Ezra solo quiere que los rumores que corren en Hogwarts acerca de él, no lleguen a oídos de su padre.
Y Harry, bueno, Harry solo quiere que Ezra voltee a verlo y decida de un instante a otro, que quiere pasar el resto de su vida con él.
Aunque tod...
Durante los días que siguieron, en el colegio no se habló de otra cosa que de Sirius Black. Las especulaciones acerca de cómo había logrado penetrar en el castillo fueron cada vez más fantásticas; Hermione le había comentado a Ezra que Hannah Abbot, de Hufflepuff, se pasó la mayor parte de la clase de Herbología contando que Black podía transformarse en un arbusto florido.
Pero al Slytherin aquella ridícula teoría no le convencía en lo más mínimo. Sirius Black tendría que haber hallado otra forma de meterse en el colegio. Un modo inimaginable teniendo en cuenta que logró sobreponerse a los dementores.
Entonces, en aquellos momentos en que pensaba en Sirius Black, su mente volvía a recordar la advertencia de su padre. Y él entendía que Remus estuviera preocupado.
Porque Ezra realmente tenía ganas de encontrarse a Sirius Black y resolver muchas incógnitas que tenía.
Como la razón por la que traicionó a sus amigos. ¿Qué clase de persona haría aquello? Él sería incapaz de traicionar a Draco, Ginny y Hermione.
Sin embargo, Sirius Black no era la única de sus preocupaciones. Habría luna llena dentro de pocos días, y Ezra permanecería con su padre, por lo que se perdería el primer partido de quidditch.
Pero aquello no le importaba mucho, porque de cualquier manera no podrían llevar a cabo su broma.
Pues Cygnus Malfoy, que era el buscador de su casa, aún fingía tener su brazo lastimado, así Slytherin se había excusado con que no podrían jugar contra Gryffindor.
Pero todos sabían que se trataba de un pretexto para no jugar con el mal tiempo, que era cada vez peor.
Con la situación cambiada, el trío de Slytherin no podría llevar a cabo su broma, teniendo en cuenta que no sería tan divertido perjudicar a Hufflepuff como a su propia casa, pues los tejones ocuparían el lugar de su casa en el primer partido.
Además, le debían unos favores a Cedric Diggory, por lo que tenían el pacto silencioso de no molestarlo y, como este era el buscador de Huffepuff, si decidían hechizar la quaffle estarían incumpliendo a su palabra.
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La luna llena ocurrió, y la Clase de Defensa Contra las Artes Oscuras había sido un suplicio, con Remus enfermo, esta había sido dada por Regulus. Y la idea de Ezra de que su profesor no era tan malo, se había evaporado, debido a que el tema que había procedido a dar habían sido los hombres lobo.
Y Remus Lupin era un hombre lobo.
—¡El profesor Regulus es tan malvado, papá! Nos pidió una redacción de dos pergaminos sobre las maneras de reconocer y matar a un hombre lobo —su voz se convirtió en un susurro—; no lo entiendo, ¿por qué te odia tanto? No eres un mal hombre.
Remus suspiró y dejó a un lado su chocolate, observó por unos minutos a su hijo y se preguntó en que momento había crecido tanto. Se sentían tan cercanos aquellos tiempos en donde aún podía cargarlo en sus brazos y entretenerlo con hechizos tontos.
