Invitados

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Capítulo dos.

Severus no tenía tiempo ni para respirar. Sabía que el señor Oscuro se había levantado. La marca oscura maldita pulsaba con veneno en su cuerpo. Extrañamente, no era doloroso como antes. Era... excitante, intoxicante. No sabía que había hecho el señor Oscuro pero estaba llenando todo su cuerpo de adrenalina. Y algo más indescriptible.

Para las ocho de la noche, se dio cuenta que algo iba mal. Un simple Apúntame le dijo que Potter no estaba en el laberinto. ¡Ese niño solo le daba problemas!

La marca ardió en un fuego cálido, llamándolo. No tuvo tiempo para no obedecer. Se escabulló sin ser detectado y se apareció a donde lo llamaban. La mansión Malfoy. ¡Lógico!

Entró para encontrarse con todo el círculo interno en una sala, excepto Lucius.

-Severus.

Volteó para ver a Narcisa mirándolo con ojos torturados y postura regia. Ella no era partidaria del Señor Oscuro, pero le tenía suficiente respeto como para temerle al tenerlo bajo su propio techo.

-Narcisa.

-Te llevaré. -le informó uniformemente.

Caminaron por el pasillo hacia el estudio de Lucius.

-¿Todo bien? –murmuró Severus.

Ella simplemente negó.

-¿Dragón? –murmuró a su vez. Solo su hijo la mantenía allí.

Él asintió. Era la única esperanza que podía darle. Narcisa golpeó y esperaron a que le dieran paso, pero solo Severus entró. Y no estaba preparado para ver lo que vio. ¿Qué le había pasado al señor Oscuro?

 ¿Qué le había pasado al señor Oscuro?

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-¿Mi Lord?

-Ah, Severus. Me alegra que al fin te unieras. –contestó destilando sarcasmo marca Snape.

-Lo siento, mi Lord, pero estaba en medio de una competencia...

-Sí, lo sé. Y no te hubiera pedido que viniera si no fuera importante, ¿no lo crees? Mírame y entenderás.

-Sí, veo. Puedo preguntar...

-Gracias a esta transformación, puedo informarte qué salió mal. ¡El niño tenía veneno de basilisco en su sangre!

-¿¡Usted perdone!? –casi se atraganta con su lengua.

-¿¡Usted perdone!? –casi se atraganta con su lengua

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(Lo siento, la vi y me tenté. ¿Se imaginan una cara así?)

-Como oíste, Severus. Acá, nuestro querido amigo Lucius... -señaló al hombre que temblaba por los Crucios en un sillón. -...creyó correcto que el niño matara a mi mascota, y en el proceso, se envenenó. Cómo es que todavía vive, no tengo idea...

El cerebro de Severus manejó todos los escenarios posibles en menos de un segundo. La verdad estaba en la lista.

-La vieja cabra no dice mucho de lo que le sucede a su niño de oro. Pero dejó entender que su fénix intervino.

-Por supuesto, lágrimas de fénix.

-Si tuviera una muestra de su sangre, yo podría analizarla y ver cómo solucionar su problema, mi Lord.

-El niño está arriba.

-¿Cómo? -¿Estaba vivo?

-El niño está en una de las habitaciones de invitados. Sin embargo, hay algo de lo que tengo que hablar... estamos esperando a otro...

En ese momento, alguien golpeó.

-Adelante.

Un hombre tan alto como Severus, pero más corpulento entró con un maletín en su mano. Miró a todos. Si estaba sorprendido, lo ocultó muy bien. Se acercó al señor Oscuro y se arrodilló frente a él.

-Mi Lord.

-Levántate, Marcus. Necesito de tu experiencia y que trabajes con Severus. Ahora, lo que voy a revelar no debe pasar de estas puertas.

Lanzó varios encantos de privacidad muy elaborados.

-He hecho Horrocruxes. –declaró.

Los tres hombres lo miraron con distintos grados de sorpresa.

-Ahora, el diario que dejé a tu padre, fue uno.

Lucius palideció como en el cementerio.

-Lo siento, mi Lord, no tenía idea.

-Por supuesto. Ahora, el niño no lo destruyó, lo absorbió. Si lo hubiera matado, también me hubiera asesinado. Tenemos que encontrar la forma de sacarlo de él sin dañar la porción de alma. Los tres investigarán sobre eso, pero también necesito que tú, Marcus, con Severus, reviertan esta... -se señaló.

-Deberé trabajar rápido. –anunció Severus. –Si no quiero perder la pantalla frente al viejo.

-Bien. Adelante.

-Sin embargo... ¿qué piensa hacer con el niño?

-Retenerlo. Hasta que logre sacarle mis horrocruxes. –contestó el señor Oscuro. –Lucius, te encomendaré la tarea de recoger mis otros horrocruxes.

Lucius abrió desmesuradamente los ojos.

-¿HorrocruxeS? –remarcó la S.

-Sí. Ustedes, vayan a trabajar. -despidió a los otros dos.

Severus salió con su característico vuelo de túnica, seguido de Marcus Nott.

-¿Podrás revertir eso?

-Eso no es problema. –se detuvo y lo miró. –El problema son los horrocruxes. Nunca escuché de uno en un ser vivo.

-Yo tampoco.



Otro capítulo, corto pero significativo. ¿Opiniones? ¿Votos? ¿Hotel? Nah...

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