Han pasado cuatro meses desde que Holly y yo separamos nuestros caminos, desde entonces, ella no para de dar vueltas por mi cabeza. No importa donde me encuentre o lo que esté haciendo, su bella sonrisa y resonante personalidad siempre están conmigo, a pesar de lo lejos que estamos en estos instantes.
Desde el momento que la rechace comencé a tener sentimientos encontrados con mi decisión, por un lado, me sentía estúpido al alejarla de mi lado, pero a la vez me sentía feliz al haber lo hecho gracias a que ella no está involucrada con un mundo oscuro en el que debes asesinar para sobrevivir. Me gustaba saber que en estos momentos debía encontrarse en su hogar jugando tenis con sus hermanos o yendo con sus padres de aquí para allá, tal vez hasta estuviera en el centro comercial rodeada de un montón de amigos.
Salí de mis pensamientos al escuchar sonar mi celular, miré la pantalla de este percatándome de quien me llamaba era mi superior.
—¿Qué quieres? —pregunté al tomar la llamada.
—Oh vamos. ¿De verdad vas a saludarme así cuando te traigo el trabajo de tu vida? —arquee una ceja un tanto sorprendido por lo que dijo.
—Habla. —
—Digamos que el jefe tiene algo bastante interesante para ti, se trata de una chica que nos está robando la gran mayoría de nuestros contratantes gracias a su forma de actuar. Se dice que no mata a sus objetivos a menos que se completamente necesario, en cambio, de una u otra forma logra convencerlos para que estén a los pies de sus contratistas. —explicó tecleando algo en su computadora. —Por obvias razones debes acabar con ella lo antes posible. Según nos informaron, actualmente vive en Singapur, en un penthouse cerca de la calle . —
—¿Y cómo se ve ella? —pregunté bastante interesado, realmente este trabajo me parecía muy emocionante.
—En cuanto a eso...—susurró quedándose callada durante unos cuantos segundos. —Quiero que recordarte que, sin importar las circunstancias, si rechazas un trabajo del jefe, tú y la victima deben darse por muertos. Dicho esto, te mandare una foto de tu objetivo ahora. — colgó la llamada dejándome bastante intrigado por su advertencia, la cual entendí totalmente al ver a la persona que tenía que matar.
—¡No me jodas! —exclamé molesto antes de soltar un suspiro cargado de frustración.
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Me encontraba en el techo de un edificio apuntando con mi rifle hacia una ventana que daba a la cocina de aquel penthouse, a pesar de lo tarde que era la ciudad aun seguía activa. Esto incluía a mi víctima, quien apareció en mi campo de visión con una gran sonrisa en sus labios, el hecho de que no paraba de moverse de un lado al otro me indicaban que estaba bastante feliz.
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Un complicado amor entre asesinos.
RomansaEn un principio no parecía que tuvieran algo en común, pero con el tiempo, se dieron cuenta que todas las vidas que alguna vez habían arrebatado los unía.