Moras del olvido

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Una tarde cierta castaña caminaba por los alrededores de su casa, buscando a su pequeño y robótico pingüino, hecho por su mejor amiga Hotaru, que si se enteraba que lo había perdido la mataría.

—¡Rayos! —decía desesperada— ¡Pingüino! ¿Donde estás?

Aunque gritaba y buscaba por cada lugar no lo encontraba ¿Como pudo perderlo de vista? Si hace unos segundos estaba con él.

Se alejó más del lugar tal vez lo encontraría, hasta que llegó a cierto lugar, una cueva.

Las personas del pueblo rumoreaban que si entraban en ese lugar nunca volverías a salir.

Mikan aterrorizada pensó en irse, no quería ser tragada por esa cueva, sin embargo los quejidos de cierto pingüino la alertaron.

—¿Pingüino? —se acerco— Si estas ahí por favor sal.

Al no recibir respuesta tuvo que armarse de valor y entrar, de seguro pingüino estaba herido o lo tenían atrapado.

Temblorosa, entró en la oscura cueva donde caminó hasta llegar al final del lugar. No había nada rastros del pingüino y al ver eso retrocedió para salir, pero alguien o algo la jalo del brazo y la llevo hacia la pared.

Lo único que hizo fue gritar, esperando que el golpe que se daría no doliera mucho.

Su cuerpo en vez de estrellarse con el muro lo hizo con alguien.

—Lunares, se puede saber ¿Donde estabas? —la mirada de la castaña se alzó y vio un chico de su misma al parecer, con ojos rojos, mirada seria y cabellera azabache.

No dijo palabra solo se quedó abmirandolo confundida.

《¿Como se habrá convertido pingüino este apuesto chico?》 —pensó.

Also su mano y la posó en el rostro del chico, recorrió cada parte de ella, su piel era suave.

El chico, el cual ella pensaba que era pingüino se dejó tocar por la castaña, no se notaba incómodo por lo que pasaba solo sorprendido.

—¿Estas bien? —dijo el chico tocando su frente para verificar si tenía fiebre—  Al parecer no, tu temperatura está normal.

De la nada Mikan presiono con fuerza su cachete haciendo que este se quejara.

—Hotaru si que te confeccionó bien ¿Como no me lo mostraste antes pingüino?

La cara de molestia y confusión se hicieron ver el el chico.

¿Que le estaba pasando a su novia? ¿Por qué lo llamaba pingüino? ¿Confeccionar? ¿Quien era Hotaru?

—Creo que nesecitas ir al psicólogo, empiezas a decir incoherencias.

—Claro que no, vienes y te veo de esa forma obviamente voy a estar sorprendida.

—Si esta bien, dejando eso, ¿por qué tardaste?

—No de que hablas, te perdiste y te vine a buscar y como escuche ruidos en esta cueva entre.

—¿De que hablas?

—Pingüino no perdamos el tiempo y vamos, tenemos que regresar a casa. Pronto va a nochecer.

Natsume no pudo aguantar más y alzo en brazos a su novia para llevarla con un médico, estaba grave.

—¡Pingüino sueltame de una buena vez, tenemos que ir a casa! —exclamaba.

—Iremos a casa después de que veas a un médico y déjame de llamarme pingüino ¿ qué es un nuevo apodo?

—¡Que! ¡para que el médico!

—Deja de gritar por favor, no seas ruidosa.

—Pingüin...

—Ya basta Mikan, no se si esto es una de tus bromas pero no soy pingüino soy Natsume esta bien Natsume.

La confusión vino a Mikan, estaba hablando con un desconocido e incluso le gritó.

—Ehhh... aaa... No eres pingüino, si no Natsume.

El al verla la bajo de su brazos con suavida y le beso la frente.

—Mikan debes dejar de comer esa moras, hace que pierdas la memoria.

¿Moras? ¿Perdida de memoria?

A que se refería, ella no había perdido la memoria esta bien y tampoco como moras.

Un dolor de cabeza vino a Mikan en esos instantes y con ello se desmayó. Natsume la llevo con Imai para que la revisara.

Al despertar ella, se vio en su casa.

¿Que paso?

—Natsume... —murmuró.

—Ya despertaste, me alegro —dijo dándole un vaso de agua.

—¿Que me paso?

—Comiste nuevamente las moras verdes y perdiste la memoria nuevamente —rodo los ojos— ¿Por qué lo haces, tan ricas son?

—Fue eso, la verdad si lo son, disfruto de su sabor es incomparable —se relamio los labios provocando exitacion de parte de Natsume.

El se abalanzó a ella y la besó tiernamente.

—¿Más rico que yo?

Solto una risa.

—Claro que no —confesó y prosiguió con el beso que poco a poco se volvió desenfrenado y lleno de pasión.

—Deja de comer esas moras empiezo a sentirme celoso —mencionó entre besos el azabache.

—No tienes por que, solo es una fruta.

—Lo se, pero no me gusta que te olvides de mí.

Se miraron a los ojos, se contemplaban el uno al otro, ellos lo eran nada sin el otro.

—No lo volveré hacer —susurro .

—Espero.



Días después...


—Amor ¿Que comes? —pregunto el azabache acabandose de levantar.

Las mañanas eran pesadas y más si tenías que ir a la escuela.

—¿Quien eres? —hablo la castaña comiendo cierta fruta que prometió no comer.

—No pude ser —choco su mano con su cara.






Fin.

Rara historia no creen, si lo se no se como se me ocurrió. Esa Mikan olvidándose del hermoso de Natsume.

Espero que les haga gustado la historia y como siempre disculpen las faltas de ortografía que puede haber hago lo que puedo.

Si les gusto comenten, me gustaría sabes su opinión.

Chau los quiero.




One Shot de Natsume X MikanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora