Tan pronto como llegamos a mi hogar, Cero me ordeno empacar ya que teníamos que alejarnos por varios días de la casa, él estaba más que seguro que ahora seriamos perseguidos sin descanso por órdenes de la doctora Evans.
Cuando terminaba de arreglaba una pequeña maleta metiendo algunas prendas, productos de cuidado personal, mi celular comenzó a sonar, me acerque hasta él percatándome de que mi madre estaba llamándome.
—¡Holly, por el amor a Cristo! ¡Dime que estas bien! —exclamó mi madre al otro lado de la línea, los nervios y la preocupación se notaban en su voz.
—Estoy bien mama. —contesté presionando mi celular entre mi oreja y el hombro para poder terminar de arreglar la maleta.
—¡Gracias al cielo! Acabo de ver las noticias y no sabes lo nerviosa que estoy. —comentó soltando un suspiro. —¿El Agente 0A está contigo? Quiero hablar con él. —termine de arreglar la maleta antes de dirigirme al comedor, en donde el nombrado estaba sentado limpiando sus armas, pero al sentir mi presencia paro para mirarme.
—Es mamá, quiere hablar contigo. —le avisé tendiéndole el celular, él se paró de la mesa y se acercó a mí para tomarlo.
—Diga. —dijo contestando el teléfono, yo me quede allí parada esperando a que terminara. Cero solo me miraba con su típico semblante serio mientras se limitaba a decir "Sí" o "De acuerdo". —No es seguro que vuelvan a su hogar, lo mejor será que se hospeden en un hotel fuera de la ciudad hasta que las cosas se calmen. —sugirió segundos antes de colgar la llamada. —¿Terminaste de empacar? —asentí —Pues ve a buscar tu maleta, nos vamos. —me di la vuelta sobre mis talones para volver a mi habitación.
Bajé la maleta de mi cama, me colgué a los hombros la mochila con la que había ido al centro comercial ya que dentro se encontraba mis cosas primordiales como mi billetera, mi sombrilla, medicamentos, etc. Pero antes de salir del cuarto note que mis orejas iban al aire, por lo tanto, me acerque a mi armario en búsqueda de un sombrero o una gorra, al final cierta fedora negra capto mi atención.
—No por nada es mi sombrero favorito. —susurré poniéndome aquella prenda de vestir, luego me dirigí hasta el garaje en donde Cero estaba metiendo su maleta en el maletero.
—Sube al auto. —ordenó acercándose a mi equipaje para tomarlo.
Lleve mis pasos hasta el interior del vehículo, deje mi mochila en los asientos traseros, me puse el cinturón de seguridad y espere a que mi guardián entrara al auto.
Encendió el motor, acomodo el retrovisor y los espejos, ajusto el aire acondicionado y por ultimo me tendió mi celular. Esto último me sorprendió ya que había olvidado completamente aquel aparato tecnológico que ahora era una parte importante de mi vida.
—Gracias. —susurré tomándolo al mismo tiempo que nos poníamos en marcha. —¿A dónde vamos? —pregunté conectando mi celular con el bluetooth del auto.
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Un complicado amor entre asesinos.
RomanceEn un principio no parecía que tuvieran algo en común, pero con el tiempo, se dieron cuenta que todas las vidas que alguna vez habían arrebatado los unía.