Capitulo 8

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Luego de la llamada de mi padre hablé un rato con Marcos, y pensativo volvió al cuarto donde se quedaba. No le di mucha importancia. Trabaja mucho, de día en una oficina pediatrica y de noche en un hospital. No entiendo porque insiste en trabajar tanto. Termine acostándome poco después de él, haciendo el menor ruido posible para no molestarlo.

Me desperté con el sonido de la alarma. Tenía una nota pegada al móvil "Te deje desayuno en el microondas, espero llegar a la cena. Necesitamos hablar" me lo quiero comer a besos por el detalle pero ese "necesitamos hablar" me dejo un poco inquieta. Voy al baño para lavarme la boca, cuando termino voy a ver qué dejo en el microondas vi que en la puerta del mismo había otra nota "Buen provecho, princesa"  me ruborizo, no lo puedo evitar.

Cuando termino de desayunar tomo una ducha, recuerdo que tengo que llegar temprano, añadieron seguridad al edificio y a nuestro jefe quiere que nos presentemos para evitar conflictos.

Me apuro a llegar al edificio. Mi jefe da una conferencia y añadieron a 5 personales más. No se porque tienen que añadir tantos, pero no es problema mío.

Preparo los expedientes de mis próximos pacientes, solo me faltan dos y siento que me voy a quedarme dormida por mi falta de descanso. Mejor busco café. Voy a la cocina y uno de los guardias está sentado tomando café, le sonrió y no me devuelve la sonrisa. Mal educado. Busco una taza y cuando me voy a servir café la jarra de la cafetera se cae al suelo haciéndose cantos y el piso se llena de café y de vidrios.

-ahora me tocará comprar una nueva, joder- dije poniendo los ojos en blanco

El guardia rápidamente se para e insiste en ayudarme, pero como me toca atender a un paciente en 10 minutos acepto.

-Gracias por la ayuda-dije agradecida. Los dos nos encontrábamos de rodillas en el piso limpiando mi desastre

-No tienes que agradecer, cualquier persona te hubiera ayudado

-Pero fuiste tú quien me ayudo-dije y él se queda callado, es muy serio y no me gusta la gente que es muy seria. Me levanto para buscar servilletas y cuando me vuelvo a arrodillar me arrodillo en donde habíamos puesto los vidrios y me atraviesan muchos de ellos en la rodilla y suelto un leve grito alarmándolo a él.

Él se para y con su ayuda me siento en una de las sillas, él le mira como si fuera anormal por lo qué acabo de hacer.

-Acaso no puedes ser más torpe?- pregunta mientras me saca algunos vidrios de la rodilla. Definitivamente fue un mal día para vestir con falda. Ignoro su comentario

-Me llamó Alba- me quise introducir, me ayudó mucho hoy, por lo menos que sepa mi nombre

- Álvaro- dice concentrado en mi rodilla. Busca el kit, me limpia y me pone una gasa

-Como sabes hacer todo eso- pregunto curiosa

-No es como si te estuviera haciendo una operación, solo te estoy limpiando la rodilla- con razón lo contrataron, parece un robot de lo inexpresivo que es y es grande y bastante fuerte.

-Bueno, gracias- dije y me paré, fui a mi oficina como pude y trate a mis últimos dos pacientes y me fui a mi casa.

De camino me dieron ganas de hacerle algo bonito a Marcos para la cena. Fue muy lindo de su parte hacerme el desayuno.

Son las 7 de la noche, prepare comida italiana e hice como una cena romántica para dos. Me siento contenta con lo que hice, pero me quedo esperando por Marcos, ya estaba bañada me puse un vestido suelto casual, pero lindo para la ocasión.

Minutos después Marcos entra por la puerta y al ver todo lo que hice sonríe, viene donde mi y me da un beso en los labios.

-que es todo esto- dice cariñoso, se sienta al otro lado de la mesa

-una cena para dos- dije parándome para servir la cena. Cuando me paré ve la gasa en mi rodilla y rápido pregunta

-Que te pasó en la rodilla- pregunta serio

-Pues torpe que soy rompí la jarra de la cafetera en el trabajo y cuando me paré para buscar servilletas y cuando me arrodillé lo hice en los vidrios que estaban en el piso- todavía me dolía mucho

-y quien te curo eso?- pregunta raro sabía que me da asco hasta mi propia sangre

-Alguien del trabajo, no lo quiero ni tocar. Hasta me bañe con la pierna fuera de la ducha- dije con gracia y sinceramente así fue que me bañe

-Deja ver- me siento en la silla y se pone dé cuclillas frente a mi, me saca la gasa y enojado me dice- necesitas puntos y lo más seguro tienes más vidrios ahí dentro, quién te curo esto lo hizo peor.

Busca su estuche y me empieza a sacar vidrios de la rodilla y a poner puntos, siento que voy a vomitar.

-Si te da asco no mires- dice al ver mi cara de asco, pero se ve tan jodidamente sexy, estoy segura que sus pacientes y enfermeras en el hospital estarán enamoradas de él.

Luego de casi vomitar tres veces lo superé e intenté servir la comida, pero Marcos insistió en hacerlo el.

Durante la cena fue muy cómoda, pero notaba a Marcos muy inquieto, no quise preguntar porque estropearía la cena. Cuando terminamos de comer Marcos lava los trastes y recuerdo la nota de la mañana.

-Marcos, de que tenemos que hablar?- solté de momento. Deja de hacer los trastes, el ambiente se pone tenso.

-No se como empezar a decirte- hace una pausa, se sienta frente a mi- me gustas muchísimo, pero no pensé, estoy siendo muy egoísta-me mira apenado- tu padre fue, es y siempre será mi mejor amigo yo no le puedo hacer esto. No me puedo meter con su hija, lo siento mucho.

No se ni que decir, me siento muy enojada y dolida. Me alejo de él y empiezo a caminar de lado a lado, un poco coja por la rodilla.

Enojada le digo- Lo que tienes es un juego conmigo, un día es si otro es no, solo piensas en tus sentimientos y no tomas en consideración los míos

-No voy a pelar, solo se que estás mejor sin mi y de paso le evitaremos muchos problemas a tu padre- no digo nada se para de la silla y me da una última mirada, sin decir nada sale del apartamento y solo ahí me permito llorar, solo en la soledad. Con el corazón roto y lágrimas en el rostro me acuesto en el sofá, prometiendo no volver a caer en sus redes nunca más.

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