CAPITULO III

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Por varios días pensó sus alternativas. Podía simplemente matar al propietario de los niños esclavos, pero eso le habría llevado más problemas que soluciones. Además, matar lo empujaría un tanto a ese lado oscuro que intentaba silenciar diariamente. Sus demonios lo perseguían y estaban en la espera de que él se tuviese algún tropiezo para hacerlo caer. Era una situación difícil. Durante una semana se encontró mal humorado, hablando solo lo necesario y recluyéndose en sí mismo.

Y eso había herido a Rey.

"No sé que hacer, Maestra Leia..." la escuchó murmurar en voz baja. Rey se había escondido tras de la casa para hablar con Leia Organa. Ella imaginaba que él aún estaba dormido y no podría escucharla. "He intentado todo para que sea una persona más abierta, pero él..."

"Ben era distinto cuando niño," la voz suave de su madre comenzó. Ben estaba seguro de que Leia sabía que él estaba ahí. Rey, por su parte, estaba demasiado atormentada como para percatarse. El por qué su madre fingió no darse cuenta de su presencia estaba fuera de su razonamiento. "Era muy hablador, como Han. Había algo de inocencia en él que me recordaba a Luke. Era inocente y dulce, siempre dispuesto a decir que sentía... hasta que dejó de hacerlo."

Ben recordaba precisamente cuando había dejado de ser como su madre relataba. Tenía siete años y la figura de Darth Vader se había presentado ante él. De ahí en adelante las voces oscuras fueron cada vez más fuertes, empujándolo hacia un camino que consumió su alma y espíritu.

"El lado oscuro se apoderó de él." Escuchó a Rey tomar una bocanada de aire, antes de murmurar en un hilo de voz, "¿y si no puedo impedir que él caiga de nuevo?" La desesperanza de Rey le hizo mella en su alma.

"Eso no será tú culpa, Rey. Ben es responsable de sus propios actos. No es tú responsabilidad si él decide volver al lado oscuro o quedarse en la luz." Él estaba consciente de que aquellas palabras no eran dirigidas a Rey, sino a él mismo.

Antes de que su madre y Rey terminasen de platicar, él regresó al interior de la vivienda. Fingió dormir para no levantar sospechas en la joven jedi. No pasó demasiado para que Rey se durmiera, así que volvió a levantarse para meditar.

Si alguien le hubiera dicho que vivir como Ben Solo, un tonto agricultor de agua en una lejana casa de Tatooine iba a ser tan complicado, él se habría reído por la estupidez.

Estar en el lado de la luz era difícil. Demasiado complicado. Cuando la oscuridad controlaba su vida, él solo hacía lo que le apetecía sin pensar en las consecuencias. No tenía que decirle a nadie como se sentía. No tenía porque expresar todo aquel espagueti de emociones que se centraban en su pecho.

Tampoco debía pensar en esas sensaciones.

¿Arrepentimiento? Risible. ¿Impotencia? Jamás. ¿Confusión? ¿Dolor? ¿Soledad? Ben se quedó quieto, sin moverse en su posición sentada en la cama. Aquellas tres ultimas sensaciones sí que las conocía bien. Lo habían acompañado durante largos años.

Durante la madrugada no durmió. Intentó ponerle nombre a cada sensación en su pecho. Era doloroso, terrible y agobiante. Odiaba sentirse de esa forma. Odiaba no poder utilizarlas para dar un choque de poder. Se sentía impotente. Estaba en una fosa donde no parecía encontrar una salida. Había luz, por supuesto. Estaba rodeado de luz, no de oscuridad, pero eso no impedía que las sensaciones fueran abrumantes.

Tenía un terrible problema desde su infancia. Sentía todo demasiado fuerte. Sus sensaciones siempre eran más fuertes que las del resto de las personas. Amaba demasiado fuerte. Odiaba demasiado fuerte. Se sentía furioso con demasiada fuerza. Se arrepentía con la misma magnitud. La tristeza, la soledad, la frustración... la impotencia. Todas se sentían terriblemente fuerte.

The AtonementWhere stories live. Discover now