Nine: Return

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Murdoc compró los boletos de vuelta a Inglaterra una semana después de lo que debió. Russel llamó al hotel, por el número que el bajista dejó anotado en una hoja, en la cocina, el que Noodle usó para dibujar un perro. El baterista marcó, ignorando los trazos de crayón. Estaba muy molesto con sus compañeros, llamó para preguntar cuándo traerían sus traseros de regreso.

2D contestó cuando le avisaron de la recepción que tenían una llamada. Le pasó inmediatamente la bocina a Murdoc, quien estaba al lado, con su brazo alrededor de su cuello. Russel iba a regañar a ese hombre.

Y como si el teléfono escupiera saliva, Niccals lo alejó de su cara y asintió a todo lo que Hobbs dijo. Volvió a darle la bocina a 2D, le dolía la cabeza. El chico acató y precedió a explicarle a Russel la razón de su retraso:

—Lo que pasa es que tuvimos un inconveniente...

No me salgas con tonterías, D'.

¡Gambaru! —exclamó la japonesa en el fondo.

El peliazul habló y fue sincero a pesar de la cara de Murdoc. Se la había pasado ensayando una mentira, para no quedar como un inútil, pero Stu decidió ser honesto. ¡Qué desperdicio!

Dijo que tras escalar la copa de una palmera, para tomar una foto de la playa y el mar desde ahí, cayó a la arena, fue algo grave. Intentó sonar convincente, alegando que debieron ir al hospital. Omitió la parte en la que les dijeron que no era nada muy severo. Les regalaron una bolsa de hielo y pastillas para el dolor.
Pero en el momento, 2D ni siquiera se dio cuenta de que se había subido ahí con tanta prisa. Sólo pasó un minuto desde que el azabache le comentó que le gustaría hacerlo, para guardarlo como un vistoso recuerdo. ¡No creyó que volvería a cometer la misma estupidez de hace unos días!

Y como remate, la cámara sacó una foto del momento exacto en el que cayó, con 2D volteando a ver el resultado de su impulsividad. Tenía su adorado flotador puesto. Eso porque esperaba a que el moreno se le uniera en el agua.

—Sonaba como una buena idea — agregó Murdoc. 2D sonrió ante su terquedad.

Luego de saludar a Noodle, y de que Russel les impusiera que todo eso había sucedido porque la vida quiso regalarle a Murdoc una lección, cortaron el teléfono de una vez.

Stuart esbozó una sonrisa, exponiendo sus dientes, intentando contagiarle el buen humor. Éste gruñó, para desviarle la mirada.

—¿No estás feliz de que mañana nos reencontraremos con ellos, Mudz? —pregunto Pot, acomodándose cuidadosamente en su hombro—. ¡Yo los extraño mucho!

Murdoc se encogió de hombros, provocando que la cabeza de Stuart se tambaleara.

—Sí, supongo que yo también —admitió—. Pero todavía no has empacado. ¿Cuándo piensas hacerlo? Ya es de noche, y salimos temprano.

—Todavía no sé qué llevaré puesto en el avión. ¿Me ayudas a elegir?

—¿Acaso soy tu madre, 2D? Elige por ti mismo. Yo debo hablar con Damon para hablar del disco. Russel no me dijo un carajo, y no pienso volver a llamarlo.

Murdoc tomó el teléfono y le avisó al del mostrador que haría una llamada. Cuando apretó dos teclas, a Stu se le ocurrió una manera de persuadirlo:

—Podría modelarte la ropa para que elijas... —Entonces Niccals dejó su dedo estático, y volteó sonriente hacia su vocalista. La idea le había encantado.

—¡Pues vamos! —exclamó, colgando.

Abandonaron el teléfono y corrieron hasta el ascensor, Murdoc con más prisa que 2D.

❝Jamaica❞ 2doc/StudocDonde viven las historias. Descúbrelo ahora