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—Informe al general Hux que no tengo intenciones de asistir a su junta política.—Finaliza.
—Sí, Señor.—Respondo.
Kylo Ren termina de darme las últimas órdenes del día y yo asiento a todos sus caprichos, mientras anoto en mi datapad todas sus indicaciones por si algo se me olvida. Él me mira impasible, sin una mínima muestra de compañerismo o empatía. Luce como un hombre sacado de un libro de terror, aunque la realidad sea que sip, definitivamente es el más malo de los malos de la Primera Orden. Y yo.—la simple, delgada y paliducha Rey de Jakku.— está irrevocablemente enamorada de él.
No lleva el turbio casco puesto ¡Gracias al creador! Por eso puedo contemplar esos ojos ámbar de pestañas rizadas y los rasgos tremendamente masculinos que me vuelven loca. Nunca me cansaría de ver a comandante en todo su esplendor, y yo, le sigo agradeciendo a los fantasmas de la fuerza la oportunidad de ser su asistente personal. Por nada del mundo volvería a ser la sosa ingeniera aeroespacial, no cuando en ese lugar podría tener más tranquilidad, pero no la fuerte y ancha espalda de mi jefe oscuro.
—Rey...—Dice y yo respingo rápidamente con las mejillas coloradas. Por mi estupidez puedo deducir que ha estado hablándome desde hace un rato, pero en mi perversión le he perdido el hilo de la charla.
—Sí...sí.—Contesto y me pongo más rígida desde mi lugar. Al lado del ventanal de sus lujosos aposentos.
—Te dije que ya te puedes retirar.—Repite en voz baja, tan ronca que los vellos de mi nuca se crispan. Él está recargado en la mesita de noche de la estancia, con las manos ocupadas por sacarse la pesada túnica. Trago saliva por unos instantes, incapaz de procesar otra cosa que no sean los abdominales bien marcados y duros de mi superior. A él no parece molestarle el que lo vea, de hecho por los años que llevo siendo su asistente, la confianza hacia mí ha crecido con el tiempo. Sin embargo, yo no puedo acostumbrarme, es obvio que me gusta y por eso tengo que fingir delante de él que no me pertuba en lo absoluto. Ya tenía un mantra bien grabado en la cabeza para serenarme en situaciones indecorozas por parte de mi jefe.
—Con su permiso, señor.—Me despido y hago una pequeña reverencia antes de salir de su habitación. Cuando los pasillos del Finalizer me reciben puedo respirar adecuadamente y dejo que el calor de mis mejillas se instauren ahí, sin tapujos. Otro día, otra forma de morir de amor por el delicioso caballero de la Primera Orden.
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𝐂𝐀𝐑𝐓𝐀𝐒 𝐀 𝐊𝐘𝐋𝐎 | 𝐑𝐄𝐘𝐋𝐎
FanfictionSINOPSIS: A la joven ingeniera de Jakku le gustaba demasiado su jefe, tanto como para arriesgarse a escribir todos sus sentimientos en una carta. Sólo esperaba que Kylo Ren no la matara y que como mínimo la dejará seguir trabajando a su lado. •• Tí...