Capítulo 16

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—Es alucinante, ¿no, Harry? — comentó Colin cerró tras él la puerta de la mazmorra—¿No te parece? ¿Tú, campeón?
—Sí, realmente alucinante —repuse con pesadumbre— ¿Para qué quieren las fotos, Colin?
—¡Creo que para El Profeta!
—Genial. Justo lo que necesito. Más publicidad.
—¡Buena suerte! —me deseó Colin cuando llegamos.
Era un aula bastante pequeña. Habían retirado hacia el fondo la mayoría de los pupitres para dejar un amplio espacio en el medio, pero habían juntado tres de ellos delante de la pizarra, y los habían cubierto con terciopelo. Detrás de los pupitres habían colocado cinco sillas, y Ludo Bagman se hallaba sentado en una de ellas hablando con una bruja a quien no conocía, que llevaba una túnica de color fucsia. Como de costumbre, Viktor Krum estaba de pie en un rincón, sin hablar con nadie. Cedric y Fleur conversaban y sentí una punzada de celos. Fleur parecía mucho más contenta de lo que la había visto hasta el momento, y repetía su habitual gesto de sacudir la cabeza para que la luz arrancara reflejos a su largo pelo plateado.
Bagman me vio de pronto, se levantó rápidamente y avanzó como a saltos.
—¡Ah, aquí está! ¡El campeón número cuatro! Entra, Harry, entra… No hay de qué preocuparse: no es más que la ceremonia de comprobación de la varita. Los demás miembros del tribunal llegarán enseguida…
—¿Comprobación de la varita? — pregunté
—Tenemos que comprobar que vuestras varitas se hallan en perfectas condiciones, que no dan ningún problema. Como sabes, son las herramientas más importantes con que vais a contar en las pruebas que tenéis por delante —explicó Bagman— El experto está arriba en estos momentos, con Dumbledore. Luego habrá una pequeña sesión fotográfica. Ésta es Rita Skeeter —añadió, señalando con un gesto a la bruja de la túnica de color fucsia—. Va a escribir para El Profeta un pequeño artículo sobre el Torneo.
—A lo mejor no tan pequeño, Ludo —apuntó Rita Skeeter— Bagman, ¿Puedo llevarme a Harry para hacerle una entrevista en privado?
Para suerte mía Albus Dumbledore se apareció y añadió: —No creo que tengamos tiempo para eso.
—Permitidme que os presente al señor Ollivander —dijo Dumbledore, ocupando su sitio en la mesa del tribunal— Se encargará de comprobar vuestras varitas para asegurarse de que se hallan en buenas condiciones antes del Torneo.
Ya conocía al señor Ollivander. Se trataba del mismo fabricante de varitas mágicas al que hacía más de tres años, en el callejón Diagon, le había comprado la varita que aún poseo.
—Mademoiselle Delacour, ¿le importaría a usted venir en primer lugar? —dijo el señor Ollivander, avanzando hacia el espacio vacío que había en medio del aula. Fleur Delacour fue a su encuentro y le entregó su varita. Como si fuera una batuta, el anciano mago la hizo girar entre sus largos dedos, y de ella brotaron unas chispas de color oro y rosa. Luego se la acercó a los ojos y la examinó detenidamente.
—Sí —murmuró—, veinticinco centímetros… rígida… palisandro… y contiene… ¡Dios mío!…
—Un pelo de la cabeza de una veela —dijo Fleur—, una de mis abuelas.
—Sí —confirmó el señor Ollivander —, sí. Nunca he usado pelo de veela. Me parece que da como resultado unas varitas muy temperamentales. Pero a cada uno la suya, y si ésta le viene bien a usted… Pasó los dedos por la varita, según parecía en busca de golpes o arañazos. Luego murmuró:
—¡Orchideous! —Y de la punta de la varita brotó un ramo de flores—. Bien, muy bien, está en perfectas condiciones de uso —declaró, recogiendo las flores y ofreciéndoselas a Fleur junto con la varita—. Señor Diggory, ahora usted.
Me sonrojé recibir la sonrisa que Cedrid me dió, y noté que me estuvo observando desde que llegué.
—¡Ah!, veamos, ésta la hice yo, ¿verdad? —dijo el señor Ollivander con mucho más entusiasmo, cuando Cedric le entregó la suya — Sí, la recuerdo bien. Contiene un solo pelo de la cola de un excelente ejemplar de unicornio macho. Debía de medir diecisiete palmos. Casi me clava el cuerno cuando le corté la cola. Treinta centímetros y medio… madera de fresno… agradablemente flexible. Está en muy buenas condiciones… ¿La trata usted con regularidad?
—Le di brillo anoche —repuso Cedric con una sonrisa.
Miré mi propia varita. Estaba llena de marcas de dedos. Con la tela de la túnica intenté frotarla un poco, con disimulo, pero de la punta saltaron unas chispas doradas. Fleur me quedó mirando con desdén.
El señor Ollivander hizo salir de la varita de Cedric una serie de anillos de humo plateado, se declaró satisfecho y luego dijo: —Señor Krum, si tiene usted la bondad…
Viktor Krum se levantó y avanzó hasta el señor Ollivander desgarbadamente, con la cabeza gacha y un andar torpe. Sacó la varita y se quedó allí con el entrecejo fruncido y las manos en los bolsillos de la túnica.
—Mmm —dijo el señor Ollivander —, ésta es una manufactura Gregorovitch, si no me equivoco. Un excelente fabricante, aunque su estilo no acaba de ser lo que yo… Sí… ¿Madera de carpe y fibra sensible de dragón? —le preguntó a Krum, que asintió con la cabeza— Bastante más gruesa de lo usual… bastante rígida… veintiséis centímetros… ¡Avis!
La varita de carpe produjo un estallido semejante a un disparo, y un montón de pajarillos salieron piando de la punta y se fueron por la ventana abierta hacia la pálida luz del sol.
—Bien —dijo el viejo mago, devolviéndole la varita a Krum— Ahora queda… el señor Potter.
Me levanté y fui hasta el señor Ollivander cruzándome con Krum.
—¡Aaaah, sí! —exclamó el señor Ollivander con ojos brillantes de entusiasmo— Sí, sí, sí. La recuerdo perfectamente.
El anciano mago se pasó mucho más rato examinando mi varita que la de ningún otro. Pero al final hizo manar de ella un chorro de vino y la devolvió, declarando que estaba en perfectas condiciones.
—Gracias a todos —dijo Dumbledore, levantándose— Ya podéis regresar a clase. O tal vez sería más práctico ir directamente a cenar, porque falta poco para que terminen…
Una vez afuera Cedric se acercó para decirme: —¿Te parece si tenemos una cita antes de la primera prueba?
Creo que por poco me brotan corazones de los ojos.
—Si… Me gustaría— es lo único que me sale decir
—Perfecto. Te avisaré los detalles por lechuza— y se marcha dándome un beso muy cerca de los labios.

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Próxima actualización el lunes 27.
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⏰ Última actualización: Apr 23, 2020 ⏰

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