Capítulo 1

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REY

—Lo que pasa es que eres una completa cobarde.—Rose me acusa, conoce perfectamente mi amor unilateral por el comandante.

Ella es mi mejor amiga y desempeña un gran papel como mecánico de las pequeñas naves caza, en especial del caza personalizado de Kylo Ren. También sabe que llevo años vuelta loca por mi jefe y que jamás me he atrevido a confesarle la sarta de sentimientos que tengo acumulados por él. En pocas palabras, para la chica de ojos rasgados soy una cobarde, una chica miedosa del hombre con el que paso la mayor parte del tiempo y puede que tenga toda razón. No puedo creer que a pesar de todo lo que hemos vivido juntos no sea capaz de sincerarme.
¿Cómo he soportado estos cuatro años sin decir nada? ¿Por qué me es tan complicado verlo a los ojos cuando me habla? Fácil, tengo miedo de que mi declaración me cueste mi trabajo y sea desterrada de su lado por mi falta de ética profesional. Y no gracias, ni loca vuelvo a ser la ingeniera aerospacial aburrida del Supremacía.

—¿Qué quieres que haga, Rose?—Gruño, estoy perdiendo la paciencia por aquella mirada juzgona que me lanza mi mejor amiga.—¿Que le diga; ¡Ey Ren me gustas desde hace años y quiero que me folles!?

Rose entorna los ojos y continúa sorbiendo de su bebida fría. La mujer de ojos pequeños es así; fuerte de carácter, inteligente en lo que hace y sobre todo muy segura de sí misma. Todo lo contrario a lo que yo soy y mierda, desearía tener la fuerza de voluntad de Rose y gritarle mis sentimientos en la cara a Kylo Ren. No obstante, hay un sinfín de excusas que me prohíben hacerlo, incluso es una gran lista del porqué no debo liarme con el jefe de la flota.

—Sólo digo que si no haces nada otra lo hará y perderás la oportunidad de cumplir tus extrañas fantasías con el señor de la muerte.—Responde, ella ríe ante el apodo poco conveniente que le ha dado a mi amor platónico. Sí, sí, todos sabemos que es el peor asesino de la galaxia. El mata-jedi.

—Es obvio que no me corresponderá, Rose.—Digo y ella entorna los ojos cansada de mi mierda quejumbrosa.—¡Sólo mírame!—Me señalo. El uniforme de oficial esconde todos mis atributos, o bueno, en realidad no tengo atributos.—No soy bonita o llamativa para alguien como él. No lo merezco.

Rose se levanta de su asiento furiosa y toma su gorra de mecánico para golpearme duro con ella en la cabeza. Eso duele, pero no voy a quejarme, quizá y me lo he ganado. Aún así tengo decencia de frotarme la parte de la frente que me ha quedado dolorida.

—Me tienes harta, Rey.—Gruñe y yo me retraigo en mi lugar avergonzada. Sé que no debería estar hablado tan a la ligera de mi propia persona, pero no soy una chica con tan buen autoestima.—El no ya lo tienes, sólo debes arriesgarte para obtener lo contrario. De verdad espero que algún día tengas el valor para confesarte.

Yo también lo esperaba.

Rose ya no comenta nada, decide seguir con su malteada y su magdalena de frutas y yo me enfoco en seguir estudiando la agenda del jefe. Mi gran obsesión por él jamás interferiría con mi trabajo, nunca le he fallado en ese sentido, y era sorprendente, que hiciera todo tan bien, que tuviera hasta la fortaleza de ver sus sanguinarios interrogatorios, pero que no pudiera decirle la palabra; Me gustas. Era un completo asco.

BB9E aparece por la puerta de la salita de empleados y me pita con sus sonidos binarios exigentes. Es el droide de Ren y por la forma en la que el astromecánico me habla, entiendo que requiere de mi presencia, de inmediato. Entonces me levanto de sopetón y me cargo la dattapad en el brazo, Rose bufa ante mi apuro por salir corriendo al encuentro con mi superior y yo sigo al droide por el pasillo sin prestarle atención al comentario desvergonzado de mi compañera. Sí claro, que vaya a por él.


𝐂𝐀𝐑𝐓𝐀𝐒 𝐀 𝐊𝐘𝐋𝐎 | 𝐑𝐄𝐘𝐋𝐎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora