Y sí, sabía que ella querría una explicación, una que no tenía, me lo suplicaba con la mirada, no soportaba el hecho de que mi cuerpo no reaccionara a ello. Me había paralizado, las palabras no me salía, tenía un nudo en mi garganta.
El tiempo me atrapó y ella se fue, no sabía que era lo que había dicho después de mi repentino comportamiento, estaba ida pero no dejaba de pensar en que tal vez, solo tal vez le hubiera dicho todo de una vez por todas, hubiera dejado que mi miedo a perderla sin tenerla se hubiera ido, sí, tal vez, pero ahora cómo le digo que la amo, cómo le digo que la extraño, cómo le digo que la pienso a diario, cómo le digo que me he enamorado de mi mejor amiga.
Y así pasaron las horas, los días, las semanas, los meses hasta que por fin me arme de valor, por fin había decidido decirle todo lo que nunca le dije, pase pasillo por pasillo, baje las escaleras del segundo piso hasta la primera planta, y justo cuando iba a darme la vuelta, ahí estaba ella, con una sonrisa en el rostro, se iba borrando cada vez cuando la cara de él se acercaba a ella hasta sus labios.
Mi corazón paro de latir, pero las lágrimas no salían, di media vuelta y regrese al lugar del que no debía irme, entre en el aula hasta mi lugar, la clase estaba por empezar, la profesora entro y seguido de ella entraron ambos, mi butaca estaba justo enfrente de la pizarra, ella pasó frente mío y él a lado, ella me sonrió y yo solo pude devolverse la, la clase pasó, y la siguiente también, hasta la última, la hora de salir era mi oportunidad de largarme por fin.
Siempre la acompañaba hasta el autobús, ese día no tenía ganas de nada, me fui y seguía sin llorar, en ese momento alguien se sentó a mi lado, era una amiga que había hecho durante todo el ciclo, pero no me importó su compañía, solo quería dejar de pensar en cómo ella se besaba con aquel chico.
Los días siguientes no cambiaron mucho, ni siquiera mi comportamiento, me excusaba con que estaba cansada, y bueno algo bueno saque de ser la "aplicada" de la clase, así nadie preguntaba más allá, creo que estaba bien, pero no me sentía así.
Las personas cambiamos y de ello aprendemos un poco más, yo por ejemplo, aprendí a disfrazar mi dolor en el cansancio, y sobre todo aprendí que yo no lloraba, más bien yo me destruía internamente. Y así paso un año, ella rompió con su novio y empezó a gustarle otro. Mi vida a partir de ahí fue monótona, una rutina diaria, era irónico porque sabía cuántas veces ella se había roto en mis brazos y cuántas de ellas se había reconstruido, solo conmigo, y ella, ella no lo notaba.
Después de todo me vida no fue tan mala, lo que guarde no valió la pena, dejamos de vernos, de hablarnos, de escribirnos, pero había un problema, yo no dejaba de pensar en ella, no dejaba de sacarme sonrisas mientras escuchaba una canción, o borrarme las cuando estaba entre tanta gente conviviendo, y la recordaba e imaginaba que estaba ahí, contando algo raro pero gracioso.
Suspiré rendida cuando me di cuenta que había pasado ya el segundo año, y seguía enamorada de ella.
Con cariño, yo.
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«CON CARIÑO, YO»
RandomLos textos que otros dejan, los sentimientos que se impregnan en aquellas palabras que no difieren entre sí mismas, son laberintos sin fin, el fin de un comienzo o tal vez algo que jamás existió y fue parte de una mentira, una ilusión o un sueño que...