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—¿Me vas a explicar dónde mierda te metiste ayer por la noche?

Jeongguk había estado conversando amenamente con los chicos del club de matemáticas, intentado hacer amigos para poder pedir tutorías porque si esperaba de sus padres él iba a perder el año antes que ese par se responsabilizara. Él se moría de sueño... y de hambre, pero estaba intentando poner su mejor sonrisa mientras el pequeño ruedo mimaba su cabello o apretaba sus mejillas. Había despertado con el pie izquierdo, apestado a la corrida de su profundamente dormido novio, a media hora de su casa y ahora Jennie había dado con él, claro que sí, y quería saber su paradero de ayer por la noche, perfecto. Se giró lentamente con los ojos muy abiertos, Jennie estaba frente a él, con sus brazos cruzados y su pie derecho golpeando repetitivamente el suelo. El pequeño grupo de sus nuevos amigos les miraban con curiosidad, expectantes por el mal genio de la esbelta pelinegra.

—¿Perdona, noona?

—Tu primo me escribió por Instagram preguntando si estábamos bien —le miró con obviedad—... SI ESTÁBAMOS BIEN, JEONGGUK, TÚ Y YO.

El menor palideció.

¿Hoseok le habrá dicho que la hizo quedar como una perfecta alcohólica?

Rápidamente tomó su mano y se la llevó lejos del cúmulo de curiosos.

Ella se quejó, obviamente, dejando manotazos suaves en la espalda de Jeon. ¿Cuál era el jodido misterio? Él estaba arrastrándola con prisa hasta las escaleras de los laboratorios, casi no habían estudiantes por estos sitios, todos concentrados en la cafetería, por lo que había suficiente privacidad para hablar. La sentó en las gradas y entonces mordisqueó ligeramente sus uñas.

¿Debería decirle?

De todos su amigos, ella era la única que no le juzgaría por esa lista del montón de cosas de adultos que había estado haciendo últimamente... y que tenía pensado seguir extendiendo. Se moría por contárselo a alguien, odiaba guardarse demasiado las cosas, le llenaba de estrés y de ansiedad. Jeongguk usualmente era de naturaleza sociable y transparente, muy sociable, y entonces no estaba acostumbrado a estar escondiendo sus cosas de las personas alrededor, odiaba guardarse secretos. Ella debería entender... eso esperaba.

—¿Qué te dijo exactamente? —empezó cuidadosamente, no había hablado con Hoseok y tenían que contar la misma historia para que él no sospechara.

—Me dijo que si estábamos bien, que te estaba llamando pero que no le cogías el móvil.

—¿Y tú qué le dijiste?

—Que se te había apagado el teléfono —se encogió de hombros y se cruzó de brazos—. Luego me preguntó que si pensabas volver pronto, porque teníamos clases, y yo le dije que te quedarías a dormir conmigo.

Eso le quitó a Jeongguk un gran peso de encima. Bien, eso quedaba muy bien como coartada. Por lo menos la suerte estaba de su lado.

—¡Te amo! —le dijo aliviado, lanzándose sobre ella para abrazarla y dejando besitos en toda su cara—. Eres la mejor, noona. Te lo voy a compensar, lo juro.

—¿Compensar? —dijo con curiosidad y pensó en su estrés de esa mañana—. Hace poco se me acabó mi rubor favorito...

—Podemos comprarte uno hoy mismo si quieres —siguió apretándola entre sus brazos y dejando un sonoro beso en su mejilla.

Jennie se asfixió ligeramente y le empujó hasta quitárselo de encima, se puso de pie y arregló su diminuta falda dándole a Jeongguk una mirada acusatoria. Bien, al menos estaba tranquila sabiendo que no la había cagado con el primo de Jeongguk, pero todavía tenía un montón de curiosidad, ¿qué se traía Jeongguk entre manos?

Dumbass ♡ yoonkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora