El rostro de desaprobación de la gente hacía mi no pasa desapercibido, es una costumbre que me miren así. La sociedad no acepta a nada ni a nadie que no sea igual que ellos o que acostumbren a ver. Con el paso de los meces me terminé acostumbrando a tal cosa, lo que más me costó fue que no me importara la opinión bizarra de los ancianos, algo que no disimulan para nada.
Suspiro y subo el volumen de la música para dejar atrás los sonidos del mundo que me rodea, aumentando la velocidad de mis pasos al ver la hora que es. Se supone que hace tres minutos tendría que haber estado dentro del instituto.
--Llegas tarde-- suelta con enojo la profesora apenas abro la puerta del aula.
--Salí tarde del trabajo-- mis compañeros empiezan a murmurar sobre lo que dije y pongo mis ojos en blanco cuando escucho que uno dice "Es porque es pobre y necesita darle de comer a los padres".
Si supieran que es todo lo contrario.
La señora de no más de cuarenta años, pelo corto hasta los hombros color marrón ceniza, ojos miel tapados ligeramente por unos anteojos con bastante aumento, me hace una seña para que me siente de una vez.
--¿Lo mismo de siempre?-- pregunta mi mejor y único amigo.
--Buenas tardes Óbito, si, lo mismo de siempre.
Él estaba por decir algo más pero la voz de la profesora lo interrumpe y decide prestar atención. Saco las cosas necesarias de la mochila y me pongo a copiar cada cosa que dicta o dice y siento que es importante.
Luego de varias horas más y otras materias el final del horario escolar llega y todos salen como si su vida dependiese de eso. Sin embargo Óbito y yo somos los últimos ya que no tenemos tanta prisa.
--¿Tus padres aún no vuelven del viaje de trabajo?-- pregunta apenas el semáforo se pone en rojo y nos da el pase para seguir caminando.
--No, pero hablamos por vídeo cada que tienen tiempo libre, apenas termine el colegio quieren llevarme con ellos a algún viaje de trabajo.
--Uhm, eso es malo, quieren que te metas a la empresa-- dice con una mueca extraña. --Mi padre también quiere que me meta en el negocio, realmente no me veo como una persona formal, usando trajes caros y hablando de forma fina.
--¿Acaso a mi me ves de esa forma? Creo que no, y aún así estoy considerando aceptar la propuesta de mis padres, después de todo no es como que ellos quieran obligarme-- digo encogiéndome de hombros.
--Una chica llena de "clavos" tanto en la cara como en el cuerpo, tatuajes y mal hablada, si, en verdad no te ves como una futura empresaria.
Río ante su sinceridad y niego mirando las vidrieras de los locales de ropa. Aunque sea todo lo que Óbito dijo, no es como que me guste el metal (Música), sea una suicida como la mayoría piensa y tampoco visto de negro como una estúpida gótica, mi ropero tiene ropa de una variedad de colores, incluso tengo los mismos tipos de pantalones pero diferentes colores.
--Cambiando totalmente de tema, ¿Sabes cómo hacer el trabajo que mandó a hacer el profesor Jiraiya?.
--No, ese maldito nos la complicó por culpa de que Rin le faltó el respeto.
--Rin-- murmura con tono dulce.
--¿Aún te gusta la loca esa?.
--Claro, Rin es una de las más bonitas.
--¿Quieres mi opinión?.
--No, la verdad que no quiero.
--Claro que la quieres-- digo ignorando lo que acaba de decir. --Para mi que tú harías bonita pareja con el Hatake.
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La niña de los clavos. |Minato y tu|
FanfictionLa chica de aspecto rudo y el hombre adinerado y angelical. ¿Qué podría salir mal de un romance entre dos personas totalmente opuestas?