¿Por qué se casaba? La respuesta estaba fácil.
¿Estaba en contra? claro que si
¿Amaba a su futuro esposo? Ni lo conocía en pintura, literalmente.
Pero si es por su madre daría todo lo que puede. Esa era la condición de casarse, tener a su madre en su casa, no la dejaría más con él.
Mira al espejo delante de él y termina de hace sus dos pequeñas trenzas en el cabello uniéndolas hacia atrás, como una corona. Al espejo se veía normal y hasta feo, ¿quién quería casarse con él?
Esa horrible cicatriz era lo que lo acomplejaba tanto.
Da las ultimas pasadas de su cabello con su cepillo de delicadas hebras. Se colocó algo de perfume y luego una gran capa que amarraba a su cintura. Un poco de rubor, algo tan sutil para disimular lo níveo de su piel. Respira profundo y se levanta.
Su padre, su suegra y su prometido lo esperan en el salón real. Sus pasos son pesados, cual prisionero va a su verdugo. No sabe cómo es su prometido, nadie le hablo de él o como se ve, pero conociendo a su padre no le queda duda que para que sus planes se hagan realidad, lo uniría a un viejo feo o a un niño que ni siquiera podrá tocar. Pero lo único que pedirá a su esposo es que tenga a su madre en una habitación de su casa y su debe ofrecer algo, lo hará.
Suspira en la puerta del comedor, lo guardián toman la puerta y la abren.
Una gran carcajada lo recibe, su padre y suegra se están confraternizando. Hay papeles en la mesa, oficios y decretos. Todo para ser firmado en día de la boda.
—Buen día, padre—dice haciendo una reverencia— Buen día, suegra— saluda apropiadamente.
—Qué lindo niño— dice la suegra
—Tengo 28, madre— dice, sabiendo que esa frase compra a cualquier suegra.
—Eres hermoso— le dice embobada—no me equivoque en hacer negocios con este feo lobo— dice y palmotea la espalda de Enji.
—Sí, claro— dice, no le gusta la alegría de la alfa.
—Inasa, cariño ven— dice, ya que se ve una sombre cerca a la pared— conoce a tu futuro esposo.
Cuando la sombra voltea, se puede ver una silueta en todo su esplendor. Casi dos metros de altura, contextura cuadrada y hombros anchos. Ojos negros, nariz respingada, una línea en su boca sin una sonrisa.
Se acerca y toma la mano de Shoto para darle un beso.
—Buenos días, Majestad—dice arrodillándose y colocando su capa a un lado.
Shoto se sonroja de inmediato, nunca pensó que su esposo sería un alfa tan imponente.
—Vayan a pasear al bosque del reino, tiene mucho que conocerse, en 15 días se casan.
Shoto toco tierra con sus palabras, debe hacer algo ameno, convérselo de llevar a su madre y cosas de más.
El alfa, que será su esposo pronto, le toma de la mano y lo dirige. Caminan por el castillo, atraviesan el jardín y llegan al bosque.
—Lo siento— por primera vez habla el alfa— esto es un error, no podemos casarnos. — dice y se sienta en una roca— esto no debe pasar. — solloza.
—También, pero—dice Shoto— esto lo hago por mi madre, es lo único que me motiva a casarme con un igual.
—Lo hago por mi pueblo, las armas de Endeavor son las mejor para protección de mi trono y sus habitantes.
Los dos suspiraron y se resignaron.
—Creo que será mejor hacerlo, comenzar por ser amigo.
—Los amigos no se casan— dice Inasa con una sonrisa hermosa.
—Solo hay algo que me preocupa— Shoto cambio su rostro a pensativo.
—Me imagino que los herederos— dice Inasa acercándose a Shoto pegando sus hombros— depende de cómo definamos esto en la cama, tendremos una concubina.— dice tomando la mano del otro.
—¿definir?
—Claro... el que da amor y pues... el que lo recibe.
Shoto lo mira extrañado por unos segundos y su cara se enrojece por completo. Que vergüenza.
—Pues... yo no he tenido sexo en mi vida— dice jugando con los dedos de Inasa.
—¿en serio? — Shoto lo mira y asiente— bueno yo ya tuve una pareja antes, sé qué debo hacer— dice algo tímido— ¿cuántos años tienes?
—28
—¿28? — se sorprende Inasa— tengo 20— dice—es extraño que un alfa sea como tú tímido y algo delicado.
—Mi viejo me cuido para ser tratos, como omega no le seria en ese aspecto, así que por suerte salí alfa. Mis hermanos son betas y omegas.
—Vaya, soy hijo único y creo que ya me tenían pensado dar a ti— dice risueño. Luego ve a Shoto asentir. No se va a engañar el viejo lo crio para ser moneda de cambio.
—Espero poder llegar a quererte algún día.
—Si— dice rascándose la nuca— algún día.