Capitulo 6

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El dolor de un Celestial

      El colegio, un lugar al que ahora mismo no quiero volver, hoy definitivamente no será un gran día, lo presiento.

      En la puerta del colegio no se divisaba ni un alma, la soledad dominaba aquel lugar. Pocas personas querrían verme, ya saben lo que hice. Me vieron.

      Mariana me dio un abrazo justo antes de salir corriendo a su salón de clases.

      -Cuídate y animo, yo creo en ti- Fueron sus palabras antes de partir.

       Ese cálido abrazo me reconfortó, eso en situaciones normales me recuperaría completamente sin embargo mi cabeza vuelve a dolerme, pero al menos es menos fuerte que la anterior vez. 

      Nuevamente en mi salón de clase con mis típicos compañeros y mi precario puesto al frente.

      El desprecio y la indiferencia de otros me abrumaba en el que ha sido mi salón, aquellos que en un pasado me habrían dado la mano en momentos como estos solo desaparecieron entre la espesa multitud de desprecio.

      La admiración por mi físico y actitud que me tenían solo desapareció.

      Las clases comenzaron, pero yo no les estaba prestando especial atención, mi cabeza estaba concentrada en el dolor, me cuesta pensar con claridad, sería peor si me pusiera a intentar entender lo que están explicando, me adelantaré cuando me haya recuperado, pero hay un pensamiento que el dolor no me puede arrebatar, Sebas, debo disculparme, necesito arreglar las cosas.

       finalmente, la campana ha sonado. Debo buscar a Sebas, comienzo a caminar hacia la puerta, mientras paso todo el mundo se aparta un poco de mi camino, ¿notaron que estoy mal? No, sigue esa aura de desprecio, pero no puedo matar más mi cabeza, así que ignoro aquellas miradas y salgo a buscar a mi amigo si es que aún me deja llamarlo así después de esto, pasado un rato caminando finalmente lo veo, Sebas esta recostado en una pared leyendo un libro, camino rápidamente hasta el poniendo la mejor cara que puedo, no quiero que la lastima sea un factor que afecte mis disculpas, me pongo frente a Sebas y en poco tiempo el nota mi presencia, baja su libro y al ver su mirada noto que es diferente a la de mis compañeros, no muestra rencor alguno.

       -hola-   Me dice sin ningún resentimiento en su voz, ¿acaso no sabe lo que le hice? ¿Nadie le dijo? ¿Nadie me notó? Me quedé en silencio por estos pensamientos, sebas nota mi silencio, y de pronto él toma la palabra de nuevo sé que el silencio abrupto no es su mejor amigo.

         -¿Oye sabias que pude hablar con Carolina? Fue genial, digo nunca tuve una experiencia como esa, normalmente solo hablaba con otros de trabajos o necesidades, siempre he tenido que yo iniciar la conversación con cualquier chica, sin embargo, su seguridad Con ella sentí que podía hablar de todo sin miedo alguno, era como si realmente estuviera interesada hablar en conmigo, dime, ¿así te sientes cuando hablas con todas las chicas que te rodean?-

      -Perdóname-Dije aun intentando mantener la calma con el sufrimiento de mi cabeza, no podía escuchar más su modo de hablar que reflejaba amistad hacia mí, simplemente por que vive en una mentira, y debo sacarlo de ahí antes de que salga por si solo.

      -Yo fui quien te hizo caer al suelo ayer- Sebas me miró incrédulo.

     -Tu ? ¿Eso no tiene sentido, porque lo harías?- Sus ojos penetraban mi alma.

      -Me dijeron que así podría recuperar mi reputación, mis amigos.-

      -Entonces vale más eso que nuestra amistad? - dice con cierto tono de enojo, pero antes de que yo pudiera decirle algo, él se marchó, me duele, pero era necesario, ni él ni yo soportaríamos mucho tiempo viviendo en un engaño, lo siguiente que hice fue dirigirme al salón. el dolor de mi cabeza aun continua, pero ha disminuido con el tiempo, aun así es molesto. 

      Al dirigirme al salón tras una fallida conversación con Sebas me encuentro con el, la persona que me hizo darle la espalda a mi amigo.

      -Hola, qué tal? - Me sonríe

     -Tu? Aun te atreves a hablarme tras lo que me hiciste hacer? - Le agarré por la camisa.

     - Oye tranquilo viejo- Dijo.

    -Cállate escoria le di la espalda a mi amigo, a mi hermano por una reputación que no mejoro- Dije.

      -prometiste que mejoraría, pero al final mentiste.... No fue así- Dije.

      -De verdad lo creíste? Tú no tienes remedio, tenías familia que te amaba, amigos y gente que te admiraba, que deseaba ser como Tú. Tu vida era perfecta, pero mírate ahora. ¿No serás tú la escoria? - Dijo con una sonrisa tan hipócrita y putrefacta en su rostro.

      En este momento lo supe, dar la confianza a personas tu es inútil. Me manipuló y esto no volverá a pasar.

      Agghhh... Mi cabeza aun duele.

      -Las personas como tu no se merecen vivir- Agarrado por la chamarra que él tenía lo lance.

      Calló en el piso como un bulto de grano. Y yo quería seguir en su rostro, aun veía la sonrisa la cual me hizo traicionar a mi amigo. Pedía por más, yo quería darle más.

      Pero una multitud en poco tiempo ya se habría formado alrededor nuestro, todos expectantes en lo que pasaría, le iba a partir cada diente que tiene en la maldita boca, no lo quería cerca, no merecía estar cerca.

      Justo antes de lanzarme a él, la ví, lo sé, no soy un animal. Y ella lo sabía.

      Entre la multitud estaba ella, la amiga de Sebas y por él, no le puedo hacer más daño.

      Me miraba y no era como los otros, no es odio, lo que hay en sus ojos parece más bien decepción.

      -Oye no es lo que piensas- Se lo dije ignorando la multitud.

      Ella me vio temerosa, solo nos hemos hablado una vez, pero en sus ojos vi algo más que ello, era esa mirada que tendría una hermana, alguien quien te admira, algo que perdí de la gran parte de la escuela.

      Poco a poco me acercaba a ella para poder explicarle la situación.

      Sin embargo, ella no se detuvo para escucharme, retrocedió al mismo ritmo en el que yo me intentaba acercar hasta que de un momento a otro huyó de mí.

      -Oye, no te alejes- Le grite con un aire de desespero.

      La seguía tan rápido como podía, Pero no la alcanzaba, nunca la alcanzaría.

      El mundo se desboronaba en mí, todo carecía de sentido, y en medio de mi tormento, una voz sonó.

      -Zeus?-

      El reconfortante suelo me atrapaba nuevamente en sus sauces.

      Mi cabeza, desde ahora siento el suelo como mi hogar. 

Próximo capitulo: "Un plan para no estar sin ti"

                                                    03/05/2020

                                                      5:00 P.M. 

                                                (Hora Colombia)






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