CAPÍTULO 2

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Mis ojos lo están estudiando de manera minuciosa

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Mis ojos lo están estudiando de manera minuciosa. Tiene una altura que puede perfectamente llegar al metro noventa de un cuerpo tonificado e imponente que él parece usar para aplicar una postura autoritaria, seria y amenazante en su máximo esplendor. Su cabello negro haciendo contraste con su tez blanca, sus ojos verdes que podrían asemejarse a dos esmeraldas increíblemente hermosas, sus rasgos fuertes hechos con tanta perfección en su rostro que podrían mantenerme despierta toda una noche sólo para encontrar una razón a su creación.

Es fuerte, masculino, y su presencia grita "¡peligro!" por todas partes. Pero no puedo dejar de mirarlo. La dureza de su rostro lo vuelve increíblemente atrayente para mis ojos.

Tanta belleza es demasiado para mi sistema y también para mis hormonas tan alteradas que casi puedo sentirlas correr como todas unas locas en mi interior. Tengo a éste hombre tan impresionante frente a mí y simplemente no sé cómo reaccionar. «Di algo idiota» grita la voz en mi cabeza, pero me resulta difícil salir de mi estupor.

Cuando una sonrisa engreída comienza a tirar de sus labios sé que, si he hecho algo al quedarme callada, es alimentar su estúpido ego y su jodida imaginación.

—Pareces inmersa en tu mente, ¿los pensamientos pecaminosos han empezado a atacarte?

Veo como sus manos van a los bolsillos delanteros de sus jeans oscuros mientras se posiciona frente a mí sin importarle la gente que nos rodea.

Cuando Fred solo asiente en su dirección reconociendo su presencia, sé que yo me estoy perdiendo de mucho, que ignoro por completo quien es éste hombre, y porqué toda esta gente parece respetarlo de la misma forma que lo hacen conmigo. Y eso me hace sentir fuera de lugar, porque al parecer todos saben algo que yo no.

Las alarmas en mi cabeza se disparan cuando se hace presente la idea de que él está involucrado en los negocios de Jack. Si mis conjeturas son ciertas tengo que alejarme de él lo más pronto posible.

Aunque analizándolo bien, él no tiene la apariencia de un distribuidor. El encanto y la sonrisa sencilla de quienes venden droga es fácil de reconocer porque a partir de aquellos factores la venta se vuelve más rápida. El hombre frente a mí no es encantador, ni amable y tampoco sonríe por cortesía.

Éste hombre es determinado, amenazante y sonríe como sólo los depredadores saben hacerlo. Sabe que tiene el mundo a sus pies y lo disfruta, porque para el jefe de una banda nada es más sencillo que hacer y deshacer a su antojo.

—Lo siento —respondo en cuanto siento que mi voz vuelve a estar bajo mi control, aunque las palabras salieron un poco atropelladas—. No estaba lista para toparme con un imbécil engreído.

Paso por su lado con toda la intención de poner cuánta distancia me fuese posible entre él y yo; en cuanto doy un paso en dirección a las escaleras que dan a la zona exclusiva siento que mis piernas me pueden fallar en cualquier momento si sus ojos siguen vagando por todo mi cuerpo de forma tan descarada. Me obligo a acelerar mis pasos, pero su presencia detrás de mí parece afectarme.

FUISTE TÚ © [EN PROCESO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora