11. ¿Un héroe o un estúpido?

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—¿Creen que estarán bien?—preguntaba a las enfermeras que estaban acompañándome en la sala de espera.

—En unos minutos traeremos noticias, no te preocupes.

Asiento con la cabeza y doy media vuelta para caminar hacia el sofá rojo para sentarme de nuevo. Estaba muy ansiosa, mi pierna temblaba y no podía tener las manos quietas.

Así que bien, para ponerlos en contexto:

¿Se acuerdan de esa fiesta en la que estaba hace una hora? Bueno, se formó un caos. Mi media mitad —osea Ryan—terminó hecho un asco lleno de sangre en el suelo, al igual que un montón de personas más, y la verdad es que ninguno tiene idea de que pasó. O quizás si, una persona en específico, el dueño de todo el circo. Sebastián O'Connel.

La verdad es que todavía tengo demasiadas preocupaciones internas con el hecho de que todavía no sabemos si mi hermano está con vida o no, pero no sé que mierda hago que aún no llamo a mamá y a papá. Ah sí, les cuento que es lo que estuve haciendo:

Si se van al capítulo anterior, me visualizáran a mí en medio de la calle a oscuras, yendo hacia donde Ryan. Sebastián estaba a unos pocos metros de mi, y me grita. No sé qué pasó, que quedé en estado de shock cuando escuché una bala y el sonido impactó mis oído tan fuertes que incluso perdí el equilibrio. Se sintió horrible. 

Caí desplomada en el suelo literalmente de culo y sentía como mi coxi dolía más que el coño. Cuando pude caer en la realidad, Sebastián cayó en mis brazos y se llevó una mano al abdomen. Comenzaba a sangrar, por lo que mi poco sentido común y yo entendimos que le había caído la bala.

Ok, muy héroe de su parte pero que mongólico, ¿era en serio? sacrificarse para salvarme.

No es por nada pero no soy una persona que quiera seguir con vida. Sin embargo, tenía una meta que me había propuesto, y no sé cómo irían las cosas si esa bala me hubiese atravesado a mí. Porque eso es lo otro, que soy tan estúpida y tan torpe que probablemente hubiera reaccionado al sentir la bala consumiendome por dentro. Yo ahí bien relajada en mi pequeño mundo mientras el mundo real arde. Exacto, así soy.

—¡Una ambulancia—fue lo que dije al tenerlo entre mis brazos.

—¡Agh, mierda mierda! Duele.

—No me digas—ruedo los ojos mientras lo sostengo—¿No era mejor empujarme en vez de abalanzarte como el héroe de película?

—Un gracias es más que suficiente, Riley.

—Gracias.

Él simplemente suelta un suspiro y cierra los ojos.

Pasamos unos buenos minutos ahí en el suelo hasta que los paramédicos se atrevieron a acercarse. Lo recogieron, y, como soy la hermana de Ryan y la más pequeñita como para caber en la ambulancia, me tocó hacer de niñera. Y aquí estamos, esperando por alguna noticia.

Saco mi teléfono y entro a WhatsApp para saber qué tal todo, y veo los estados de mi mamá. Subió una foto en casa de unos amigos de su empresa. Genial. Era obvio que tenía que decirles, pero, en primer lugar ¿¿qué explicación iba a darles??

La verdad.

En estos casos tenía que comportarme como adulta, y si me castigan, tendré más vida por delante.

Me levanto otra vez del sofá y busco el contacto de mi mamá. Presiono el botón de llamar y ahora sí que comienza a inundarme el miedo.

Primer pip, nada.

Segundo, tercero, cuarto… nada. Pero al quinto, oh oh.

—¿Pasó algo mi amor?—pregunta mamá al otro lado del teléfono.

Un fallo de escritoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora