Tras la breve estancia en Nueva York, la gira se aceleraba cada vez más y Kurt y yo no podíamos vernos tanto. La fama de Nirvana crecía por segundos a medida de que el single y el videoclip de Smells Like Teen Spirit subía rápidamente de puesto en las mejores listas y las entradas para los conciertos se agotaban cada vez con más rapidez, llenando los locales. Podrían tocar tres días seguidos en el mismo sitio que lo iban a llenar igualmente.
El hecho de que no nos viéramos no implicaba que nos alejásemos. Kurt y yo manteníamos contacto telefónico y, como cualquier pareja, nos echábamos de menos y nos lo decíamos. Hablar con él un par de horas antes de dormirme era la mejor medicina contra la tristeza o cualquier problema que tuviera. Me relajaba, me calmaba, me hacía sentir mejor. Varias veces me dijo que me echaba de menos, que los días eran mejores si yo estaba a su alrededor. Fue una de esas noches en las que decidí que al día siguiente me desplazaría a Ohio para verle.
Cuando llegué a la dirección que él mismo me facilitó la noche anterior le encontré sentado encima una mesa de jardín dando puntapiés. Aquella no era la reacción que yo esperaba. No recibí un "¡Alyssa! ¿Qué tal estás? Que bien que estés aquí", ni nada por el estilo. Le encontré maldiciendo en voz baja.
- Cariño... ¿Qué te ocurre? ¿Algo va mal?
- Todo-respondió sin mirarme- No hay nadie capaz que el puto sonido de los huevos suene bien. Esto es una puta mierda. Lllevo demasiado aguantando esto. Y el concierto ha salido de puta pena, no me oía para nada.
Acostumbrada a tocar en el metro para poder conseguir pagarme el alquiler y llevarme algo a la boca intenté animarle inútilmente.
- Kurt, debeías disfrutar del éxito. Sois buenos y a la gente le gustáis. Dentro de poco seréis cabeza de cartel en grandes festivales, estoy segura. -le dije mientras me sentaba a su lado y le acariciaba el pelo.
- Estoy harto de esta puta mierda y de estos putos tugurios. -dijo, como si no me hubiese oído.
Lo que yo no sabía era que en aquel momento él estaba sufriendo de abstincia. Aquella contestación que le di en nuestro paseo nocturno por Boston lo único que provocó fue que me ocultara su consumo hasta el final. Yo no me enteré hasta mucho tiempo después, cuando él ya no quiso saber absolutamente nada de mí.
Pasé un par de días con ellos acompañándoles en los conciertos y durmiendo con Kurt tras ellos, pero una vez llegamos a Detroit, el 12 de octubre, tuve que regresar a Boston aquella misma mañana porque tenía que comenzar a trabajar en una tienda de discos.
No tuve la despedida que me hubiese gustado, simplemente un beso frío y un "Nos vemos pronto. Es una pena que no puedas venir con nosotros a Chicago".
A partir de ahora os voy a contar la historia tal y como pasó, aunque yo no estuviera allí para verlo, pero que efectivamente sé.
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Bleach - K.C.
Fiksi PenggemarYo intentaba ser normal, pero unos meses después me di cuenta de que él huía de la normalidad.