Cerrada de nuevo en la habitación.
Busco la lima, pero no está.
Solo veo la mirada fija de Cody en mis ojos.
- ¿Qué haceis mientras estoy aqui?
- Preciosa, te falta mucho por aprender de nosotros.
Oh, mierda.
Me di cuenta de que tampoco sabia la hora, ni tampoco sabía si podía confiar en la secta esta.
Pero no tenia más remedio, si quería salir viva de allí.
- Se lo que quieres- dije sonriendo.
- Entonces mejor- dijo devolviendome la sonrisa.
- DIMELO, CABRÓN!- dije en tono amenazador, con tanta furia que pude levantarme de la silla.
- A ti, preciosa- dijo acercando sus labios.
Le cojí del cuello.
- Mira tío, no se a que estás jugando, pero te advierto de que solo te diviertes tu. Esto no me hace ni pu*ta gracia.
-¿Ah no?
- Para nada.
Se acercó a mi y, se me sentó encima.
- ¿Asi mejor?- me tapó los labios con cinta aislante.- Así estás más guapa, calladita.
Empezó a poner sus manos por mis pechos...
Estaba harta, pero solo podía limitarme a moverme y hacer raras muecas con la boca.