🏹 | Atenea Sageness, conocida
por su destreza en Idris, acaba
por azares de la vida en el Instituto
de Nueva York. Dónde no solo
conocerá a promesas de La Clave,
como Alexander Lightwood,
también se verá envuelta de
problemas y rodeada de cao...
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•──•──•──•✦•──•──•──• VAYA MIERDA DE PLAN. •──•──•──•✦•──•──•──•
Después de unas cuantas quejas de Izzy, la zanahoria pareció iluminarse mientras Atenea iba al baño a mear dado que su parabatai la interrumpió para que se diese prisa. Esta refunfuñó y en cuanto salió vio que solo estaba Alec esperándola con el ceño fruncido.
—¿Se han ido? —cuestionó ofendida la morena, Alec asintió un tanto divertido—. ¿Qué ha pasado con Clarissa? ¿Qué ha descubierto?
—Sabe dónde está la copa.
—Ah, bueno... ¿Cómo? —estaba sorprendida—. ¿Tú de verdad no crees que es un alíen?
—Yo sospecho más de Simon, ¿vamos?
Atenea asintió, por suerte Alec ya llevaba su carcaj y sus flechas encima. Salieron del departamento de Magnus y Alec le contó que al parecer Clary había descubierto dónde estaba la copa. Izzy dijo que tenía que ir al instituto un momento y que si necesitaban ayuda, que la pidieran. Al llegar a la comisaría los vieron apoyado en un coche de la policía viendo como unos hombres se llevaban a Luke. Con rapidez se acercaron a ellos.
—¿Cuál es el plan? —preguntó Alec mientras elevaba una ceja.
—Yo tengo uno, pero no os va a gustar —dijo la pelirroja un poco cohibida.
Atenea rodó los ojos mientras que Jace solo asintió y la miró esperando sus indicaciones.
—Solo debéis seguirme la corriente.
—¿Los cuatro? —cuestionó la morena con molestia.
—Sí.
—Esto ni de coña va a salir bien —se quejó la morena.
Entraron en la comisaría, Jace miró a su parabatai un tanto indeciso. Por como Clary había dicho lo de que tenía un plan le daba mala espina.
—¿Cómo os atrevéis a venir? —preguntó llamando la atención de los guardias, Atenea elevó una ceja—. ¡Eres de lo peor! —le gritó a Jace dándole una bofetada—. ¿Y tú? ¡Eres como ella, confiaba en ti! —le gritó a Alec dándole otra bofetada—. ¿Cómo has podido permitir que tu hermana...? —la pelirroja soltó un gruñido—. Y de ti mejor, no hablemos. Eres una zorra —la iba a golpear, pero Atenea esquivó el golpe y miró a la pelirroja lo peor que podía.
—Ya te ha dicho que no ha pasado nada —dijo Alec con molestia antes de que la pelirroja tratase de golpear a la morena de nuevo.
