Capítulo 7.

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Especial final 1/2.

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Si a Derek le hubieran dicho que solo bastaban sus manos y sus labios para hacer que el Stiles "diarrea verbal" Stilinski se callara, no habría perdido todo este tiempo intentándolo de otras formas.

—¿Por qué tan callado, Stiles?— susurró Derek mientras besaba el cuello de Stiles, y bajaba sus manos para amasar los glúteos del menor —Eso no es propio de ti, comienzas a asustarme.

—Y-yo... Yo solo... Oh...

Suspiros salían de la boca entreabierta del castaño, no sabía qué rayos le pasaba a su cerebro que de repente había hecho cortocircuito y dejó de pasar corriente al resto de su cuerpo. Con excepción de su pene, que recibía bastante buena señal.

Una de las cosas que Derek más amaba de Stiles era su manera de expresarse. Vamos, el chico tenía agallas. Nunca se callaba, decía lo que pensaba, aún si no era políticamente correcto.

Pero, a Derek realmente le fascinaba ver cómo él podía hacer de este chico de habla incesante se retorciera de placer bajo su cuerpo, buscando la manera de conectar algún pensamiento y mandarlo hacia su boca, como trataba de formular palabras que eran arrancadas por gemidos y suspiros.

A Derek le encantaba besar esa boca callada.

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El sonido de la suela de los viejos converse de Derek pegando contra el piso del loft llenaban el ensordecedor silencio en el que se encontraba. El lobo daba vueltas y vueltas tratando de alejar la ansiedad que picaba bajo su piel, hacía 10 minutos le había hablado a Stiles, pidiéndole que pasara el fin de semana con él en el loft como de costumbre.

El último par de meses habían estado reservando desde la tarde del viernes hasta el domingo por la noche para estar juntos, solos, y hacer cosas de parejas adultas. Ya saben, como probar un buen vino mientras comen quesito, o un maratón de algún reality show. Ah, y tener sexo, por supuesto.

Stiles le había dicho a Derek que estaba saliendo recién de clases, pero que ya tenía su maleta en el auto para no perder tiempo y llegar pronto. El problema era que se pronto estaba tardando demasiado.

Derek sentía su respiración acelerarse, y en cada una buscaba el el olor a Stiles en el loft, desesperado y anhelando que sentir el olor más cerca. Esto era lo malo de enamorarte cuando tienes un pasado como el de Derek Hale. Tantos años reprimiendo sus sentimientos, tantos años sin sentir algo tan fuerte por alguien, su cuerpo estaba oxidado en cómo manejar sus emociones y todo esto lo abrumaba.

Su pulso empezó a acelerarse, y ahora Derek era un bulto tembloroso dando vueltas por el loft, mientras sentía su pecho presionarse y sus pulmones arder. Sus ojos picaban, y algo caliente recorría sus mejillas, nl se había sentido de esta forma en mucho tiempo, tan vulnerable, tan inseguro.

No podía respirar sin necesitarlo.

El joven lobo se sintió caer sentado en el suelo del loft, con sus piernas pegadas a su pecho, su corazón bombeando rápido, sus pulmones ardiendo y su sangre tronando en sus oídos. Ni siquiera escuchó la puerta del loft abriéndose.

—¡¿DEREK?! ESCÚCHAME POR FAVOR, MÍRAME, SOY YO... Soy Stiles, soy yo, ven aquí, soy yo, soy yo.

Stiles había quedado aterrado cuando lo primero que lo recibió al abrir la puerta era un Derek en medio de un ataque de pánico. No podía imaginar qué lo había provocado pero sintió el alma hecha pedazos al ver a Derek así.

El hombre estaba hecho bolita como un animal herido, respirando agitado y con el rostro empapado de lágrimas. Stiles lo atrajo hacia él, lo abrazó y con sus manos recorrían el cuerpo tembloroso, acomodando la cara del mayor en su cuello.

Derek inmediatamente comenzó a olfatear ahí, y pronto todo se hizo más claro.

Inhala, estaba en el loft.
Exhala, ya no estaba solo.
Inhala, olía a suavizante de lavanda y perfume cítrico.
Exhala, las manos de Stiles estaban sobre él.

Poco a poco, Derek se recuperó del shock. Quería ver a Stiles, pero no podía. Le daba vergüenza que Stiles viera su rostro rojo, hinchado y empapado de lágrimas; le daba vergüenza ser tan débil y dependiendo. Él sabía que eso no era correcto.

—¿Qué fue lo que pasó, Derek?

—No estabas aquí.— al pelinegro le costó reconocer su propia voz, quebrada y ronca después del llanto.

—Lo lamento tanto.

—No, no, tú no tienes que lamentarlo, tú tenías cosas que hacer, estás en la escuela, tienes amigos, a tu padre, tu casa, tus tareas, tu horario. Yo sólo soy un cobarde que después de tanto tiempo solo no aprende.— Derek se aferraba a la camiseta de Stiles con coraje —Tú no tienes que estar para mí todo el tiempo solo porque me he vuelto dependiente a ti, eso es horrible y egoísta.

—Lo sé, sé que ser dependiente a alguien es horrible.— Stiles había aprendido que Derek apreciaba más la sinceridad que la compasión —Pero ¿sabes algo? Vamos a trabajar en eso. Derek, has pasado por tanto, claro que tienes problemas, pero no son imposibles de tratar.

Derek seguía escondido en el cuello de Stiles, recibiendo las caricias y las palabras del castaño con mucha atención.

—Podríamos empezar con intentar ir a terapia, pero para eso debes estar dispuesto a mejorar. Yo no puedo obligarte, o pedirte que lo hagas por mi. Yo estoy aquí para ayudarte, darte un empujón cuando lo necesites y acompañarte en los momentos felices e infelices.

El joven Hale se armó de valor para enderezarse y mirar a su novio a los ojos. Ahí estaban frente a él, hermosos, preocupados pero brillando, cafés y hermosos.

—Yo aún no sé qué hice para que me eligieras, soy un desastre.

—Y yo lo soy también, pero sé que siempre has intentado dejae lo malo y mejorar, es por eso que me gustas. Porque no te quedas en el hoyo, buscas una salida.

—Quiero intentar la terapia, por mi, porque no quiero pasar el resto de mi vida desperdiciando las oportunidad de la vida y el cariño de las personas que realmente me aprecian.

—Bien.— una sonrisa nació en los labios de Stiles, mientras acariciaba la mejilla de Derek con suavidad —Estaré junto a ti para ayudarte a avanzar.

—¿Me lo prometes?

—Te lo juro, Derek Hale.

El sol de las seis de la tarde, ocultándose frente a los ventanales del loft de Derek Hale, fue testigo del beso entre estos dos amantes; fue testigo de Derek besando esos labios rosas, ese cuello salpicado de lunares que tanto enloquecía al lobo, y que justo en esos momentos sabía exquisito.

Sí, el perfume de Stiles era delicioso, pero el aroma de su piel al natural lo era aún más, incluso tenía un sabor que Derek nunca podrá identificar, pero que le gusta pensar que solo podía ser apreciado a esas horas, el sabor puro a Stiles Stilinski; el amor de su vida, su compañero, su alma gemela, y sin duda alguna, el pilar más fuerte en su vida.

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Capítulo sentimental, y el penúltimo de esta historia OMG jsjsjsjs.
Quién diría que ya estamos en la recta final, estoy tan emocionadaaaaaa.
No sé preocupen, chicos, guardé lo mejor para cerrar con broche de oro 7w7.
Nos leemos en el siguiente y último capítulo, gracias por su apoyo, los amooo.

¿A qué te sabe el café? ~STEREKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora