Capítulo Once.

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Estacioné el auto frente al parque de diversiones donde veníamos siempre. Ha estado aquí desde que somos niños, pero lo han remodelado tantas veces que no dejamos de descubrir cosas nuevas y geniales cada vez que venimos.

—¿Funny Moments, el parque de diversiones? —Volteó y me miró con una enorme sonrisa.

—¿Qué lugar mejor para pasarla bien y recordar buenos momentos juntos? —Pregunté respondiendo su pregunta.

—Eres el mejor, ¿lo sabes?

—Ahora lo sé. —Ambos reímos y nos bajamos del auto.

Luego de cerrar su puerta, rodeó el auto y caminó hacia a mí, para, al llegar, enredar su brazo con el mío y caminar juntos hacia la entrada. Tenía la misma sonrisa que de niña, la misma mirada brillante que recorría toda la entrada del parque, la manera de apurarme al caminar para llegar a tiempo y lograr subir a todos lo juegos.

Sí…, esa es mi mejor amiga, la de siempre.

Sonreí tierno cuando soltó mi brazo y corrió hacia la entrada. Dios…, es perfecta. Negué divertido con la cabeza y eché a correr detrás de ella para alcanzarla. Cuando llegué a su lado ya se encontraba comprando dos entradas al enorme parque.

—¡Vamos, Zayn! ¡Tenemos que subirnos a todos! —Exclamó tomando mi mano y tirando de ella.

—No te preocupes, _____, tenemos todo el tiempo que querramos.

—¡Sí! —Dijo feliz, pero aún así apretó mi mano y tiró más. —Pero corre.

—De acuerdo. —Asentí riendo. —Estás loca.

—Así me quieres, adoras, y no podrías vivir sin mí.

—Claro que no podría. —Respondí sonriente viendo cómo comenzaba a correr tirando de mí.

Claro que no podría.

Primero nos subimos a los autos chocadores, la perdí de vista más de diez veces logrando que ella pueda chocarme a mí. Terminé perdiendo, ella me chocó más veces, lo que causó que yo pierda la apuesta y ella pueda elegir el próximo juego. Directo a las pistolas.

Llenábamos la boca del payaso con agua, inflando el globo, reventó primero el mío, dejándome escoger juego. Estuvimos así al menos dos horas, solo hasta que gané el de golpear con el martillo hasta golpear la campana.

—No es justo, tú tienes más fuerza. —Se quejó, frustrada.

—No te enojes, pequeña, es el segundo juego en que gano, me ganaste en los otros veintidós juegos, ten piedad. —Ella rió burlona.

—Es que eres un asco. ¿Cómo pudiste perder veintidós veces?

—Te dejaba ganar. —Mentí mientras tomaba mi premio escogido, un lindo llavero de Nirvana.

—Sé que mientes, solo quieres quedar bien. —Entrecerró sus ojos y me miró fijo.

—Bien, pero evita decirlo en voz alta, no quiero que nadie sepa la verdad.

—Está bien, pero admite que eres una niña perdedora. —Me dijo riendo.

—¡Jamás! Ni siquiera soy mujer.

—Bien, entonces todos se enterarán lo malo que eres en veintidós juegos y que te ganó una chica.

—Aghh…, está bien. —Suspiré. —Me llamo Zayn Malik y soy una niña perdedora.

—¡Sí, eso es, perdedor! —Exclamó contenta señalándome. Reí y bajé su mano.

—Eres mala.

Speak Now  ›z.m‹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora