¿MÍ COBARDÍA?

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Para empezar, volví a recordar el hecho de que yo había salido corriendo de donde sea que me hubiese encontrado, había pasado ya demasiado tiempo después de mi repentino regreso al pasado.

Mi historia siempre fue un revoltijo, y no lo digo como si fuese un acertijo, lo digo más bien como un enredo al que no le encuentras comienzo ni fin, hacia ya unos años desde que deje de pensarla, y es que ella fue parte fundamental en mi historia, ella forjó un antes y un después, unos que marcaba la evolución de uno como persona. Así es como vuelvo al pasado en un viaje redondo, y recuerdo las veces que me reprendía por ser grosera o no comportarme frente a una situación sería.

[Paréntesis: esto no es para contar mi historia, claramente no tiene lógica la cronología en la que estoy contando los hechos, y me refiero al libro y no lo que escribo justo ahora].

Y así había sentido el primer cambio que hubo en mí, es que jamás me había tomado el tiempo para pensar en como yo era con los demás, ella siempre fue sería (al menos para los demás o para mí, no lo sé), había sido fría y tímida al mismo tiempo; yo había sido un poco más allá de eso, a pesar de que tenía un montón de miedos y aunado a que era lo doble de tímida que ella, jamás deje que ambas cosas se apoderarán de mi, jamás había mostrado eso porque sabía que alguien algún día  se aprovecharía de eso.

Por primera o última vez conté el como alguien te puede hacer ver las cosas de otra manera, la tímida y miedosa era yo, solía ser cerrada, solía no ser objetiva, solía odiarme; ahora soy más abierta, menos tímida y miedosa, soy yo quien aconseja a quien me lo pide sin que les diga lo que quieren oír, ya no me odio, y todos estos cambios los di por ella, que me hizo darme cuenta que alguien más la tiene peor que tú o que yo (en este caso), por ejemplo, ella vivía con un padre abusivo y una familia que la menospreciaba, ella seguro la tenía peor que yo.

Justo después de verla llegar llorando al colegio porque su padre había golpeado a su madre y que su hermana había deseado su muerte, yo había dejado mis problemas de lado por ella, ahí es donde creo que me convertí aún más en esa persona que siempre quiso que fuera Verónica (la abuela que nunca tuve), la versión de mi  yo más empática y comprensiva, ahí fue donde también me di cuenta que nunca había sido egoísta, cosa que después me recriminaba ella, puesto que jamás (después de velar por los demás) había tan solo hecho algo por mi, no es como que mi vida fuera un desorden, pero dentro de mi el miedo seguía persistente, después de discutir con ella y con otras amigas por el hecho de que había llorado en el colegio, por primera vez en toda mi vida estudiantil, había algo que  ni ella ni nadie sabía, que hasta ese día y tiempo después tuve que ir revelando.

COBARDE...

No recuerdo que alguna vez la utilice como una palabra descriptiva, la verdad se me hacía solo para aquellos que jamás lo han experimentado, como se dice «que tire la primera piedra aquel que esté libre de pecado» francamente se me hace muy coherente, aunque siento que yo jamás fui cobarde, o posiblemente si, pero sé qué tal vez alguien más, seguro que si lo fue, (y aunque no me guste esa palabra), probablemente era más bien el miedo que tenemos ante ciertas circunstancias más que el ser cobardes, si bien dichas situaciones nos hacen hacer o no algo que modifique el futuro, uno incierto, pero futuro al fin de cuentas.

Un día comenzando las clases (como haría cualquier estudiante en su último año de preparatoria) había descubierto un sentimiento nuevo y antiguo al mismo tiempo, hace mucho que también lo había descubierto pero no a esa intensidad, eso lo hace nuevo y viejo al tiempo. Ella había llegado hasta su butaca en donde tantas veces habiamos reído juntas; ese día sentí un revoltijo en el estómago cuando la vi pasar enfrente de mi, uno como cuando estás demasiado nerviosa. Pasó las primeras clases hasta el momento del descanso, donde siempre nos juntamos para comer, ese día ella decidió irse con un compañero de clase, él era el típico chico rebelde que a todo mundo le respondía mal, y que sobre todo tenía fama de ser un completo patán; me pareció extraño porque siempre nos la pasamos quejando sobre él y como ya nos había colmado la paciencia.

Todo el descanso estuvieron hablando animadamente, mientras que yo y otras amigas nos sentabamos bajo un pino viejo que estaba relativamente lejos de ellos, trate de no sentir lo que se formó en mi garganta y en mi cabeza, pero falle, fue ahí donde había despertado aquel sentimiento que había olvidado en un cajón con llave en mi corazón, me desconecte fuertemente de la realidad, me perdí en mi durante varios minutos tratando de negarme a lo que volvía a sentir.

Después de aquel descubrimiento mi nerviosismo crecía cada vez que ella estaba cerca, cuando nos decíamos cualquier bobería, incluso fue ella quién me inspiró a escribir un montón de relatos e historias, lastima que nunca se las conté, solo se quedaban impregnadas en las páginas de un cuaderno ya algo maltratado.

Pasaron varios meses después de eso y ellos seguían juntos, ahora con un título de por medio, «novios», resonaba constantemente esa palabra en mi cabeza luego de que ella nos diera la "gran noticia", obvio no estuvimos de acuerdo pero lo respetamos y aceptamos que ella estaba con él.

COBARDE...

Sí, si estaba enamorada de ella, sí, si sentía un zoológico dentro de mí cuando ella se acercaba, y sí, si fui cobarde porque jamás se lo dije, porque jamás tuve el valor de decirle o al menos escribir lo que ella me hacía sentir, aún cuando me pedía consejos cuando ella y él peleaban, porque siempre iba a donde yo para poder decirme que es lo que hablaba con él, siempre iba a mí o yo a ella, no sé si lo llego a saber o si lo llego a sospechar, pero yo ya no podía hacer nada, después de todo el tenía más probabilidades que yo para estar con ella, él era un chico y yo una chica, ¿cómo pelear contra lo prejuicios de la gente? A mí me invadió el miedo, la cobardía se unió a ello y me desplomó.

Ojalá algún día de verdad me quite la duda del qué hubiera sido si...  Ojalá algún día la vuelva a ver y le diga todo lo que me guarde, para al menos sacarlo aunque ya no sea correspondido, solo eso espero, porque por ser cobarde la deje ir. Ojalá me recuerde y no se olvide de mi. Ojalá yo si pueda, porque ya no sé cómo escapar de sus recuerdos.

Con cariño, yo.

«CON CARIÑO, YO»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora