Capítulo 2

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Unas puertas se abrieron, dejándome paso a una sala gigante, con todo de decoraciones negras y tenebrosas. Vi una mujer de cabellos negros como el carbón sentada en un trono que tenía dos figuritas de dragones a cada lado.

- Querida Amy-dijo aquella voz tanto melosa y severa.

- Me llamo Alaska.

Así que esa era la famosa Alaska ... Se acercó hasta mí y me tocó con dos dedos los ojos después de que yo hubiera cerrado los párpados. Los abrí y veía diferente. No puedo explicar detalladamente lo que veía, pero todo era diferente. Se veía una gran cárcel dorada con una especie de ranas con ojos graciosos, encerradas y que movían la boca, pero no las podía oír. Las figuritas de dragón se movieron y escupían fuego por la boca, pero un fuego azul. Todo en esa sala cobraba vida. Me tocó las orejas y sentí todo lo que decían las ranas, el ruido de las llamas de los dragones ...

Todo.

Marcó tanto mi vida que nunca en mi vida lo olvidé.

¿Yo? ¿En una secta? Realmente era una cosa muy importante, mucho. Después de estar un rato con la vista pegada a esa sala, me desviarla hacia el chico rubio que me había intentado violar, o algo por el estilo.

- Se llama Cody- dijo Alaska, dándose cuenta de que tenía ganas de estrangularlo.

- ¿Y tú preciosa? - Dijo con tono burlón.

- Amy, es Amy.

- Claro, preciosa.

En aquel momento tenía tantas ganas de coger un ladrillo y echarle por la cabeza. Si, podía ser que sintiera algo por él, pero yo estaba completamente decidida por Nin, nadie más.

- Sé que lo estás esperando, Amy. - Dijo Alaska sonriendo.

Alas de AlaskaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora