╰┄┄⟢ 𝗖𝗨𝗔𝗧𝗥𝗢 | 𝖢𝖠𝖸𝖤𝖭𝖣𝖮 𝖤𝖭 𝖫𝖠 𝖳𝖱𝖠𝖬𝖯𝖠

252 39 0
                                    

El pitido del despertador no se hace tardar

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El pitido del despertador no se hace tardar. Lo mira con suma molestia. Está de vacaciones, ¿por qué tendría que tener una hora concreta para levantarse?

──Vamos Eri. Los chicos ya están abajo ──informa Caleb, pasando enfrente de la habitación y alzando el tono──. Recuerda pasarles un agua a las botellas y rellenarlas.

Ah, sí, por eso. No tenía que haber aceptado, pero era su tío, qué le iba a hacer. Si se negaba corría el riesgo de ver como el entrenador Krueger le tiraba caña a su madre.

La resaca que tenía no es que le ayudara a comenzar bien el día. Se levanta con cansancio, sus brazos y piernas pesaban y ahora mismo no tenía ganas de aguantar a aquellos especímenes idiotas.

Una vez aseada, baja, ajustándose la coleta antes de entrar al comedor. Ignora a los jugadores y pasa a prepararse la bandeja –un par de tostadas con mantequilla, su tazón de leche y andando–.

Entre tanto, Doug y Bailong la miraban de forma sutil mientras desayunan, intercambiando risillas y algún comentario en el proceso.

──¿A qué esperas? ──pregunta el peli–morado terminando su arroz.

──Voy a darle hasta antes del entrenamiento. Si no se da cuenta por sí solita, entonces se lo diré.

──Te aprovecharás.

La mirada anaranjada del capitán cae encima de aquel delantero, dedicándole una sonrisa ladina y regresando su vista a la pelirroja──Ni lo dudes.

Ante aquello, el contrario sólo pudo reír.

Se acomoda en una de las mesas alejadas, dándole un buen mordisco a su tostada mirando por la ventana.

Tenía que admitir que ciudad Inazuma poseía cierto encanto.

«Pero Miami le sigue ganando» piensa hacia sus adentros, inclinando levemente la cabeza hacia la derecha, como si le pesara sin darse cuenta.

Sí. Se podría decir que esa era una de sus manías; una de esas cosas que hacía sin pensar.

Manía número 1.

Rellena las botellas mandadas colocándolas en el cesto

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Rellena las botellas mandadas colocándolas en el cesto.

──¿Todo listo mi pequeña Lunes? ──aparece sonriente Caleb, revolviendo con una mano su gran mata de pelo castaño.

──Sí. - se limita a responder dejándolo todo recogido. Agarra el cesto dirigiéndose hacia la salida──Por cierto, ¿Qué tal la tía?

──Oh~, muy bien. Me pregunta por ti cada día. Está ilusionada de que hayas aceptado ──responde mientras caminan hacia el campo. Un aura triste se apodera de él──Se preocupa más de ti que de mí.

Eri le da unas palmaditas en la espalda, dándole unas friegas para que se le pase el mal trago, aunque igualmente le hacía gracia la situación.

──Mira en los vestuarios por si falta alguno anda.

──¡Muy bien!

Se separa del adulto y a paso calmado se acerca a los vestuarios. Asoma la cabeza esperándose cualquier cosa por parte de alguno de ellos. Apoya una mano en el marco de la puerta, quedando estática al ver como Bailong la mira divertido moviendo cierto objeto delante de ella.

Frunce tanto el ceño que eso se parecía a un unicejo. El agarre del marco se hacía cada vez más fuerte. Iba a abrir la boca para decir algo, pero el chico le cortó.

──Fuiste tú quien lo dejó en mi habitación.

Cierto, y se hubiera acordado de cogerlo sino fuera por su tío.

Lentamente cierra la boca, manteniendo aún el entrecejo, y aguantando esas ganas que le crecían en su interior de causar un asesinato.

──Podemos llegar a un acuerdo.

──¿Qué clase de acuerdo?

El peli-blanco se aproxima a ella y se para a escasos centímetros──Sé me criada hasta el final del proyecto y... No te arruinaré tu estancia aquí ──dice de forma suave y seductora, causándole escalofríos.

Sonríe ladina, ¿En serio cree él que va a aceptar así como así? ──Léeme los labios... ¡NO! ──grita en pleno oído del chico, haciendo que se eche hacia atrás con la mano en éste.

──Muy bien, entonces les mostraré a todos la conversación que tienes con un tal Danielle y ya veremos si te siguen tratando bien o no.

Con esa gran amenaza la empuja para que se aparte, decidido yendo al campo. Le agarra de un brazo y lo para. Esa información, esa... ¡Crítica! No podía salir de WhatsApp.

──Está bien, tú ganas ──le comunica entredientes, tragándose el orgullo. SU gran orgullo──, seré tu criada.

Patético.

Bailong reía por dentro. Ahora la tendría a su merced y ella no podría negarse. La tenía donde quería.

──Así me gusta ──le revuelve el pelo. Apartando la mano en cuanto ésta le intenta morder──, pero al amo no se le pone la mano encima.

Ante aquello, el chico bien podría jurar que le había gruñido cual perro.

Antes de devolverle el móvil, pasa un brazo –agarrando dicho objeto– por sus hombros y comenta burlón──Y permíteme darte un consejo: La contraseña en el móvil es muy útil, hace que sea difícil acceder al interior.

Agarra su móvil molesta golpeándole con el codo en las costillas y yendo a colocarse al lado de su tío.

El joven se une a sus compañeros de equipo, siéndole inevitable pensar──«Te acordarás de mí por el resto de la eternidad»

❝ ────── 𝐑𝐄𝐒𝐈𝐒𝐓𝐄𝐍𝐂𝐄 𝐉𝐀𝐏𝐀𝐍 | 𝗂𝖾 𝗀𝖺𝗅𝖺𝗑𝗒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora