Capítulo dos

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"Se supone que mejor fue separarnos, que la vida debe continuar

Se Supone, Luis Fonsi."

Junio, 2016.

Me bajé del taxi amarillo y corrí rápidamente hasta la enorme puerta de cristal que se encontraba en el edificio de la productora Casttle. Los cláxones del tráfico seguían escuchándose con intensidad y el caos social de Hollywood no llegaba todavía a la cúspide del colapso en las carreteras. Me había acostumbrado al ajetreo y a los vasos de café regados por las calles, pero no a los rápidos trotes y al reconocimiento temporal.

Casttle era un imperio productor que había nacido cerca del dos mil siete. Brandon Parker, su dueño, había traído al aire el noticiero climático más reconocido de la ciudad. Su fama empezó a catapultarse cuando decidió financiar un proyecto de su antiguo compañero de la universidad, Fabián Cowell. Después de haber batallado contra sus necesidades logísticas y sus fallas presupuestarias, consiguieron convertirse en los ejecutivos más eficientes de la época. Sus rostros se imprimían en todas las revistas amarillistas del momento, y sus vidas estuvieron expuestas por la prensa roja cuando desarrollaron un programa musical que acabó fracasando ante toda la televisión nacional.

Había conocido a Leila Cruz —quién era la mano derecha de Fabián— en una entrevista de pasantías a la que no había asistido por propia voluntad. Las graduaciones estaban a la vuelta de la esquina y tras la necesidad de acumular experiencia, me vi en la obligación de aplicar para una pequeña producción de radio que me mantendría detrás de los focos. De alguna forma u otra, ella había pulido la capacidad de mi talento, y me había traído hasta las luces despampanantes de una verdadera cabina. Una que podía llamar mía.

Después de haber invertido años en Millies a consecuencia de los ingresos que necesitaba, mi trabajo había traído consigo una enorme y gruesa raíz que no parecía romperse o desdoblarse con facilidad.

—Buenas tardes, Ceni —saludó una de las recepcionistas, entregándome una carpeta que contenía ideas de problemas sociales sobre los que debería debatir. Las cosas que decía no eran escritas ni ensayadas, pero al menos, tenía que tener algún conocimiento sobre los patrocinantes conocidos.

—Lo reviso arriba, creo que estoy un poquito retrasada —correspondí, agradeciéndole.

Con las zapatillas pegándome entre la parte de atrás del tobillo, corrí hasta tomar el ascensor. La gente con la que trabajaba era agradable, sonriente y muy carismática. No podía quejarme de las atenciones.

—Pero miren quién ha llegado por fin... —se burló Fabián—... en veinte sales al aire, necesito que memorices o tengas a la mano los nombres que Amie te entregó abajo. Sé que es innecesario repetirlos siempre pero no es algo que yo pueda evitar.

—No te preocupes —le resté importancia, riendo—. Ya sé disimularlo lo suficiente como para que no se dé cuenta que no hago muchas de las cosas que me ordena. A decir verdad, agradezco que ustedes sean tolerantes a mi extraño profesionalismo.

Me alejé, tomando el teléfono a mi lado. Empecé a repetir los nombres despacio. Los nervios seguían ahí y me atemorizaban. Cada día se sentía como el primero.

— ¡Cinco minutos! —gritó no tan fuerte, avisándome que debía estar acomodándome dentro. Tomé los audífonos que una muchacha me había obsequiado unos meses antes en la puerta, presionándolos contra mis oídos. Asentí, corroborando que podía continuar.

Fabián alzó los pulgares, dando por comenzada la transmisión. Respiré profundo y con la típica sonrisa transparente, subí la voz: — ¡Buenas tardes, Los Ángeles! Aquí con ustedes puntualmente como cada día, su servidora Ceni dispuesta a alegrarles la merienda con sus ocurrencias, música y novedades nuevas. Antes de empezar quiero decirles que Zara, Claire's, Oldnavy y EPK están descontando toda la mercancía debido al pronto acerco de la navidad. ¡No se lo pierdan! Los dejo por un momento con el nuevo hit de nuestro cantante masculino favorito, portador del actual VMA Best Male, Eduardo Montez. ¡Todos a cantar con el ritmo de Kiss me, baby!

Suspiros en el jardín de la esperanza (#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora