La rara chica nueva

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Los días de verano pasaron lenta y aburridamente, eran largos y calurosos, en el pequeño estado de Green Mountain, Vermont, nunca ocurría nada, me la pasaba sentado, esperando a que llegase agosto; Iba a cursar mi cuarto año de secundaria, mi último año, la escuela era mucho más entretenida que pasar las vacaciones viendo películas malas de Netflix. Estaba sentado pensando en que iba a hacer mañana, las gotas de sudor bajaban por mi rostro hasta mi mentón y luego proseguían su camino.

Ya era bastante tarde y sabía que el autobús llegaría temprano mañana. Odiaba irme en autobús, solo habían como seis personas y el viaje siempre era incómodo y silencioso, salvo cuando Peter, el payaso del autobús contaba uno de sus chistes malos. Estaba algo enojado con mi madre por no dejarme viajar con Josh en su convertible del año, decía que era muy inseguro, aunque la verdad no la culpaba luego de lo que había ocurrido el año pasado.

El autobús era mayormente para perdedores, aunque claro con excepciones como la mía. En el autobús estaban Mary, una chica un tanto regordeta de cabello castaño oscuro al igual que sus ojos, Lila una chica que creo es descendiente de Einstein, usaba lentes y trenzas siempre desde que la conocía, Clara era todo lo contrario rubia, ojos azules, porrista y algo tonta, la típica chica con grandes senos y cabeza hueca que termina asesinada en una película de terror, siempre me coqueteaba pero nunca le hacía caso; Peter tenía el cabello anaranjado y los ojos verdes lo que iba perfecto con su imagen de payaso, John era un chico normal ojos azules, cabello rubio y por ultimo Miles, nunca había hablado con él, tenía un aire un tanto misterioso, como el que nadie nota y termina siendo el asesino.

-¡Lion, ya vete a dormir!-. Escuché a mi madre gritar; Me levanté de la silla en la que estaba sentado, caminé hacía el interruptor de la luz y la apagué, luego encontré mi cama y me metí debajo de las sábanas y me acurruqué, sentía mis ojos pesados casi cerrados completamente.

-Bien Lion, este será un buen año-. Dije para mi mismo mientras cerraba mis ojos.

Escuché el sonido de la alarma contra mi oído, arrugué la nariz por el desagradable sonido, saqué una mano de la cama colocándola sobre el despertador, levanté mi cabeza para ver la hora, eran las siete de la mañana y el autobús vendría a eso de las siete y media, me quedé unos minutos en la cama hasta que decidí levantarme, no saben lo pesado que es tener que levantarse a las siete luego de estarte despertando a las doce todo un verano; Me bañé rápidamente, busqué unos jeans negros, un suéter blanco con cuello en V que hacia sobresalir los músculos que había trabajado en el gimnasio, tomé una chaqueta de cuero negra y mis Raybans negras, mi cabello estaba algo desarreglado, fui hacia el espejo y me contemplé unos segundos, no pude evitar sonreír.

-¡Perfecto! Todo un adonis-. Dije mientras luego de verme cerraba la puerta de mi habitación detrás de mí, desayuné unos huevos revueltos con pan tostado que había preparado mi madre antes de irse a trabajar al hospital. Apenas había terminado el desayuno cuando escuché la bocina del autobús, odiaba ese sonido, miré hacia delante y vi el pequeño autobús, la puerta de este se abrió y vi a Clara que saltó hacia mi envolviendo sus brazos alrededor de mi cuello, era la primera a la que el autobús recogía y yo era el segundo. 

-¡¿Porqué no me llamaste en el verano, ni respondiste mis llamadas?!-. Dijo con cara inocente y traviesa a la misma vez, no puedo negarlo jugué con ella un par de veces.

-Clara te lo he dicho mil veces, no me interesas-. Dije con una sonrisa apartando sus brazos de mi cuello, proseguí a entrar y a sentarme, detrás de mi Clara entró y colocó sus manos alrededor de mis fuertes brazos, lo que hizo que sus generosos pechos saltaran a la vista en su blusa no muy discreta que digamos, pero no le hice caso algún.

-Eres cruel Lion-.

-Lo sé-. Dije con una sonrisa irónica, sí, era popular; Tomamos una ruta extraña, el año pasado nunca la tomamos, Thomas era el conductor del autobús, nunca aceptaba a nadie nuevo así que pensé que alguien se había mudado.

-¿Hacia dónde vamos?-. Le pregunté.

-Vamos a buscar a una chica nueva-.

-¿De nuestro año?-. Thomas me ignoró y fijó su mirada en el camino, Thomas era un hombre joven, no entendía como había terminado conduciendo un autobús; Nos adentramos en un lugar un poco tenebroso, nunca había estado en ese lugar, Thomas se detuvo en una mansión, me quedé atónito, la casa era colosal, hermosa, nuestro conductor tocó la bocina y la puerta de entrada comenzó a abrirse, avanzamos, la casa era increíble, Thomas se detuvo en la entrada, la gigantesca puerta comenzó a abrirse, imaginé que sería una chica elegante y presumida; Cuando la puerta se terminó de abrir vi a una figura saliendo, una chica, lo primero que noté es que llevaba unos lentes, unos feos y ovalados lentes, tenía el pelo recogido hacia atrás en una larga trenza que le llegaba un poco más debajo de la cintura, usaba una larga falda blanca con bolas azules y una camisa de rayas rojas, amarillas y negras, su flequillo ocultaba casi la mitad de su cara, no pude evitar poner cara de asco, en las manos llevaba un bolso de flores y un libro. Ella caminó hasta llegar a la puerta del autobús.

-Buen día-. Dijo mientras se ajustaba los lentes, wao por lo menos tenía un punto a su favor su voz era sexy, como para hacer llamadas telefónica, todo lo contrario a la de Clara, chillona y molesta, pero Clara era linda y esta chica era... no tan agradable para la vista. De pronto vi a Clara, quien miraba a la pobre chica como si fuese un fenómeno, ella no tenía la culpa de ser fea, no es que fuese superficial, pero era la verdad; Fuimos a recoger a los otros chicos, todo tenían una reacción similar a la mía y a la de Clara, todos se quedaban boquiabiertos, ni siquiera Lila se veía tan nerd y eso ya era mucho decir, el camino entero no las pasamos en silencio, por último fuimos a recoger a Peter, abrí la puerta y el levantó su mirada e inmediatamente se fue hacia la chica nueva, el soltó una risilla en tono de  burla, luego se hizo más exagerada.

-Jajajaja ¡Dios! Eres la santa madre de los nerds-. Todos nos quedamos boquiabiertos por lo franco que había sido Peter, la chica no levantó la mirada del libro que tenía entre las piernas, seguimos el camino hacia la escuela con un silencio sepulcral, todos la miraban como si fuese una atracción de circo, su larga cabellera oscura le cubría casi por completo el rostro, lo que me hizo recordar a la niña del Aro, no logré detener una pequeña risilla. En unos minutos ya habíamos llegado a la escuela, apartándome de Clara, alargué mi brazo hacia la puerta y la abrí, salí con un solo movimiento, lo primero que vi fue el verde pasto alrededor de mis zapatos, levanté la vista, comencé a caminar entre el mar de personas y vi como todas las miradas se levantaban hacia mí, pude escuchar algunos suspiros y les devolvía el guiño a las chicas que me guiñaban el ojo y me decían que las llamase; Mi último año ha comenzado. 

Atrápame en tus sueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora