La noche había caído mucho más rápido de lo que hubiera deseado. Mis ojos se mantenían fijos en mis dedos que se movían inquietos sobre mi regazo mientras Dhalia se encontraba relizando los últimos arreglos de mi peinado. Se trataba de una pequeña corona de trenzas que cubría la parte superior de mi cabeza, que luego caía en cascada con el resto de mi cabello suelto.
A mi lado, Aster terminaba de darle los últimos detalles a la cesta que llevaríamos como ofrenda.
En nuestras tradiciones, cualquier primera invitación se debía agradecer con algún presente. En nuestro caso, diversas frutas y hortalizas provenientes de nuestras tierras se presentarían, aquellas que habían sobrevivido al viaje en buenas condiciones se posaban sobre el entramado de mimbre, decorado con pequeños frutos que encontramos cerca de nuestra cabaña.
-Quedó mucho mejor de lo que esperaba.- Alegó orgullosa de su trabajo.- Espero que sea de su agrado.-
-De seguro lo será.- Su hermana sonrió satisfecha.- El invierno parece ser muy duro aquí, lo agradecerán.- Dhalia colocó un pequeño ramillo de flores en mi coronilla y dió por finalizado su labor conmigo.-Quedaste preciosa.-
Sonreí con timidez, el vestido que ella había escogido para mí era simple y de un verde olivo suave, se ajustaba a mi figura sin llegar a incomodarme y poseía una abertura en mi espalda que permitía apreciar parte de mis hombros.
-Bien, si todo ya está listo lo mejor es partir ya, no creo que sea buena educación hacer esperar al rey.- Eris nos tendió nuestras respectivas capas y nos las colocamos con rapidez.- Creo que lo más sensato sería que tu llevaras las ofrendas Laira.- me miró de reojo.
-Claro..- Murmuré. Aún no había tenido la oportunidad de discutir las cosas a solas. Y la tensión aún se percibía entre nosotras.
Durante el camino hacia el gran salón nos mantuvimos en silencio. Cada una permanecía dentro de sus propios pensamientos. A diferencia de las horas de sol, el pueblo se extendía con tranquilidad, sin muchas personas en sus calles. El frío anunciaba su llegada en cada pasar de hora.
Mis manos comenzaron a sudar y mi estómago se revolvió cuando la gran entrada se hizo visible. El no saber que esperar me generaba una incómoda ansiedad. Intenté ensayar en mi mente algunas palabras las cuales podría transmitir mis disculpas y arrepentimiento pero aquella se encontraba hecho un caos. Tragué duro cuando me encontré frente a frente.
Un hombre que resguardaba el ingreso nos miró de arriba a bajo para luego darnos paso. Un olor a leña y tostado inundó mis fosas nasales a penas ingresar, el aura se percibía cálida gracias a la chimenea que alumbraba con llamas danzantes el ambiente.
Una extensa mesá se presentó ante nuetros ojos, repleta de diversos platillos y bebibas. Al notar todas las presencias bajé la mirada con algo de pudor.
-Bienvenidas, llegan justo a tiempo.- Aslaug se levantó de su trono y caminó hacia nosotras para recibirnos.
Todas inclinamos nuestras cabezas ligeramente en forma de respeto, esta noche no podíamos dejar ni el más minimo detalle al aire.-Gracias por recibirnos, espero que pueda aceptar este humilde presente en forma de nustra gratitud.- Con algo de inseguridad di un par de pasos al frente y dejé el mimbre en sus manos.
La reina me dio una mirada breve pero profunda cuando mis dedos rozaron los suyos y sonrió con amabilidad.- Vaya, si que se ve bien, de seguro sabe aún mejor.-
-Le aseguro que lo disfrutará mucho.- Aster se alegró al escuchar el visto bueno.
-Por favor, tomen asiento.- Extendió su brazo en forma de invitación.- Ragnar volverá en un minuto.-
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Laira (ivar the boneless)
Tiểu Thuyết ChungLa tierra nórdica se encontraba preparada para la guerra, mas no para un caos entre dos mundos. Y mucho menos, para el encuentro entre dos corazones.