Capítulo 14. Los ojos del Dragón.

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When September Ends

Por KaedeRavensdale

Traducción por Alyssa S.

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Capítulo 14.

Los ojos del Dragón

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El humo llenaba todos los rincones de la cocina en su hogar, los muffins que Harry había sacado del horno parecían más carbón que otra cosa y no pudo evitar estar agradecido por el hecho de que la casa no esté equipada con detectores de humo o regaderas.

Sea como sea, el olor fue suficiente para que Tom entrara corriendo a la habitación con clara preocupación en sus ojos y a medio vestir.

—Harry, ¿qué pasó? ¿Dónde está el fuego?

—No hay ninguno. Aunque sí hice muffins—dicho esto levantó un poco la charola, partes de la "masa" cayeron leve ante el movimiento—. Los quemé un poco. Lo siento.

—Quemaste... ¡oh, gracias a Dios! —El alivio cruzó sus rasgos por un momento antes de que volvieran a arrugarse y el mayor empezara a reír—. Te amo, muñeco, demasiado, pero prométeme que no tocarás la estufa ni el horno cuando no esté en la casa.

—No soy un niño, Tom, solo... dormité y dejé que se hornearan más tiempo del necesario.

—Es por mi tranquilidad, por favor.

Harry resopló y dejó la charola en la mesa. —Está bien.

—Cariño —extendió la mano para acunar su mejilla, haciendo que lo volteara a ver—. Es la intención, no el resultado, lo que realmente cuenta. Me alegra que te hayas encargado de preparar el desayuno; tuviste que levantarte muy temprano para hacerlo y sé cuánto odias hacer eso.

—¿Despertarme temprano? Tom, no dormí nada anoche. Tenia mucho que hacer hoy, como echar una siesta, para perder el tiempo durmiendo.

El moreno se echó a reír y lo beso suavemente, retrocediendo demasiado rápido para el gusto del cuervo y provocando que gimiera decepcionado.

—Tengo que ir a trabajar, amor. Por mucho que me encantaría quedarme contigo, ambos sabemos muy bien que no puedo —él dijo—. Guárdame algunos muffins para llevar, ¿sí?

—¿Tú... los quieres?

—Estoy seguro de que habrá algo en ellos que es comestible, no pueden estar completamente quemados —Lo besó una vez más y subió las escaleras para terminar de vestirse. Harry había sacado un par de muffins muy quemados de sus moldes con ayuda de un cuchillo de mantequilla y guardado en una bolsa de papel para que Tom las llevara al bufete de abogados justo cuando el mayor regresó con el cabello perfectamente arreglado y su ropa en su lugar.

—¿Estás seguro de querer llevarlos? —preguntó mientras le entregaba la bolsa—. ¡No quiero ser el responsable de enfermarte! ¡Muchas personas han muerto por intoxicación alimenticia!

—No creo que uno pueda envenenarse por comida preparada. Una sobredosis de carbón, sin embargo...

—¡Tampoco quiero que tengas eso!

El moreno se rió de sus reclamos y agarró la bolsa antes de acercar al menor contra su cuerpo. —Estaré bien, cariño. Y estoy seguro de que tu cocina no es tan mala como pareces pensar.

—Tienes demasiada fe en mí, Tom.

—Ya lo verás —Él se alejó—. Ahora tengo que irme; llegaré tarde al trabajo si no me voy ahora.

When September Ends (Tomarry)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora