Estaba... angustiado
Si, esa es la palabra. Angustiado.
Las páginas que seguí para cumplí su fetiche las habían dado de baja. El dedo se movía hacia arriba.
Despacio
Luego algo rápido
Avanzando en velocidad
Cada vez más rápido
Rápido
Rápido
Rápido
Ráp—
Suena la notificación de mensaje
Lo abre y... era un audio de un user que no conoce, presiona play.
"Bakugo-san"
—Mierda—gruñe al reconocer la voz. Y su pene brinca ante ese pequeño estimulo.
Le presiono dos veces, dando entendido que lo escucho.
"Lo siento por desaparecer, mi perfil lo denunciaron tanto que no lo pude evitar"
Dice la voz sensual
—Carajo— dice acariciando por encima su erección. Y le vuelve a presionar dos veces en el audio.
"Pero usted es uno de mis mejores clientes, no le dejaré así y le demostrare que soy yo"
—Doble mierda—se levanta, dejando el móvil en el escritorio, fue a poner seguro y decirle a su secretario que nadie lo molestar por dos horas que estará ocupado. El joven sabe de lo que trata estoy y asiente.
Regresa rápidamente a su móvil y se concentra. Y llega la foto.
Sus ojos brillan ante la belleza monumental. Ve como al inicio de la foto, por el marco derecho hay unos shorts de color blanco. Al parecer eran de pijama, recorre esos regordete y perfectos muslos, tan dorados como si sean recién bronceados. Bakugo-san está babeando ante tal monumento. Sus ojos recorren las largas pierna y va donde está más interesado.
Los pies
Observa como estos pintados con una pedicura francesa, un pequeño anillo en el dedo medio y lo que lo hace gruñir de satisfacción es que su apellido está escrito en kanji justo en el talón.
Eso lo excita más
Le manda un emojis clave, cosa que ellos ya saben sus códigos.
"Ya sabe lo que sigue, Bakugo-san"
—Claro que sí, maldita Ilusionista— dice y en su laptop comienza a enviar la cantidad de dinero correspondiente por el pack plus ultra, siendo el más caro.
Unos minutos después, casi 15, le llegan un cargamento de 4 archivos.
La primera consta de esas hermosas piernas mirándolo, como si lo incitaran a pecar. Podían ver claramente su pedicura francesa y ese anillo que le compro él para que lo usará. Un jade. Y en medio de sus piernas un cuadro que dice, "itadakimasu".
La segunda foto, es en la tina y solo los pies fuera de ella con espuma. Eso sí le gusto en demasía. Y comienza a textear en su móvil.
La tercera foto, es simple. Aunque este hombre de mediana edad disfruta al máximo. Está en puntilla como bailarina de ballet y se marcan algunas venas y tendones, la piel tironeada es lo que causa placer. Eso le excita.
Por ultimo la cuarta foto. Que en realidad es un video. Una donde se está pintando las uñas de color naranja y negro. Los colores favoritos de Bakugo-san.
Su número suena.
—¿Kacchan?
—Te quiero ahora en mi oficina, Nerd— cuelga el teléfono y sigue viendo ese video, su erección está goteando por esas fotos y su amante lo logrará calmar.
"Espero le haya gustado y disfrute el hacer hambre. Jijijiji"
Es una risita bastante coqueta y traviesa, le desespera, pero la acepta.
Toma su laptop y comienza a mandar un bono post su trabajo, las fotos las descarga en una memoria personal ya que ha pagado por ellas y ahora son su propiedad. Comienza hacer un repaso rápido por su gran galería de su fetiche favorito. Los pies.
Recuerda que vio un perfil, solo eran pies, nada más hasta que vio el perfil de ella, "Miss Ilusiones" sus pies eran bastante bonitos y por ahí comenzó un gusto por esos pies en exclusivo. Se contactó con ella y por tres meses le mandaba fotos y le conto su historia.
La Ilusionista, como suele decirle él, estudiaba modas, corte y confección. Pero necesita dinero para su carrera y vio como es un negocio redondo y sin riesgos, solo eran fotos de pies, podía hacer lo que sea. Estaba ganando un buen dinero con ellos.
Bakugo Katsuki tenía un fetiche muy común que eran los pies. Elnproblema radica en lo selectivo que es, no era cualquier pie. Debían ser limpios, con pedicura, de color natural, con bronceado uniforme. Los pies de ella eran perfectos en todo. Podía pagar esos gustos, era el gerente de un CEO de origen japonés en Corea.
Su concentración se interrumpe al escuchar el toque de la puerta. Va es automático y abre la puerta. Luego regresa a su escritorio.
—Kacchan— dice mientras cierra la puerta.
Katsuki lo mira detenidamente, el gerente en jefe de la planta de marketing está parado frente a él, un hombre en todo su esplendor, esos ojos verdes y grandes. No parece tener 28 años. Le hecho el ojo desde la entrevista de trabajo, pero su cerebro lo hizo contratarlo. Luego lo vio en el gimnasio y esos músculos, ni tan definidos ni tan delgado. En su proporción exacta.
—¿Me llamaste? — dice con esa falsa inocencia que le demuestra en privado.
—Plus Ultra, Deku— el jefe de sección tiembla ante la palabra y se desabotona la camisa, mostrando una linda correa de color negra con detalle naranjas y plateado. — ven aquí— camina despacio y queda frente a su jefe— de rodillas, Deku.
El hombre de 28 años cae a los pies de su jefe de 35, mirándolo con deseo y lujuria. Se abre el mismo su pantalón y saca todo su miembro para que Deku haga su trabajo.
Katsuki suelta la cabeza hacia atrás sintiendo como los labios, lengua y un poco de dientes rozan su erección.
Antes de caer en el placer, sonríe recordando las palabras de la Ilusionista, disfrute el hacer hambre.
Porque con ella hacía hambre, pero se comía a Deku.