Vegetta.
-Guille, ¿podrías dejar de molestar a Kira?
-No.
-¿Por qué siempre haces lo mismo?
-Porque eres fácil de molestar, además no le hago nada malo.
-Que excusa más barata.
-A ella le gusta –me sonrió con orgullo –eres tú el que se pone histérico.
Suspire, había llegado más temprano que David y Alex, y lo único que hizo todo este rato fue jugar con Kira rascándole la panza, escondiéndole sus juguetes, usar su laser para que se suba por todos los muebles y tirara las cosas que se interponían en su camino.
Ahí me encontraba yo, tratando de llevar un orden para que no se volviera todo un desastre, pero a medida que acomodaba las cosas, nuevamente mi gata daba sus grandes saltos por seguir el punto rojo del láser de mi amigo.
-¡¿Pero puedes parar ya?! –la poca paciencia que tenia se esfumo de repente. Guille levantó las manos en señal de inocencia, inevitablemente lo fulminé con la mirada, para luego acercarme y sacarle de sus manos el objeto que tanto odio le había tomado en cuestión de segundos.
Tomé a Kira entre mis brazos, y la llevé a mi cuarto para dejarla ahí, al bajar, mi compañero ya se encontraba sentando en el sillón con la televisión prendida.
-Eres un cascarrabias –comentó sin voltear a verme.
-Sinceramente, no sé de donde saco tanta paciencia –respondí.
-Te vas a morir joven si sigues enojándote así.
-¿Y de quién crees que es la culpa?
-Traje videojuegos para estrenar –me ignoro –y unas películas piratas que baje para ahorrarnos ir al cine –de su mochila sacó todo lo anterior mencionado dejándolo sobre la mesada que estaba en frente de la tele.
Me senté a su lado para arrebatarle de sus manos uno de los juegos, con curiosidad analicé cada detalle para luego mirar el resto. Se veían interesantes y las ganas de querer jugar se hicieron presentes.
-¿A qué hora vienen los demás? –dejé todo en la mesada, voltee y me encontré con su mirada clavada en mí.
-Se supone que dentro de dos horas, por cierto –me senté cruzando las piernas -¿Por qué has venido tan temprano?
-¿Te molesta?
-Sabes bien que no.
-¿Entonces?
-Olvídalo Guille, hoy estas con unas ganas tremendas de molestarme –corte nuestro contacto visual para tomar el control remoto, aburrido buscaba algún canal que pasaran algo para entretenernos.
-Quería estar contigo, últimamente no hemos estado los dos solos –voltee para mirarlo, su mirada estaba dirigida a la ventana de mi hogar. Mi atención se desvió a su cabello gris, lo tenía bastante crecido, hoy no llevaba su gorro verde, así que pude notarlo mejor, le quedaba bastante bien e inevitablemente observe sus ojos verdes, sus pupilas estaban dilatadas, y sus pestañas grises junto al color blanco de su piel le daba un aire de modelo de revista. Este notó mi mirada, a lo que se giró para encontrarse con la mía. Nos quedamos así por un rato.
-¿Qué? –Tenía razón, hace tiempo que no estábamos a solas, no recordaba cuando fue la última vez que me frené para mirarlo con detenimiento -¿Samuel?
-¿Guillermo? –Respondí al mismo tono levantando una ceja, este acto lo confundió, miró mis manos y de un solo movimiento el control remoto ya estaba en su posesión.
-Dejemos este juego, y veamos algo hasta que los otros lleguen.
-Sí, capitán –una leve risa logré escuchar de su parte e inmediatamente sonreí, me levanté para traer unas latas de cerveza con unas papas. No podía negar que el hambre se hacía presente.
…
Kira reposaba en mi regazo mientras mirábamos Los Simpson. Era lo único que transmitían medianamente aceptable, ya era hora de que los demás estuvieran a punto de llegar. Miré a mi compañero y noté que estaba con su celular en la mano. Sin que se diera cuenta, trate de ver que estaba haciendo, pero simplemente estaba viendo la aplicación de Facebook. Hice una mueca silenciosa, yo quería ver una conversación. Mientras lo observaba, nuevamente la vaga idea que tuve antes se me hizo presente.
-Guille –dije para llamar su atención, acaricié el suave pelaje de Kira que ronroneaba gustosa.
-¿Mhm?
-¿Por qué no haces modelaje? –pregunté.
-¿Cómo? –sacó su mirada de la pantalla del teléfono para mirarme serio.
-Dije que, ¿Por qué no haces modelaje?
-¿Yo?-Em no, el otro Guillermo que está detrás de tuya –dije con notable sarcasmo.
-Vale es que… me sorprendió tu pregunta –mantuve el silencio para darle entender que respondiera –nunca lo había pensado, pero no creo que me acepten.
-¿Por qué?
-Porque no tengo un cuerpo para eso.
-¿Y eso como lo sabes? –estaba seguro que sería todo lo contrario.
-Con solo mirarme al espejo me queda claro –bufe molesto.
-No estoy de acuerdo –dije tajante.
-¿Por qué? -¿Acaso no es obvio?
-A ver, chaval… -suspire –tienes rasgos finos, el color de tu pelo es natural y eso es poco común de ver –tome una posición pensativa –eres popular entre las chicas, digo, en el trabajo no dejan de pedir tu numero o ¿me equivoco? –Negaste con la cabeza –tu complexión física es llamativa, yo creo que si le metes al gimnasio, tendrías increíbles resultados. Además tienes buen gusto para combinar las prendas de tu vestimenta –y no mentía, tenía un jean negro, zapatillas del mismo color, una remera blanca y arriba una campera de color verde militar, su pelo un poco ondulado reposando sobre sus hombros, le daba una belleza bastante interesante –tienes la apariencia justa para eso.
No respondiste de inmediato, solo estabas así, mirándome mientras procesabas todo lo que acababa de decir. Sonreí al ver que te habías sonrojado, aunque lo ocultaste inmediatamente.
-¿No vas a decir nada? –insistí, te notaba nervioso, así que aproveche para exigirte que me miraras, una pequeña lucha hiciste para que no me acercara pero fue en vano, ya que tomé entre mis manos ambos lados de tu cara. Me mirabas más rojo que un tomate -¿Ves? No me equivoco –afirme con una gran sonrisa -¿Y? –Justo estaba por decirme algo pero el sonido del timbre de mi hogar nos separó –Te salvaste –le dije antes de incorporarme para ir nuevamente hacia la entrada del departamento.
Detrás estaban David y Alejandro, traían cajas de pizza y dos sixpacks de cerveza. Pasaron sin que les dijera nada, saludando como siempre y dejando cada cosa en su lugar.
Cuando todos estábamos devorando la comida miré de reojo a Guillermo, había hablado bastante poco desde que llegaron los chicos, así que con mi mano libre tomé su mejilla, dándole un pequeño pellizco.
-¡Auch! –Giraste para mirarme –eso duele… -dijiste divertido pero molesto.
-Lo sé… -sonreí, respondió mi gesto por igual y de cierta manera, dejó de estar tan reservado, volviendo a ser el Guillermo de siempre.
🍀
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Anémona
FanficLa leyenda nos sitúa en el jardín de la Ninfa de las flores, llamada Cloris. Céfiro, el espíritu del Viento de Occidente, estaba enamorado de ella y acudía al jardín con frecuencia. Pero la Ninfa, se reía de él. En ese jardín también vivían otras ni...