FINAL

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Hace tanto que escuché decir en el colectivo a un hombre, bastante mayor, que en la vida no se es realmente feliz hasta que los finales se terminan. Cuando lo dijo mi mente supuso que lo decía porque a él ya solo le quedaba uno. La muerte.

A decir verdad tiene un poco de razón aunque a mí parecer no se es todo el tiempo feliz, si no más bien que hay momentos en donde la felicidad es la consistencia que más fluye en nuestro ser, es por eso que muchos somos casi todo el tiempo infelices.

Ese hombre parecía que hablaba solo, pero basto girar en su dirección para darme cuenta de que en realidad a quien le hablaba era a mí; pedí disculpas por no prestarle atención a lo que él estaba diciendo.

—— Tu prestadas tu atención—— hablo sonriendo con autosuficiencia.

—— ¿Porqué lo dice?—— le pregunté mirándolo a los ojos con un poco de confusión.

—— La respuesta es sencilla, haz volteado a verme cuando he estado hablando y sobre todo sin saber si en realidad hablaba contigo—— afirmó —— ¿Sabes? A mí también me asustan los finales, aunque sepa que está cerca el mío—— sonrió con tristeza devolviendo la mirada al frente.

Con tan solo esas palabras había recibido un mensaje hiriente e irreversible acerca de mi vida y la vida en general. Era que al final no había uno más doloroso que, la muerte.

No volví a cruzar palabra con aquel hombre y jamás lo volví a ver en mi vida.

Pasaron dos años y las palabras de una psicóloga calaron mis huesos como si de un fuerte frío se tratase, entonces entendí porque aquel hombre tenía miedo, y es que a quien no lo destruyen esas simples palabras que alguien puede llegar a decir.

Sabes cuando alguien va a decirte algo importante porque su expresión corporal y de rostro delatan cualquier cosa, así estaba aquella mujer sentada sobre su silla nada ergonómica mirándome fijamente, como si la distancia que nos separará fuera mucha, mientras se mentalizaba sobre cómo decirme la razón de mi casi muerte, pensé, ¿Qué tan graves pueden llegar a ser los finales? Quizá no lo sepa aún, pero por la cara de esa mujer supe que no era nada bueno.

—— Llevamos ya varias sesiones y a decir por lo que me haz contado podría darte un diagnóstico de lo que me haz estado preguntando—— desvió la mirada a unos papeles sobre su escritorio un par de segundos para volver a regresarla a mi, suspiro y continuo—— No quiero que te asustes es algo completamente natural dado tu caso—— hizo una pausa para respirar y continuar—— tienes una leve depresión y una severa ansiedad, sí, lo sé suena irónico, ¿No?.

La mire como tratando de encontrar el camino de regreso a casa, era como de esas veces en las que crees conveniente salir de casa sin nada contigo tratando lo olvidar lo que hay a tu alrededor, pero después te das cuenta que te haz perdido y no sabes cómo volver, así estaba yo.

Y recordé a aquel hombre sentado de lado de la ventana mirando hacia la avenida, probablemente tenía razón acerca de los finales. Quizá no haya final más trágico que la muerte.

Con cariño, yo.

«CON CARIÑO, YO»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora