19.

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Terminó su plato de ramen satisfecho, con una cálida sonrisa agradeció su comida y con una mirada de nostalgia caminó por las calles de la aldea siendo elogiado por las personas que transitaban. Les saludó y respondió de la manera más cordial posible que cumpliría con sus peticiones.

Una vez solo, un vago recuerdo atravesó su mente haciéndole detener su regreso a casa. Negó con la cabeza y metiendo sus manos en los bolsillos se culpó de todo lo que le estaba pasando, negando que no podría conseguir aquella paz se prolongue por más tiempo. Las peleas con Sasuke lo descolocaron y la incomprensible indiferencia con su hijo mayor terminaron por saturarlo y debido a ello no volvió a casa en al menos 3 días.

"¿Sería mucho pedir tener que alguien me dé la bienvenida a casa?" recordó sus amargas palabras de su juventud en el ramen de Ichiraku.

¿En verdad podía rebobinar el tiempo y haber cambiado su futuro?

Descartando esa idea, abrió la puerta de su hogar con cuidado sorprendiéndose por cierta personita.

- ¿Estuvo esperando aquí? –se acercó al bulto que dormía en el piso entre mantas, meciéndola un poco- ¿Estás bien, Sarada?

La pequeña pelinegra a medida que despertaba, su emoción creció al ver a su padre.

- Bienvenido, papá –se lanzó hacia sus brazos y le dio un fuerte abrazo. El rubio aún con la emoción y sorpresa, reaccionó segundos después.

- ¿Qué haces aquí, hija?

- No te veía hace muchos días y papá Sasuke no me dejaba salir sola –explicó con un mohín en los labios separándose del mayor- Te extrañaba, papá.

Naruto con el corazón emocionado acarició los cabellos negros de la menor y besó su frente.

- Eres una niña muy dulce Sarada –mostró una de sus características sonrisas poniéndose de pie- ¿Te parece si más tarde vamos por ese peluche que tanto querías?

Los ojos de la menor brillaron, y asintiendo rápidas veces aceptó.

- Ahora iré a hablar con tu hermano, ¿bien? –se quitó sus sandalias y después de desordenar el cabello lacio de la menor se dirigió escaleras arriba.

Llegó hasta el final del pasillo, observando la puerta blanca que mostraba luz debajo de esta y tocó un par de veces esperando una respuesta o algo. Más no logró su objetivo ya que su hijo ignoraba completamente el llamado.

- Boruto, abre por favor. Ya es hora que salgas y conversemos como hombres, ¿no crees-ttebayo?

- ¿Por qué viniste, por qué...? –se detuvo un momento- Proteger la aldea es tu única prioridad, estando aquí no consigues nada.

- Creo que siempre tenemos la misma maldita conversación, Boruto –apoyó su frente en la madera- Si ya no quieres que te vea como un niño inmaduro, abre la puerta.

Se puso en pie con brusquedad y quitando el seguro de la puerta, la abrió de golpe observando a un Naruto sin afeitar y con ojeras.

- Estás terrible.

- Lo sé, no he parado de trabajar –admitió y se adentró a la habitación, siendo Boruto el que seguía sus pasos- Tu padre ha dicho que eres un caso imposible, háblame de eso-ttebayo.

- Tú... -mordió sus labios y conectó su mirada con la de su padre- No me gusta lo que haces, es insoportable que pases tantos días en casa y de ahí desapareces por días-ttebasa. Quieres que seamos como antes, pero ¿realmente podremos?

- Boruto...

- Tantos días alejado de todos ustedes me hicieron darme cuenta que no los necesito, puedo continuar solo y seguir mi propio camino ninja –se cruzó de brazos sin torcer su brazo ante la extraña mirada que le dio el rubio.

- ¿Le dices camino ninja abandonar a tu familia? –apretó sus puños, con indignación- Creo que no te estás escuchando en verdad. Tu padre y yo somos imperfectos, como cualquier persona en el mundo pero te amamos y siempre estamos preocupados del bienestar de ustedes tres-ttebayo. ¿Acaso mi arrepentimiento no fue suficiente para hacerte entender todo lo que siento?

- No intentes mejorar, simplemente no lo hagas –levantó el tono de su voz logrando enfadar al rubio mayor- ¡Sigue como siempre y quédate lejos!

Stay Away - NaruSasuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora