CAPITULO 1

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NARRA KAREN:

Una tarde oscura y fría, exhalé una bocanada de humo y una fuerte tos se apoderó de mí. Mi pecho me dolía y mis pulmones ardían. La quemadura en la garganta se intensificó y luego la relajación comenzó a filtrarse en mis poros. El espacio lleno de humo nadaba ante mis ojos vidriosos mientras me fundía en el sofá de cuero de Álvaro. El sofá separaba el espacio de la banda del resto de su garaje cutre.

—Amiga, eres una novata —dijo Álvaro mientras le pasaba el porro—. ¿Cuéntame que pasó con Abel? —Le dio una halada al porro. La punta se encendió en un rojo vivo y crujió—. ¿Tan siquiera te dio una mamada o qué? —Su voz era forzada mientras se concentraba por mantener el humo en sus pulmones antes de que finalmente lo soltó y volvió a inhalar.

—No quiero su boca cerca de mi vagina y lo sabes. ¿Viste esa ampolla desagradable que tenía en su labio la semana pasada? Trató, pero se lo aleje.

—No puedo culparte. Necesitas sexo, hermana. Han pasado dos semanas desde EL escape. ¿Cuál era su nombre de nuevo? —Levantó sus piernas y lanzó sus pesadas botas llenas de fango en la mesa de café en frente a su sofá.

—No lo sé. No pregunté. —Me encogí de hombros. Levante una pesa mientras fingía interés en la plática de mi amigo

—Maldita suertuda. Siempre consigues a los que se desaparecen. Yo siempre me quedo con las desesperadas. ¿Recuerdas la semana pasado en la fiesta de juan? Maldición, era buena en la cama, sin embargo. —Tomó un trago de su cerveza y meneó la cabeza por el recuerdo—. En fin, consíguete una verga antes de este fin, no quiero seguir lidiando con tu mal humor. Te concentras mejor en tu rutina cuando no estas toda hormonal.

Me devolvió el porro. El humo llenó mis pulmones mientras lo inhalaba fuertemente mi cuerpo se tensaba, lo mantuve, y luego exhalé, mi cuerpo sintió un alivio al tejar escapar el humo junto con mis pensamientos.

—Sí, pronto amigo.

No estaba tan de ánima. Demasiada mierda me estaba pasando y ya estaba aburrida de los mismos chicos que encontraba en fiestas y bares.

Una vez que el resto de los chicos llegaron allí, prácticamente platicando unas horas antes de que todos se fueran a casa para pasar la noche. Después de lanzar mis pesas en el fondo de mi oxidado carro, tome camino y conduje durante la próxima hora. Mi padre no solía ser muy buena compañía así que esperaba hasta que se desmayase y eso era hasta las once, así que sabía que no debía volver a casa antes de esa hora.

Después de un largo día y una buena cantidad de tiempo esperando que diera la hora, metí mi auto en el patio y apagué el motor. Todas las luces de nuestro remolque individual estaban apagadas, pero pude ver el destello de la TV en la ventana delantera. Quedarse dormido delante de la televisión era cosa de mi padre.

La llovizna salpicó contra mi agrietado parabrisas y corriente de agua de lluvia sucia comenzó a correr por mis ventanas. Mis botas se hundían en la tierra ablandada cuando salí de mi auto, lo que significaba que el patio sería un lodazal en la mañana, que maravilloso día.

Un pequeño perro callejero corrió por debajo del escalón, mientras subía el escalón, el animal siguió corriendo y fue a la pequeña franja del patio delantero y siguió de largo pasando mi auto por debajo del porche. El remolque de papá estaba estacionado en la calzada del lado rocoso y el pobre perro desapareció bajo ella.

Me arrastré hasta los escalones de madera rotos, y metí la llave en el pomo de la puerta. La puerta literal rogaba por aceite, ya que crujió cuando la abrí, trágame tierra, maldije en voz baja. La puerta sería mi muerte un día de estos ya que parecía que le encantaba despertar a mi padre. . El pórtico de madera contrachapada pudriéndose se doblaba bajo mi peso antes de que entrara en el espacio lleno de humo.

Nuestra esperanzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora