En una pequeña, gran, casa de campos están sentados dos adulto y tres niños.
El héroe numero 2 logro vencer al Nomu, aun cuando decía que las cosas iban mal, la flama nunca se apagó de su corazón y ni de su cuerpo.
Contra todo lucho y con ayuda del héroe número 3 logaron vencerlos.
Años más tarde, el hijo del número 1, logro escalar a lo más alto. Siendo el número 2, pelear para erradicar el mal es una lucha constante, pero sin fervor y pasión jamás lo conseguirían
—Estuvo muy bueno el cuento
—Es verdad, el abuelito entendió
—Claro que si cariño, vaya a juga afuera. Yo me quedo un rato con el abuelo.
Los niños salieron de allí y el hombre de mediana edad tomo la mano del anciano de casi 80 años.
—Cuando era un niño, me salvaste sin tu saberlo. No solo de mi prisión de soledad, sino de mi depresión. Me diste un rumbo nuevo a mi vida y a pesar de caer en mano dudosas, jamás me desvié de mi camino, el saber qué es lo que me guía es mi satisfacción. Sabes cuando recibí este anillo, lo hice en una habitación de hotel, en donde nadie más que yo y él sabíamos la verdad de nuestras vidas, desnudos en cuerpo y alma le conté todo de mí y él todo lo suyo. — las lágrimas del adulto ruedan por sus mejillas—es difícil saber que ahora él está aquí, sin reconocerme, sin recordar sus votos de amor.
—Aunque la llama de mi corazón se extinga, Hitori será el que acompañará tu camino—el anciano responde—Keigo es mi omega y lo amo. — le acaricia la mejilla y Takami brota más lágrimas, al saber que por un segundo, recuerda aquella frase que le da vida y valor para seguir.
—También te amo, Enji
El anciano le da un suave beso en los labios y llama con la mano a los niños que están fuera. Ellos rápido llegan a su encuentro.
—¿tú eres nuevo pequeño?
—Preséntense chicos
—Fukubi
—Arashi
—Touya
—Hitori
—Los primeros son los mellizos, hijo de Shoto. — dice señalando a los pequeños de 8 años—Touya tiene 10 es hijo de Natsuo— señalando al pequeño, cuyo vivo retrato de su hijo que perdió y del cual no tiene memoria— y este es Hitori.
Enji estira la mano y acaricia la mejilla del pequeño de 9, se estremece en la primera caricia consiente de su padre.
—mis nietos y mi hijo, los años no pasan en vano. —dice mirándolo a sus pequeños ojos, herencia de él— amen a sus padre, obedece a mamá— mira a su hijo— sean la mejor versión de ustedes y cuando sean grandes en la vida, enorgullézcanse de ello. — termina abrazándoles fuerte, como sabiendo que debe aprovechar el momento que pronto se eliminará de su mente.
—Debemos irnos, te amo cariño— Keigo agacha su cabeza y besa la frente de su esposo.
—Adiós abuelito—recitan los niños
—Adiós papi, nos vemos—abrazan fuerte al que es su antecesor y lo llenan de besos.
Un auto negro espera afuera, con Inasa listo para irse. Enji solo lo mira, no sabe quién es, Yoarashi lo comprende.
Cuando los niños salen, Keigo se acerca a su alfa.
—Te amo, cada día de mi vida y cada aleteo de mis alas. Siempre serás tú quien este en mi corazón— le dice pegando sus frentes. —eso cálcalo en tu corazón, Todoroki Enji— dice besando su frente, nariz y labios—Te amo.
—También yo, mocoso... también yo.
Keigo se despide y el camino al auto es largo.
Recuerda los acontecimiento, como si no quisiera hacerlo. Desde aquella noche en el hotel donde Enji le pidió matrimonio y lo marco. Casi dos años despues de casaron y sus hijos lo aceptaron. En donde Shoto presento a Inasa y Enji no lo tomó muy a bien ya que eran jóvenes para casarse.Y luego el nacimiento de su hijo, tuvo a su pequeño a los 48, una edad en la que se retiro y pudieron estar al pendiente 24/7 del pequeño. Cuando este cumplió 2 años, a Enji le detectaron su enfermedad, Alzheimer.
Literalmente carcomió todos sus recuerdos en 5 años y por eso decidieron ponerlo en un hospital-reposo para que terminará sus días ahí.
Cada sábado sin falta, Keigo lo iba a visitar, algunas veces solo otras con su hijo, otras con los menores Yoarashi y otras veces con Touya el tercer hijo de Natsuo.
—Listo para partir— Inasa trataba de ser alegre.
—Listo, para volver en 7 días.
—Vamos niños, debemos contar a mami y Tío Natsuo lo que paso hoy
—Si— gritan los niños
Keigo se despide con movimientos de dedos y Enji hace lo mismo, pensando que es un extraño que lo saluda con amabilidad.