Capítulo 5

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09 11:21 19 Víctor

Observaba a Leyre mientras sus delgadas manos limpiaban la herida de Ángel. Este parloteaba sin decir nada importante para hacerla reír. Leyre tras sentirse observada me dedicó un guiño. No la merecía. Ella era demasiado buena para mí.

- Vamos, los hombres sois unos exagerados. A penas te ha rozado la cintura – Rió recogiendo las gasas.

- Me ha alegrado verte, pelirroja, cuando te canses del grandullón llámame – Ángel me tocó el hombro antes de dejarnos a solas en la pequeña oficina habilitada como enfermería - Todo tuyo.

Tras limpiarse las manos con el delantal se sentó enfrente de mí, en la camilla, y sonrió echando su cuerpo hacia adelante. Su sonrisa desapareció lentamente cuando vio que yo no sonreía.

- ¿Estás bien?

- Sí, solo estoy cansado perdona – Tomé su rostro entre mis manos y besé su frente. Sus ojos intentaban analizar los míos a lo que hice una pequeña mueca de fastidio – Te he echado muchísimo de menos, Leyre.

Acarició mi mano que aún seguía en su mejilla y se levantó para besarme.

- Los días se me hacían muy largos sin ti – Me miró de nuevo a los ojos y después de mi silencio continuó – Luego me lo cuentas ¿sí? Ahora deja que te cure esos cortes.

- Ocúpate tú del de la espalda – Ordené quitándome la camisa de cuadros y la camiseta interior – Yo puedo desinfectarme el del brazo.

Obedeció y cuando el silencio empezaba a asfixiar sonreí al verla intentando empezar cualquier charla posible.

- El nieto de Begoña ha preguntado varias veces por ti.

- Ese crío es insufrible – Reí al recordar al cabeza pollo - No me deja respirar.

- Tiene 4 años ¿qué esperas?

- Demasiada energía malgastada.

- Vamos, no digas tonterías. Es la felicidad en persona. Aquí es el alma de todas las fiestas ya lo sabes – Como no dije nada prosiguió - Deberías ir a saludarlo, se alegrará de verte.

- Ni de coña.


09 12: 05 22 Arena

Carmen entró en el baño y me abrazó. Puede que fuese lo más cercano a una madre que tenía, pero en realidad tampoco confiaba en ella.

- Estaba muy preocupada por ti – Dijo levantándome la barbilla para analizar el corte de mi cuello.

- Estoy bien, solo es un corte superficial – La aparté y cogí una venda para cubrirme la herida.

- Te dejará marca.

<Puto Ángel de los huevos> Maldije para mí.

- ¿Qué tal estás? – Pregunté mirándola a través del espejo - ¿Qué tal el niño?

- Será una niña, no se lo digas a Saúl, pero lo sé – Se puso seria mientras acariciaba su barrigota.

- ¿Te ocurre algo Carmen?

Tras unos segundos pensando me dedicó una media sonrisa.

- Cansancio supongo. Llevo varios días sin dormir bien. Eso es todo.

Recogí mi collar de cuerda del cual colgaba un anillo y me lo guardé en el bolsillo del vaquero. Recogí las vendas y se las entregué.

- Gracias – Dijo – Me alegro de que estés de vuelta.

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