Al terminar de revisar todos los datos que nos serian de ayuda salí de aquella oficina y me dirigí hasta el auto, con varios pensamientos negativos rondando por mi mente. Esto se debía a que ir a la isla en donde habitaba el creador de esos androides era literalmente un suicidio, todo está fuertemente custodiado, y quienes lo hacían estaban armados hasta los dientes, aparte de eso habían varios androides que eran iguales o mejores que nosotros peleando.
Bajo estas condiciones cualquiera diría que lo mejor es dejar las cosas tal y como están, pero tomando en cuenta que solo es cuestión de tiempo para que atrapen a los androides que andan sueltos por la ciudad y descubrieran sus rostros, algo que restringiría la vida de Holly y la mía aún más de lo que ya estaba.
—Esto es complicado. —susurré entrando al auto, en donde fui capturado por la vista curiosa de la pelimorada.
—¿Qué sucede? —preguntó con una pequeña sonrisa observando cada una de mis acciones con mucha atención.
—Es la isla, es un lugar más peligroso de lo que había imaginado. —confesé con seriedad. —Ir allí seria, literalmente, seria nuestro fin. Hay una combinación entre humanos y androides perfectamente capaces de matarnos. —agregué provocando que Holly me mirara sorprendida por algunos segundos.
—¿Acaso tienes miedo? —preguntó con un semblante neutral.
—Yo...Claro que lo tengo, esta será la primera vez en la que no puedo anticipar que sucederá cuando pongamos un pie allí. ¿Qué pasa si te lastiman? O peor. ¿Si mueres? — la mire directo a los ojos notando el pequeño brillo que siempre estaban en ellos. —Pero si ni siquiera hacemos el intento no podremos ni siquiera salir de nuestra casa, y eso no es ni siquiera una vida digna para ti. —solté un suspiro lleno de frustración.
—¡Nunca pensé que la muerte tendría miedo! —exclamó Holly riendo un poco, obligándome a mirarla un poco molesto. —Por favor Cero, eres el asesino perfecto y tienes a tu lado a una chica capaz de controlar casi todo lo que quiera con la mente, un par de asesinos o androides no podrán tocarnos ni un pelo. —me aseguró tomándome de la mano. —En estos momentos somos tú y yo contra el mundo, y estoy segura que mientras estemos luchando me cuidaras la espalda al igual que yo cuidare la tuya. —dijo esto con una gran sonrisa en sus labios.
—Realmente eres grandiosa. —susurré sonriendo un poco antes de acercarme a ella para darle un pequeño beso.
—Ahora vamos a ponerle fin a esta locura. —hablo con seguridad incitándome a poner en marcha el auto.
Luego de unos cuantos minutos nos encontrábamos en el edificio de la agencia, específicamente en la azotea en donde un helicóptero estaba preparado para nosotros. Subimos en él comenzando un viaje de unas cuantas horas hasta llegar a las cercanías de la isla, esto se debía a unos focos gigantes repartidos por la superficie, sabíamos que si nos acercábamos tan solo centímetro más seriamos detectados, por lo tanto, decidimos saltar al agua y nadar hacia allá.
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Un complicado amor entre asesinos.
RomanceEn un principio no parecía que tuvieran algo en común, pero con el tiempo, se dieron cuenta que todas las vidas que alguna vez habían arrebatado los unía.