Puré de papas.

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Ingredientes: 1kg de Papas, manteca 75g, Leche. Sal y Pimienta a gusto.

Limpiar las papas y colocarlas con cascara en una olla con agua hirviendo. Cocinar hasta que se puedan pinchar fácilmente con un tenedor. Retirar las papas, pelarlas en caliente y pisarlas. Agregar la manteca, sal y pimienta. Agregar leche a gusto según la consistencia que se desee ( ½ vaso aprox). Servir :)

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Era el medio día más lluvioso que podría haberse visto. La ciudad entera había sido advertida de la posibilidad de tormenta eléctrica y fuertes vientos. Con motivo de semejante clima, la universidad estaría cerrada en las próximas 48 hs. Eso significaba tener que estar encerrados dentro de las casas. Para Azul, eso significaba tener que encerrarse con Matt.

Ni bien se levanto frunció el seño al ver al fantasma en su sillón ojeando sus libros de la facultad.

–Deberías dejar de hacer corazones a los costados que digan Azul y Gabriel. Me distraen de leer el resto del contenido.

–O deberías no mirar mis cosas. Me distraen de mis razones para no echarte.

–Bien. La tormenta te puso de malas, pero ¡Hey! Tengo noticias

–¿Si? ¿Qué cosa?

–La vecina del 1b viene para acá

–¿Mirta?

–Sip. Estaba con un bebe. Dijo algo de venir a verte.

–¿Un bebe?

El timbre de la puerta interrumpió la conversación. Azul se volteo y fue hacia la puerta en pijamas y pantuflas para encontrarse efectivamente a la vecina.

–Oh, hola Azul.

–Hola Mirta, ¿Cómo está usted?

–Muy bien, muy bien. Estaba haciendo una torta porque mañana es el cumpleaños de mi nieto. Su madre lo dejo conmigo anoche sin saber lo de la tormenta…

O Sabiéndolo muy bien- sonrió Matt.

–Y bueno, mañana vendrá por él. Me preguntaba si podrías cuidarlo por mí mientras cocino. Ya sabes el horno y un niño pequeño es una unión peligrosa.

–No hay ningún problema supongo ¿Cuántos años tiene?

–Solo uno. Es muy chico y está un poco resfriado así que no molestara, lo prometo.

Matt rio detrás. Azul se pregunto que le hacía tanta gracia, pero pensó que sería útil fingir que no lo escuchaba.

–Bien. Solo tráigalo y lo esperare aquí.

 Mirta se fue y a los pocos minutos volvió con el niño en brazos. Este llevaba un pequeño oso de peluche en brazos y un biberón. Resultaba casi angelical

–Bueno, aquí esta Dante.

De repente un estruendo hizo mover todos los vidrios. El cielo se ilumino y los tres saltaron en su lugar. Matt volvió a reír.

Azul tomo a Dante en sus brazos y despidiendo a Mirta quien iría por él en un par de horas cerró la puerta.

¿Qué tan difícil podía ser?

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–¡Quiero galletas!

–Aquí no las hay. ¿No prefieres algo más sano?

–Entonces leche.

–Matt ve por leche al supermercado.

–¿Cuándo viste a un fantasma ir por las compras?

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