Capitulo treinta

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Kaey’s POV

No escucho nada, no sé cuánto llevo aquí pero sé que me siento un asco, cuando Sam me trajo acá me manoseo un rato y después de fue, me siento sucia y asqueada. Tengo una venda en los ojos y estoy atada a una cama, mis brazos y piernas abiertas, cada una amarrada a un barandal de la cama. La garganta me duele, y no paro de llorar, también me duelen las piernas de los golpes que me han dado buen día para usar shorts, eh Kaey?, me duele la cara, las muñecas y los tobillos por las cuerdas. Huele asqueroso, como a podrido o yo que sé, tal vez es el cadáver de la anterior víctima.

Oigo la puerta abrirse y cerrarse y cuando me doy cuenta me han quitado la venda, mis ojos tardan en acostumbrarse a la luz, cuando logro ver con claridad no sé qué hora es o si es de día o de noche, aquí no hay ventanas ni relojes, solo hay una cama, que es en la que estoy amarrada, un closet y una puerta, listo

-te traje comida preciosa- odia el apodo que este hombre tiene para mí, es joven, como de unos veintiocho, rubio y ojos oscuros, lo siento encima de mí quitándome las cuerdas y no me puedo sentir más incómoda- y después, te estrenare

¿Cómo así “te estrenare”? no entiendo nada. Una vez me suelta me alejo rápidamente de él y me hago un ovillo en la esquina de la cama

-tranquila preciosa, no te hare nada- me pasa un plato con comida, hay arroz y atún

Gustosa lo acepto, después de todo me muero de hambre, pero de repente la idea de que este envenenado me ataca así que alejo el plato asustada

-no tiene nada- dice y se levanta, parece ser un tono, tiene voz chillona y cara de imbécil, a aparte de ser gilipollas- ¡Come!- rugue al ver que ni toco la comida, ante su atenta mirada tomo el plato y me lo como todo, no quiero enojarlo

Harry’s POV

La mujer me mira desconfiada y pienso que el oficial que acaba de entrar no le ha dado buenas noticias

-me importa un huevo- le dice ella después de pensarlo- retírate

La oficial me mira detenidamente, como evaluándome, criticándome, siento mi cabeza palpitar y me duele el pecho

-¿Por qué debería creerte Styles?- pregunta la mujer poniendo un pie en la silla y recostándose en la rodilla

-por esto- tiro el saco con el dinero de Sam a la mesa y ella me mira sospechosa- aparte te mostré el video y estoy dispuesto a entregarme con tal de que la rescaten

Ella abre la bolsa y su cara es un poema cuando ve que hay en el interior, veinte ocho mil dólares en sencillo se amontonan en la bolsa, cada grupo de mil unido por un caucho

-por favor- suplico mirándola, es dura y estricta pero sé que tiene un corazón grande, recuerdo la forma en la que me miro cuando los policías me trajeron a la habitación de interrogación

Me seco las lágrimas con el dorso de la mano y con valentía abro la puerta de la comisaria, hay varios escritorios, todos desordenados, las personas corren de un lugar a otro y los teléfonos no paran de sonar, siento el frio del aire acondicionado pegarme cuando entro y aunque nadie nota mi presencia ya me siento asustado, cierro la puerta y el golpe hace que varias personas me miren, algunos sin entender, otros sorprendidos

-es Harry Styles- susurra una mujer que está sentada en un escritorio, parece ser una secretaria

Es lo único que se escucha, luego dos policías me cogen rápidamente por los brazos y uno me pone unas esposas, me quitan la bolsa de lana y me empujan hacia el fondo de la comisaria

Ser uno de los criminales más buscados me había marcado, no había asesinado a nadie pero mi archivo era tan grande que todos los policías de la ciudad me odiaban y mis crímenes me hacían huir de la ley

Dangerous Attraction Donde viven las historias. Descúbrelo ahora