★Mi Omega Rebelde★ [1° LIBRO]

Capitulo 23

°°-°°--Ilegal--°°-°°
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Mentiras
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POV Omnisciente...

El Omega estaba atravesando esa bipolaridad, que le provocaba el ver a su madre. Se enojaba por ella, se sentía feliz de no ser como ella, se entristecía de que no fuera la madre que esperaba, y etc.
Su único consuelo ahí, era tin. Que por muy molesto que fuese, era una gran compañía, lo hacía sentir cómodo.
Can estaba durmiendo con tranquilidad, hasta que se despertó, exaltado, por algo que había soñado.

Tin: Can, ¿Estás bien? –preguntó preocupado–

Can se levantó de la cama y fue corriendo a la habitación de lan

Can: ¿Pequeño?! –gritó después de patear la puerta–

Ai'lan: Ah! Mierda.. ¿Que pasa mamá? –se levantó de la cama y fue a su mamá–

Can: No.. no pequeño. Solo, solo tuve un mal sueño –fue hacía a él niño y lo abrazó–

Segundos después vino tin, a unirse al abrazo.

Ai'lan: Hey, aléjate, pretendiente indeseado –intentó apartar a tin–

Tin: Yo no soy ningún pretendiente, yo soy su novio –se cruza de brazos–

Ai'lan: Pues le voy a decir a mamá que te terminé –le señala advirtiendo–

Can: Oigan, yo decido que hacer con mí vida –suspira con pesadez–

Tin: Entonces.. ¿Es el o yo? –pregunta–

Can: Los dos, los quiero a los dos –rueda los ojos–

Ai'lan: ¿Pero a quien quieres más? –siguió–

Tin: ¡Lo que él niño dijo! –le siguió–

Can: Pero mierda!, Los quiero a los dos por igual, y punto. Ya callense –le da un zape a ambos–

Ai'lan: Encima que me despiertan a quien sabe qué hora –hace pucherito y se va a su cama–

Can: Ay dulzurita, que bebé –va hacía el y le da un besito en la frente.– Buenas noches pequeño

Tin: ¿Y yo? –se quejó–

Ai'lan: A ti nada, ahora te vas de mí casa! –le muestra el dedo anular–

Can: No pequeño, él se queda, pero te juro que mañana lo hecho –le agarra de la oreja a tin y se lo lleva de el cuarto–

Tin: Au! ¿Y eso por qué? –se soba la oreja–

Can: Tenía ganas –le dice–

Tin: Bueno, y yo tengo ganas de llevarte a la cama, ¿Me permites? –se le acerca peligrosamente–

/:vvv peligro/

Can: No, bobo –se ruboriza y se va corriendo a su habitación–

Tin: Tu siempre haces lo que quieres! Y yo no –se quejó como un berrinchudo–

Tin se fue a la habitación de can, el cual se estaba comiendo un sandwich de jamón. Tin lo miró con ojos sonrientes; can se veía muy tierno

Can: Me dió hambre, no me mires así –se termina el sandwich y se acomoda en la cama–

Tin: Es que me das ternura –se acuesta a su lado–

Can: Y tu me das dolor de cabeza –le reprocha–

Tin: Yo te quiero dar y punto. Me la pones muy difícil –hace un puchero–

Un can tomate de hizo presente, y le empezó a pegar con la almohada a tin