sobre su cuerpo y sobre el de Charlie, un vestido carmesí. -La vida siempre será prestada querida, tu decides que rumbo le das. -Se puso de pie ofreciendo su mano a la rubia, quien lo miró dudosa. Quería escapar con el, pero el temor a fallarle a su padre la asfixiaba. Lucifer no era el padre perfecto, sin embargo siempre había buscado la manera de hacer las cosas bien y de sacarle hasta la más tonta sonrisa a su hija.
Lo recordaba corriendo junto a ella el día de su fiesta de 8 años. Trataban de atrapar a una pequeña liebre que se escondía entre los cactus, y el sol estaba en su máximo brillo. Pero Lucifer había caído directo a unos horizonthalonius, y para hacerle saber a Charlie que se encontraba bien, se había levantado forzando una risa.

-No puedo irme Al.-Sollozó -Se que estoy siendo egoísta al quererte para mí y no poder estar contigo, pero es lo único que puedo darte. -Acarició la mejilla del mestizo, quien le miraba pensativo. -Puedes alejarte de mi si eso quieres... - Su voz se comenzaba a volver temblorosa.
-Esta bien Charlie, no hace falta que intentes explicar nada.- Le dio la espalda mirando hacía el balcón. -Hechice tu habitación deteniendo el tiempo en ella por unas horas.- Le dijo sonriendo. Charlotte no entendía si había echo sentir mal o no a Alastor con el rechazo de su propuesta, su sonrisa afilada no le permitía descifrar sus sentimientos y eso la ponía nerviosa. -No nos queda mucho tiempo, lo mejor será que me retire. Suerte con los planes de tu boda querida, espero ansioso mi invitación..
-Al! Espera!.-Su figura se desvaneció tras una nube verde de humo, que pronto inundó la habitación. Charlie dio una mirada al espejo poniéndose de pie, encontrándose con el vestido carmesí que llevaba puesto. Parecía una artesanía bordada a mano, era sumamente precioso, quizá ahora, su prenda favorita. No amaba al mestizo pero quería hacerlo y el saber que quizá es esta vida no podría elegir su propio destino le causaba rabia. Se colocó la rosa roja que tanto atesoraba en el cabello y salió de la habitación mirando el suelo.

-Pense que tardarías mas. -La voz de Vaggie la tomó por sorpresa.-Ya sabes, como dijiste que querías estar sola por un rato, pensé que aún que sea una hora tardarías.
-Solo me quite el vestido de encima.-Titubeo nerviosa.

-Esta todo bien? Vamos Charlie, te conozco, se cuando ocultas algo.- Le miró con lastima.
Charlie negó con la cabeza sonrojada, quizá los encuentros que tenía y que quizá seguiría teniendo con el mestizo debían permanecer como un secreto solo entre ella y el, ni si quiera podría confiar en su mejor amiga.

A miles de kilómetros de ahí, en Pensilvania, una chica pelirroja y de complexión pequeña observaba la lluvia a través de la ventana de una enorme mansión gris. Usaba un vestido blanco de faldas rosas y suspiraba dramáticamente al comenzar a sentirse aburrida.
-Niffty ¿Qué te he dicho de las ventanas y las tormentas eléctricas?.
-Ay!.-Gritó asustada al escuchar la voz aguda de Sir Pentious, el dueño del lugar en el que ella vivía y quien cuidaba de ella junto con Cherry, una chica problemática que trabajaba para el. Era un hombre de apariencia extraña. Llevaba el cabello largo y vestía siempre de traje. A pesar de su apariencia humana, sus ojos eran rojos y de su boca se distinguían unos afilados colmillos cuando este hablaba. Para Niffty su apariencia era sombría y no hacia par con la de su problemática inquilina Cherry, una chica joven y de hermosa figura. De cabello rubio, que parecía vestir siempre con las ropas más extravagantes y cortas, dejando poco a la imaginación, cosa que hacía siempre enojar a sir Pentious.

El toro por los cuernos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora