Estaba de pie frente al espejo contemplando mi reflejo de cuerpo completo; vestía una falda con lentejuela plateada que quedaba a mitad de mis muslos, una blusa de manga larga blanca con rayas horizontales azul marino, encima de ésta un saco color azul marino, botines negros con tacón, y decidí llevar mi cabello suelto que llegaba justo debajo de mis pechos, ya me había aplicado maquillaje que para mí consistía en; polvo traslucido, rímel, un poco de rubor y brillo labial color rosa que resaltaba en mi piel clara. Luzco bien, pensé mientras retocaba mis labios con brillo labial.
– ¡LEAH, APURATE, SI NO VAS A LLEGAR TARDE!
– ¡YA VOY, MAMÁ! – grité mientras rápidamente recogía las cosas que tenía sobre mi cama y las guardaba en mi bolsa para después bajar las escaleras con prisa.
– ¡YA SON LAS SIETE!– gritaba mamá entre enojada y desesperada por mi tardanza.
–Ya estoy aquí, mamá, y no llegaremos tarde apenas son...– me detuve a mitad de oración en el momento que mire el reloj ¡Faltaban veinte minutos para ser las siete! –. ¡Agh! Me desespera que siempre me digas que es tarde cuando en realidad falta mucho tiempo para las siete.
–Ya, mejor almuerza – dice restandole importancia mientras continúa preparando su comida para la hora del almuerzo en el trabajo.
–No tengo hambre, gracias. Mi estómago aún no despierta– digo mientras hago círculos con la mano sobre mi panza.
–Bueno, mientras ve encendiendo el coche, ya salgo– dice mientras me señala las llaves de su carro sobre la mesa.
–Bien, te espero afuera– digo mientras cojo las llaves del coche.
Al salir de la casa noto que el periódico está tirado sobre el tapete que dice "Welcome" en la puerta principal de la casa, lo recojo para hojearlo y me detengo en los anuncios de trabajos, y decido quedarme con él para considerar ofertas ya que hoy es mi último día de clases en la universidad y quiero conseguir un trabajo para no aburrirme en casa. Hoy por fin termino mi decimo semestre de la carrera de medicina, hipotéticamente ya tengo los conocimientos necesarios para ser lanzada al internado.
–Ya, todo listo, vámonos– dice mientras se abrocha su cinturón en el asiento del copiloto.
– ¿Me vas a dejar el coche o tú lo vas a usar?– pregunto mientras espero que el semáforo de la esquina de la casa cambie a verde.
–No lo voy a necesitar, hoy tú lo puedes tener. Tu papá pasará por mí al trabajo y de ahí iremos a recoger tu carro a la agencia.
–Genial, ya echo de menos mi carro. Ya sufrí una semana sin él.
–No seas exagerada, si yo iba y te recogía en la escuela mientras no lo tenías.
–Sí, pero no es lo mismo, cuando yo tengo mi carro me doy tiempo para hacer mis pendientes y así alguien–hago énfasis exagerado en la última palabra–no tiene que estar apresurándome.
–Ya, como sea, hoy en la tarde volverás a tener tu carro.
–Perfecto. Bueno, llegaste a tu trabajo– digo mientras estaciono fuera del elegante edificio en el que mamá trabaja.
–Gracias, anda con cuidado, nos vemos en la tarde– se baja del coche y empieza a caminar hacía la entrada del edificio.
–Que tengas un buen día, mamá–grito por la ventanilla del carro y ella se gira, sonríe y me dice adiós con su mano. Espero a que entre al edificio para arrancar el coche y dirigirme a la escuela.
Cuando llego a la escuela todos los aparcamientos cerca del edificio donde tomo clases están ocupado por lo que tengo que aparcar cerca del edificio C que corresponde a los estudiantes de arquitectura. Al bajar del coche me dirijo al edificio B que es el que me corresponde. Voy caminando ya por los pasillos del edificio B cuando escucho mi celular sonar, hago una pausa para mirar la pantalla de mi celular, es una llamada entrante de Liam, mi novio, no dudo en contestar.
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Cuando Me Hiciste Tuya
RomanceLeah Greene, una joven estudiante que parece estar en una etapa de su vida llena de estabilidad. O eso creía. Hasta que llega Derek Sloan; un hombre mayor e imponente, a poner su mundo de cabeza. Está historia es totalmente original y producto de m...