Capítulo 5

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P.O.V. Derek Sloan

El día en que llevé a Leah a casa de  sus padres no pude pegar un ojo en toda la noche por estar pensando en ella. No sé qué me pasa pero desde que choqué con ella en el estacionamiento de la facultad no he podido sacarla de mi mente.

Cada vez que cierro mis ojos su recuerdo viene a mí. Su rostro que parece el de un ángel; piel blanca; unas oscuras, tupidas y bien delineadas cejas; unas largas y negras pestañas, sus ojos verdes-cafés, y sus labios... sus pequeños y carnosos labios color rosa que piden a gritos ser besados. Su cabello oscuro es largo y sedoso enmarcando perfectamente su rostro haciéndola lucir más pálida y más hermosa, si eso era posible. Su figura es esbelta pero aun así tiene pequeñas curvas, no es tan alta, mide aproximadamente 1.65 m, pero eso no importa.

Ella es perfecta.

Y es curioso porque con todas las mujeres que he estado son lo contrario a ella. Normalmente siempre salgo con mujeres altas, voluptuosas, rubias, superficiales y que no podían salir a la calle sin un gramo de maquillaje, pero Leah era como un aire fresco a mi vida. Ella es amable, servicial, educada, inteligente, hermosa, simplemente la mujer perfecta que cualquier hombre pudiera desear.

¡Y maldita sea! Aquí estoy otra vez pensando en ella. ¡Tengo que hacer algo!

Hoy no tengo que presentarme en el hospital. Así que tengo tiempo libre para reunirme a beber cerveza y hablar con Jeremy, mi mejor amigo. Decido ducharme con agua fría para aclarar mis ideas, minutos más tarde salgo de la ducha con solo unos bóxer negros Calvin Klein y una toalla blanca sobre mis hombros, voy directamente a mi armario para vestir lo primero que encuentro y eso es; jeans oscuros, una playera gris, sobre ésta una chamarra negra, y unos zapatos cafés, después de vestirme llamo a mi amigo Jeremy para ponernos de acuerdo en el lugar

– ¿Qué pasa, doctor? –responde Jeremy al otro lado de la línea.

–Solo hablo para ver en qué lugar nos vamos a encontrar.

–Sí, se me olvidó decirte el  lugar. Un amigo mío abrió un bar hace poco menos de quince días y me ha estado insistiendo en que vaya. Está en una buena zona ¿Te apetece ir?

–Vale, hace rato que no voy a un bar –digo tratando de recordar la última vez que fui a un bar.

–Perfecto, hombre. Te mando la dirección por un mensaje de texto. Nos vemos allá en la noche –dice Jeremy y sin esperar respuesta de mi parte corta la llamada.

Vaya, aún faltan muchas horas para la noche. Doy vueltas por el departamento sin saber qué hacer. Al final decido dar una vuelta en coche y aprovechar para ver que tiendas están cerca del edificio ya que no he tenido tiempo de andar alrededor.

Tomo la llaves de mi Aston Martin, bajo en el elevador hasta el estacionamiento subterráneo, presiono uno de los botones que tiene la llave para desactivar la alarma del coche, lo enciendo, y arranco sin rumbo alguno. Paso algunas tiendas que me serán útiles para adquirir cosas faltantes en mi departamento y me encuentro con un Wing´s Army cerca del edificio donde vivo, cosas que agradezco ya que me gusta comer una que otra vez alitas de pollo ahí. Manejo sin rumbo fijo por casi 2 horas y decido parar a comer en el Wing´s Army antes de ir a tomar al bar con Jeremy. Estaciono en el aparcamiento del local, salgo del coche y activo la alarma. Entro al local y recibo algunas miradas de mujeres hermosas que se encuentran comiendo ya sea acompañadas o solas. Sonrío para mis adentros, no soy ningún ángel en lo que a las mujeres se refiere, siempre he sabido el impacto que causo en ellas y más de una vez he hecho uso de mis encantos para conseguir lo que quiero. Tomo asiento en una mesa que se encuentra cerca del gran ventanal del negocio y espero que alguna camarera me tome la orden.

Cuando Me Hiciste TuyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora