—¡Seung Cheol le teme a las alturas! —manifestó Jeong Han con vehemencia, sin hallar más excusas, cuando su padre le dio la negativa sentenciadora—. Así que debo ir para ayudarlo a tranquilizarse, de lo contrario no sabemos qué podría sucederle durante el viaje.
Restregué mis manos en mi rostro mientras dejaba escapar un largo suspiro, a pesar de que sabía que Jeong Han recurriría a una mentirilla si no lograba lo que deseaba.
—¿Es eso cierto? —me preguntó el señor Yoon, alzando una de sus cejas.
Y allí estaba yo, involucrado en una discusión de padre e hijo sin saber qué responder. Por un lado, Jeong Han sólo deseaba desconectarse de ese lugar para poder descansar, y por el otro, yo no debía, y simplemente no podía, mentirle al señor Yoon.
—No, no es cierto...
Jeong Han me miró con sus ojos casi desbordando fuego de ellos. Yo me encogí de hombros y le susurré que le había advertido que no me metiera en su problema.
—Entonces no veo por qué tengas que ir a este viaje.
—Papá, voy a ayudarte en todo lo que necesites en las reuniones y te apoyaré en caso de que los acuerdos no vayan bien. Sabes que he logrado sacarnos de aprietos en varias ocasiones.
—Sí, pero preciso que te quedes con tu madre en la empresa.
—¿Qué quieres decir con eso? Mamá es perfectamente capaz de dirigir la empresa por su cuenta.
—Sí, allí tienes razón —respondió su padre con una sonrisa, como si recordara viejos tiempos.
—¿Entonces?
El señor Yoon lo meditó algunos segundos mientras miraba a su hijo, y luego me miró como si yo tuviera algo que ver con el asunto.
—Está bien, puedes ir con nosotros.
Así acabaron tres adultos, en elegantes trajes, haciendo un gran alboroto en la primera clase de un vuelo con destino a Tokio, mientras bromeaban y reían a toda voz. ¿Quién dijo que los empresarios debían ser reservados, altaneros o unos amargados?
Estaba tan encantado explorando todos los botones de mi asiento y descubriendo nuevas cosas que no había notado que Jeong Han y el señor Yoon me observaban con amplias sonrisas.
—Es mi primera vez viajando en avión —me excusé, avergonzado por mi torpe actuar.
—¡Entonces hay que celebrarlo! —exclamó el señor Yoon lleno de alegría. Presionó un botón y, unos segundos más tarde, apareció una bella dama preguntándole en qué le podía servir—. Una botella de champán, otra de vino tinto y tres copas, por favor.
—¡Papá! —se quejó Jeong Han—. ¿Planeas beber tanto en un vuelo de menos de dos horas?
—Tranquilo. No beberé demasiado...
Media hora más tarde, el señor Yoon se quedó dormido luego de beber dos copas y Jeong Han comenzó a murmurar cosas sin sentido. Al parecer, la poca tolerancia al alcohol era de familia.
—Seung Cheol —musitó Jeong Han con sus mejillas sonrojadas y mirándome con ojos brillantes.
—¿Sí?
—No quiero dormir.
—No tienes por qué dormir ahora. Llegaremos al hotel a descansar de todos modos.
—No ahora... No quiero dormir hoy, ni mañana, ni en cuatro décadas. Estoy cansado de todos esos sueños.
—Lo sé —respondí con tristeza—, pero no puedes estar despierto toda tu vida.
—Sí puedo. Mira cómo lo hago. —Jeong Han llevó sus manos a los ojos para forzarlos a abrirse de par en par, haciéndolo ver muy gracioso—. ¿Lo ves? Estoy completamente despierto.
—Lo estás ahora, pero dudo que logres mantenerte despierto por mucho tiempo.
Jeong Han se acomodó en su asiento para alcanzar mis hombros y acercarme a él, penetrándome con su mirada.
—Tú y yo somos amigos, ¿verdad?
—Por supuesto que lo somos —contesté sin pensarlo.
—¿Entonces por qué dudas de mí? Primero creíste que era una especie de asesino, cuando no soy capaz ni de matar una mosca, y ahora piensas que no podría mantenerme despierto toda la vida si así lo quisiera. ¿No confías en mí? —se lamentó casi al borde del llanto.
—Ya, suficiente. Cerrarás esos bonitos ojos que tienes y dormirás hasta que vuelvas a estar sobrio.
—No, no quiero.
—¿Por qué no? Sólo serán unos minutos; no tendrás tiempo para soñar.
—No, porque tú no sabes el daño que provocas —sollozó, llevando su mano al pecho y realizando una pésima actuación que sólo consiguió sacarme risas—. ¿Oíste eso?
—No, ¿qué cosa?
—¡Fue mi corazón romperse, estúpido Seung Cheol!
Exhalé con fuerza todo el aire contenido en mis pulmones y rodé los ojos. Esto estaba muy lejos de ser una bonita primera experiencia volando en avión.
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The Perfume On You | JeongCheol
Fanfiction«Choi Seung Cheol es un joven que ha vivido solo bastante tiempo como para describir a ese extraño suceso ocurrido una mañana de invierno como un gran misterio, aparentemente, sin explicaciones lógicas.» • Detalles de la historia • Título: The Perfu...