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Volvió a despertar notando la ausencia de la persona que momentos antes yacía a su lado, se levantó de la cama observando a sus demás hermanos durmiendo. Tocó su frente y examinó cada una de las extremidades de su cuerpo, no había una gota de transpiración ni tampoco se sentía tieso como si fuera un bloque de hielo. La temperatura alta y la sensibilidad de su cuerpo se habían esfumado ¿Acaso los cuidados de Osomatsu habían dado resultado?

Faltaba uno en el gran futón, Osomatsu. Y no se encontraba por ningún rincón de la habitación. Observó la hora, 5:00 a.m, había dormido casi todo el día y de seguro su horario de sueño estaría cambiado. Suspiró, lentamente abrió la puerta y se decidió en encontrar el paradero del mayor de los hermanos. Al salir a la luz notó algo diferente, algo que no tuvo tiempo de fijarse o quizás había sido muy tonto para no hacerlo. Alguien lo había cambiado de ropa. Traía los pantalones de su típica pijama azul pero en vez de tener la prenda que cubría su torso y combinaba con sus pantalones, tenía puesto el poleron rojo de Osomatsu. Mayor razón para encontrarlo. Intentó sacárselo, pero una ráfaga fría lo obligó a dejarlo como estaba en el lugar que estaba, cubriendo su temblorosa piel.

Bajó las escaleras subiendo un poco las mangas del poleron, a pesar de ser sextillizos,  los brazos de Osomatsu eran más largos que los suyos o quizás la prenda estaba muy estirada y desgastada.
Sus pies descalzos permitían que el frío del suelo sea más fácil de transportar a todo su cuerpo por la exposición de los mismos. Cuando finalmente bajó, encontró al mayor sentado en frente de la típica mesa donde desayunaban mientras bostezaba.

— ¿Osomatsu-Niisan? — puso sus manos en frente de su boca, mientras les transmitía calor a través de su aliento.

— Ah, Choromatsu — volteó y lo examinó de arriba a abajo, luego sonrió como si no hubiera pensado en nada malo — Ven siéntate aquí — palmeó el suelo señalando un lugar a su lado.
Choromatsu entre una sensación de somnolencia y no saber qué había ocurrido a lo largo del día, obedeció.

— Osomatsu-Niisan ¿Que haces a estas horas despierto? —

— ¿Lo olvidas? Dormí a tu lado, significa que mi horario de sueño está cambiado ahora. — notó unas leves ojeras adornando la parte de abajo de sus ojos. Se sintió culpable.

— Gracias. — contestó con voz baja.

— ¿Qué? —

— Gracias por cuidarme cuando estuve mal —

Y por primera vez delante del menor, se sonrojó. Sí, completamente. Su silueta dominante se tiñó de rojo al ver el rostro de Choromatsu del mismo color pero más intenso, su mirada apuntando a otro lugar evitando cualquier contacto, usando su ropa y sus pelos alborotados. Ahí se había dado cuenta de otra cosa: no importaba qué tan desastroso esté Choromatsu, para el siempre sería lindo. Sonrió y cambió de tema.

— Por cierto, lindo poleron, se nota que ya usas cosas a la moda —

— Tenemos los mismos polerones solo que de un color distinto —

— Por esa misma razón lo digo. Creo que deberías usarlo más seguido. —

— No me gusta para nada ¡Mírame! Me parezco a ti, que horrible —

— Para mí aunque tengas mi poleron sigues siendo tú, incluso usando el de los demás podría reconocerte muy bien — bostezó.

— ¿Qué me diferencia? —

— Bueno, podría diferenciar con tan solo llevarte la contraria, de seguro me gritarías y me llamarías "Idiota" muchas veces. Al ver tu terquedad y sin nombrar que te retuerces con tan solo mostrarte una revista de tu Idol —

"¿Osochoro? ¡Nunca!" ♤•Osochoro•♤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora