Capítulo 2

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Mire a la chica de pelo castaño que se encontraba frente a mí, la cual me miraba bastante sorprendida con sus ojos marrones

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Mire a la chica de pelo castaño que se encontraba frente a mí, la cual me miraba bastante sorprendida con sus ojos marrones. Esta no era la primera vez que debía cuidar a una hija de alguien que pertenece a la clase alta, por lo tanto, ya me sabia el numerito que iba tras esa cara de sorpresa: Comenzaría a discutirle a sus padres del porque habían traído alguien para protegerla argumentando que ella podía hacerlo sola, luego se marcharía del cuarto azotando la puerta y haría que mi trabajo fuese más complicado de lo que debería ser.

—Mucho gusto. —me miró con una sonrisa. —Mi nombre es Holly Ferrer, espero que nos llevemos bien. —se presentó extendiéndome la mano, sin embargo, no la tome obligándola a retirarla.

—Estaré a tu servicio Holly. —dije seriamente, pero en el fondo me sentía un poco sorprendido por su reacción.

—Holly. ¿Podrías guiar al Agente 0A al cuarto de invitados? —pidió la señora Ferrer de manera muy amable a su hija.

—Por supuesto madre. —contestó acomodándose el sombrero que llevaba puesto. —Sígueme. —me dijo dando la vuelta sobre sus talones.

Caminamos por los pasillos de la casa con la intervención de Holly en algunas secciones para describirme los lugares, era un terreno bastante grande lo cual me daba muchas posibilidades de sacar a la chica en caso de una emergencia.

—Y este es tu cuarto. —habló dándome espacio para permitirme entrar en una habitación bastante simple, pero bien decorada. —Ese de allá es tu baño. —indico señalando una puerta de color blanco que quedaba en la pared a mis espaldas. —Si necesitas agua caliente tienes que encender la caldera, el interruptor está en al lado de aqui. —

—¿Eres buena siguiendo órdenes? —pregunté mirando cada detalle de mi habitación.

—Así es. —contestó.

Me di la vuelta y ella tenía el sombrero entre sus manos, dejando ver un par de orejas de conejo que se movían ligeramente. Eso no fue lo único que pude notar, también logré percatarme de que esta temblando.

—Ya que me cuidaras no creo que deba esconder esto de ti. —afirmó con una pequeña sonrisa.

—De acuerdo. —contesté sin tomarle importancia. —¿Dónde está tu recamara? —

—Justo al lado del tuyo. —contestó haciéndome una seña para que la siguiera.

Llegamos a una habitación con el suelo de madera, bastante iluminada. Había un gran sofá gris con varios cojines morados sobre él, una mesa de centro con los mismos colores y una silla de color verde aqua. También se hallaba un escritorio de cristal algo desordenado con una estantería negra a cada lado. En el fondo del lugar se encontraba la cama, dos revisteros incrustados a la pared y un armario con las puertas de espejo.

Me acerqué a las cortinas que se encontraban detrás del sofá y las moví un poco topándome con unas ventanas deslizantes. Abrí una de ella con el fin de observar mejor lo que había detrás del muro que rodeaba la casa, al final era un terreno baldío bastante extenso con varios árboles y maleza alta.

Un complicado amor entre asesinos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora