Receta musical

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Ingredientes:

500g de Harina (que sea normal, no de repostería ni nada de eso)

250g de Mantequilla a temperatura ambiente

150g de Azúcar

8 cucharadas de leche

2 cucharadas de esencia de limón

En un bol, mezclamos la harina y el azúcar. A parte, batiremos un poco la mantequilla hasta que logremos una textura cremosa. Añadir la mantequilla a la mezcla de harina y azúcar de antes. Incorporar la leche y la esencia de limón y amasar todo. Formar una bola con la masa y dejarla reposar 1h aproximadamente en la nevera envuelta en film transparente (en invierno, con media hora suele ser suficiente), estirar la masa con el rodillo de cocina y cortarla según la forma que queramos. Finalmente, y con el horno previamente calentado, hornearemos las galletas durante 15-20 minutos (dependerá del horno) a unos 170ºC.

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Desde el pasillo, Azul escuchaba algo de música llegar desde algún departamento. No era nada extraño pues  cualquiera podría haber decidido bailar un rato o relajarse con música así que se limito a descansar y buscar las llaves del departamento.

-Matt, ya llegue.

-Ah, hola

Matt estaba parado en el medio de la habitación con su mejor cara de poker y las manos tras de sí. A Azul le pareció algo extraño pero pensó que solo quería asustarla así que lo ignoro y se giro hacia la cocina para ir por algo de café. Había sido un día largo en la facultad como para lidiar con el fantasma.

En ello un golpe en la puerta la detuvo. Otros dos más fuerte. Alguien estaba enojado

Azul abrió la puerta aun mirando al fantasma el cual corrió hacia la habitación. Llevaba algo en las manos.

-Hola

-Nada de hola, ¿Dónde está mi guitarra?- dijo el entrando. Era un chico alto, pelo castaño largo y llevaba un abridor en la oreja. Iba vestido con una camisa larga y jeans oscuros. Daba la impresión de ser un rebelde más.

-¿Disculpa?

-Oh, no te hagas la desentendida. Acabo de escuchar mi guitarra aquí- dijo el chico.

Azul lo miro algo perpleja. ¿Quién se creía este que era?

-No lo creo. Acabo de llegar querido

-Pues no soy sordo querida- dijo él en respuesta –Desde hoy temprano que no puedo encontrar mi guitarra y hace solo unos segundos la escuche. Devuélvemela.

-No tengo tu guitarra, pero si la tuviera te la partiría por la cabeza por desubicado ¡No puedes venir a mi casa a decirme ladrona en la cara!- dijo ella furiosa.

El chico abrió los ojos grandes y suavizo un poco su postura –Bueno pues, entonces hablare con el portero.

-Tu ve por ello si –dijo Azul echándolo. El chico se fue de mala gana y ella cerró la puerta tras un portazo.

-¿Matt?

Sin respuesta alguna

-¡¡MATT!!

-¿Qué?- dijo Matt asomándose por la puerta de la habitación poniendo su mejor cara de yo no fui.

-Devuelve la maldita guitarra ahora mismo.

-¿Cómo…?

-Es obvio que fuiste tú idiota. ¿Cómo se te ocurre robar la guitarra nueva del vecino?

-No la robe, lo juro. Solo quería verla un ratito

-¿Y la trajiste aquí?

-Eh sí.

-Sin permiso

-No tenía como pedírselo

-Y no la devolviste

-Eh… no aun

-La robaste

-Creo que si- se encogió de hombros.

-Eres un pésimo fantasma guardián, lejos de ayudarme me metes en mas líos ¿Qué haremos si el portero viene y encuentra  la guitarra?

-Lo asusto

-¿Es tu mejor técnica?

-Soy un fantasma, ¿Qué esperabas?

-Te voy a mandar al otro plano si no solucionas este lio. Te doy un día.

-Bien. En cuanto se vaya le dejare la guitarra.

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Al otro día Azul se encontró con que la guitarra aun seguía en su casa

-¿Aun no la llevaste?

-He tenido un problema

-¿Cuál?

-Los músicos pasan mucho tiempo en su casa al parecer. No puedo meterme con la guitarra si el está allí

-¿No se ha ido en ningún momento?

-Ni ha dormido tampoco. Es un chico muy raro.

-¿Por qué no se la dejas en el pasillo?

-Podría sospechar que luego de que pelearan ayer decidiste darle la guitarra para no tener problemas. Te culparía.

-Bien ¿Alguna idea?

-Necesito que lo distraigas. Aprovechare para meterme por la ventana  y dejarla en su placard.

-Bien. Todo sea por no tener más líos. Se me ocurre algo. Hagamos galletas de paz. Se las llevo con excusa de solucionar nuestras diferencias y listo.

-Bien. Tú has eso y vamos

-Tú debes ayudarme ¿Recuerdas?

-Uf, esta bien. Trae la harina. Sera una tarde larga

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Una guerra de harina después, Azul golpeo la puerta del vecino con unas galletas musicales de paz. O al menos así les había nombrado Matt.

En cuanto el vecino abrió la puerta levanto una ceja interrogante al ver a la vecina

-¿Si?

-Hola. Bueno, yo quería pedir disculpas por ser algo grosera el otro día

-Está bien- dijo intentando cerrar la puerta

-Aguarda- dijo ella interrumpiendo.

Detrás del vecino Matt estaba abriendo la ventana cuidadosamente mientras la guitarra estaba en su otra mano. El abrió sus ojos en desesperación –¡Un rato mas Azul!

-¿Qué?

-Solo quería preguntarte donde tomabas clases de música

-En el instituto de música que está a un par de cuadras. Hoy y ayer no tuve clases por carpeta médica de algunos profesores.

-Por eso no pude entrar- gruño Matt llevando al guitarra a la habitación.

-Cállate

-¿Disculpa? Tú me preguntaste donde estudiaba

-¡Cállate! es un genial lugar quise decir, me encanta ese instituto. Si no hubiese elegido mi carrera hubiera estudiado música.

-¿Sabes algo de música?

-No, pero podría aprender ¿No?

El vecino sonrió divertido. Por su espalda Matt subió un pulgar y se fue cerrando la ventana con cuidado

-Si tú dices. Oye, tengo cosas que hacer. Nos vemos luego vecina.

-Bien. Adiós- dijo Azul huyendo a toda velocidad.

En cuanto llego al departamento Matt ya estaba en el sillón sonriendo -¿Qué te pareció el vecino?

-Un idiota, como mi fantasma.

-Ya decía yo que era buen sujeto.

Recetas del fantasmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora